"Somos el testimonio de que vivimos en carne propia la práctica de la tortura", con estas duras palabras Ixione Fernández ha pedido el reconocimiento para las personas torturadas en Euskadi por los cuerpos de seguridad del Estado durante las últimas décadas. Alrededor de 500 personas se han reunido este sábado en la Plaza Zarategi de Intxaurrondo (Donostia) para pedir la reparación de las más de 5.000 víctimas documentadas desde 1960 en adelante.

En 2016, el Instituto Vasco de Criminología presentó un informe en el que aseguraba "bajo ninguna duda" que 5.379 personas habían sido torturadas en Euskadi. De media esto supone unas 100 personas torturadas al año. Dicho estudio fue respaldado por autoridades de las Naciones Unidas y, recientemente, también fue presentado en Navarra. "Lo que debía ser el principio, parece que es el fin", ha alertado Ander Iriarte, uno de los responsables de organizar la concentración.

Todos los manifestantes han portado carpetas azules como símbolo del proceso de documentación y guardado de todos estos casos de tortura. "Cada carpeta supone un caso, una persona en este proceso", ha remarcado Iriarte. En esta misma línea, Fernández ha apuntado: "No solo es una cifra. Hay personas con nombres y apellidos. Es una realidad que se trata de ocultar".

"El informe de 2016 se ha quedado guardado en un cajón. Esto debe tener una continuidad", ha reivindicado Iriarte. Las personas implicadas piden ahora que estos "escalofriantes" datos sirvan como "punto de partida" para la reparación y el reconocimiento de las víctimas. "Decimos la verdad, no es un discurso inventado", ha lamentado Fernández, quien ha recalcado la necesidad de asistir a los afectados que todavía arrastran las "secuelas psicológicas y físicas".

Iriarte, cuyo padre fue torturado por los cuerpos policiales, ha destacado la importancia de reunirse este sábado en Intxaurrondo. La comisaría de este barrio donostiarra se convirtió en uno de los "centros más duros" de Europa. "La tortura ha sido sistemática en Euskadi", ha recordado Fernández, ya que ha tenido lugar en "diferentes contextos políticos, con diferentes siglas de partidos".

Los manifestantes se han apoyado en el Estatuto de Roma para recalcar que los organismos estatales habrían cometido crímenes de lesa humanidad. Iriarte, además, ha puesto el énfasis en el problema que esto supone para el Estado de Derecho. "Todos los testimonios se sacaron bajo tortura", según ha señalado este manifestante, por lo que las declaraciones que llevaron a estas personas a la cárcel no tendrían ninguna validez legal.

La tortura continúa vigente —defiende Fernández— al no darse una depuración dentro de los cuerpos de seguridad, tanto en la Policía Nacional y Guardia Civil, como en la Ertzaintza. Iriarte tiene como objetivo que esta concentración de paso a una organización de derechos civiles. "De cara la sociedad vasca, esto debe servir para retomar el camino de la convivencia", ha sentenciado la activista.

Carpetas azules (2002) es un documental dirigido por el propio Iriarte en el que recogen la historia de este proceso de documentación. La película cuenta el testimonio no solo de los torturados sino también de los científicos y expertos que se encargaron de recabar las pruebas. Aunque estuviese en fase de desarrollo, la cinta ya fue premiada en la pasada edición del Festival de San Sebastián al Mejor proyecto documental. El político de EH Bildu, Oskar Matute, ha señalado que el film muestra "la historia de una verdad dolorosa, incómoda y premeditadamente silenciada."