Este artículo se publicó hace 8 años.
Una campaña para cambiar el Gobierno y renovar la izquierda
Unidos Podemos busca relevar al PP en la Moncloa con el apoyo de un PSOE en tercera posición tras el 26-J, pero también erigirse como la única alternativa política desde la "nueva" socialdemocracia hasta la izquierda más tradicional.
-Actualizado a
MADRID.- En el parque de la Cornisa, en Las Vistillas de Madrid, arranca esta medianoche de 9 a 10 de junio la campaña electoral de Unidos Podemos, con el candidato a la Presidencia del Gobierno de la coalición Podemos-IU, Pablo Iglesias, y el líder de Izquierda Unida, Alberto Garzón, número cinco de la lista de Madrid de Unidos Podemos.
En este sprint final hasta las elecciones generales del 26-J, Unidos Podemos se ha revelado como la principal novedad y la incógnita más importante del complejo panorama político español. ¿Logrará Unidos Podemos, como auguran todas las encuestas, superar los resultados de Podemos más IU del 20 de diciembre? ¿Conseguirá la coalición superar al PSOE en votos y escaños? ¿Cuántos votos le separarían del PP, en este caso? ¿Ganaría Iglesias a Mariano Rajoy?
Pablo Iglesias y su equipo de campaña, encabezado por un Íñigo Errejón que se repartirá el protagonismo con el candidato en los actos electorales, están convencidos de que, tras el 26-J, habrá posibilidad de convertir a Rajoy en el presidente más breve desde Leopoldo Calvo-Sotelo, apartándolo de La Moncloa tras sólo una legislatura en el poder; y con mayoría absoluta.
Con idéntica convicción, sin embargo, creen que necesitarán al PSOE sí o sí para gobernar. y, en este caso, la presencia de Pedro Sánchez como secretario general sería una firme aliada frente al otro PSOE, que representa la presidenta andaluza, Susana Díaz, y que se opondría casi con toda probabilidad a facilitar un Ejecutivo de Podemos, que incluye un referéndum en Catalunya entre sus planes de gobierno.
Sánchez ya anunció -y lo hizo ante Díaz- que, tras las elecciones, preguntará a la militancia qué pacto quieren y hará lo que ésta le diga frente a un Comité Federal que ya se mostró contrario a la alianza con Iglesias, aunque es difícil imaginar ahora al órgano socialista negando la mayor a sus bases. El órdago interno de Sánchez, sin embargo, podría estar condicionado a los resultados que obtenga el 26-J, ya que si el temido sorpasso de Unidos Podemos al PSOE se consolida -sea en votos o en escaños-, el candidato socialista actual podría no disponer siquiera de la posibilidad de plantear esa consulta si es invitado a marcharse, como apuntan en su propio partido.
El candidato a la Presidencia del Gobierno de Unidos Podemos y líder de la formación morada ha jugado estos meses unas cartas ideológicas no suficientemente entendidas entre sus socios de IU y algunos de sus compañeros de partido. Iglesias ha pasado de abrazarse a Alberto Garzón y su comunismo confeso a presentarse como un líder de la "nueva" socialdemocracia [lo hacía, sin ir más lejos, ayer en Público], algo insoportable para un PSOE "desmotivado", según Sánchez, y con el que busca un acuerdo poselectoral.
Con una victoria parlamentaria el 26-J, haciéndose con la Presidencia del Gobierno, Iglesias habría logrado no sólo echar al PP del poder, sino garantizarse el camino hacia un objetivo menos coyuntural aunque igual de decisivo para el futuro de España: constatar que Podemos e IU funcionan mejor juntos, que una nueva política de partido es posible confluyendo y que la nueva izquierda va camino de tomar otro sentido y, probablemente, otro nombre tras romper la barrera psicológica de la división permanente.
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