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La Constitución cumple 45 años atrapada en el corsé del 78 y sin visos de reforma

La Carta Magna, que requiere mayorías muy extensas para su reforma, solo ha sufrido dos cambios desde su nacimiento (uno en 1992 y otro en 2011), mientras la política de bloques extrema su rigidez.

Sánchez Feijóo
Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, los dos políticos que tendrían que ponerse de acuerdo para reformar la Constitución, durante la investidura del socialista. E. Parra. POOL / Europa press

167 y 168. Son los dos artículos de la Constitución Española que regulan los mecanismos para su propia reforma. Ahí está todo. Este 6 de diciembre, la Carta Magna cumple 45 años y, en todo este tiempo, solo se ha modificado dos veces.

El texto constitucional español es uno de los más rígidos de la Unión Europea. "Fue voluntad de quienes la redactaron y la votaron", desliza el magistrado Edmundo Rodríguez Achútegui, integrante del Secretariado de Jueces y Juezas por la Democracia. Sin lugar a dudas, para reformar la Constitución se precisa de un gran ejercicio de voluntad política. "Hoy, no se quiere mandar ese mensaje", resume el sociólogo y profesor Luis Miller.

Si hay que empezar por el principio, hay que irse al año 1978. España salía de una dictadura y los denominados padres de la Constitución redactaron un texto que asegurara la estabilidad en un momento en que el país encaraba la senda que iba a llevarle hacia un futuro democrático después de 40 años de oscuridad.

"Es una Constitución que, en un marco amplio y flexible, permite operar en función de las decisiones electorales del pueblo, que solo excluye las opciones violentas y que tiende a asegurar la estabilidad política". Adolfo Suárez pronunció estas palabras, el 31 de octubre de 1978, en la sesión plenaria en que se aprobó el texto constitucional. Unas semanas más tarde, el 6 de diciembre del mismo año, los ciudadanos apoyaron la Constitución en un referéndum.

No obstante, y tomando las palabras del expresidente Suárez, los expertos consultados coinciden en que ese "asegurar la estabilidad" se tradujo en una rigidez que encorseta sobremanera la Carta Magna. Mucho más que a otros países como Alemania, que han reformado su constitución hasta 70 veces en lo que lleva de vida.

"En España", concreta la profesora de Derecho Constitucional de la Universidad de Comillas ICADE Naiara Arriola, "los procedimientos de reforma que se aprobaron en el 78 son muy exigentes en cuanto a mayorías". El artículo 167 de la Constitución es el que contempla el mecanismo más laxo para la reforma y, con todo y con eso, exige mayorías de tres quintos en ambas Cámaras.

El 168, que rige para las reformas de más calado, exige mayorías de dos tercios en las dos Cámaras, disolución de las Cortes, convocatoria electoral, nueva mayoría en ambas Cámaras con los nuevos diputados y, por último, un referéndum para que la ciudadanía refrende lo votado. Tarea prácticamente imposible en los tiempos que corren.

O, cuando menos, muy difícil. "Tanto la reforma de 1992, cuando se incluyó en la Constitución el derecho de sufragio de los extranjeros de la Unión Europea en las elecciones municipales españolas; como la de 2011, cuando se añadió un límite de déficit público y de deuda, se hicieron por la vía del 167", amplía la profesora Arriola. Nunca, por tanto, se ha recurrido al 168, previsto para asuntos más estructurales.

El Estado avanza y la Constitución no

"Los textos constitucionales, por definición, tienen dos características", continúa Arriola. "Una, que tengan un lenguaje abierto para que quepan las distintas opciones políticas que vayan apareciendo y, dos, que tengan un tribunal que los interprete". La Constitución Española respeta esos dos parámetros, "pero también tienen que poder reformarse", completa la profesora. 

Y en el caso español es difícil. Tanto Rodróguez Achútegui como Arriola coinciden en que puede ser perjudicial para un estado que su Constitución sea demasiado rígida. El Estado avanza en múltiples aspectos y, si la Carta Magna no es lo suficientemente flexible, corre el riesgo de quedarse atrás

Voluntad de grandes acuerdos (o la ausencia de ella)

"Ojo, reformarse se puede", puntualiza Rodríguez Achútegui, "lo que pasa es que hacen faltas grandes acuerdos". Grandes acuerdos. El sociólogo Luis Miller, autor del libro Polarizados: la política que nos divide (Deusto, 2023), en conversación con Público, incide precisamente en eso: "Ahora mismo, los partidos funcionan en una dinámica de bloques. Las políticas que acuerdan suelen estar destinadas a generar consenso dentro del bloque y, si es posible, división en el bloque contrario".

Parece casi imposible, por tanto, que con el actual clima político, que enfrenta a los bloques de izquierda y derecha, se lograra alguna de las mayorías necesarias para reformar el texto constitucional. "Dudo mucho", completa Miller, "que ninguno de los dos bloques quisiera enviar un mensaje de harmonía entre bloques". Según el investigador, no se trata tanto de distancia ideológica en algunos temas concretos, como de una cuestión estratégica enmarcada en la campaña electoral permanente que se ha impuesto en los últimos años en la política.

Descentralización del sistema o la palabra "disminuidos"

Y con todo, a pesar de lo lejos que quedan aquellas reformas de 1992 y 2011, muchos partidos llevan a sus programas electorales, elección tras elección, cambios en la Carta Magna. Los últimos comicios generales, celebrados el 23 de julio de 2023, no fueron menos.

El PSOE prometió "blindar el poder adquisitivo de las pensiones con un cambio constitucional" o "constitucionalizar los avances" en la descentralización del sistema. Eso, además de reformar el artículo 49 para "reforzar la protección y promoción de los derechos de las personas con discapacidad en España" y terminar con la terminología que no respeta su dignidad. En ese punto coinciden con el Partido Popular, que aseguró, en su programa, que retiraría el término "disminuidos" de la Constitución. ¿Habrá acuerdo para acometer esa reforma en la que, aparentemente, PP y PSOE opinan igual?

Sumar también enumera, en su texto programático, varias modificaciones. Las de más calado tienen que ver con "una reforma constitucional que garantice sólidamente los derechos sociales y, en concreto, que blinde el derecho a la Seguridad Social". También apunta, como PP y PSOE, a la modificación del artículo 49.

La Constitucion cumple 45 años y lo hace casi cambios. Solo dos. Su homóloga francesa ha sido modificada más de veinte veces; la alemana, unas setenta; la italiana casi llega a la quincena y la belga supera la treintena. Los expertos consultados coinciden en que hacen falta cambios y los partidos, en su mayoría, también. ¿Y la tercera pata? ¿Y los ciudadanos? A juzgar por el barómetro que elabora 40dB para El País y la Cadena SER, también. Hasta dos tercios de la población abogan por introducir cambios en la Carta Magna.

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