Este artículo se publicó hace 7 años.
AnálisisNuevo patinazo en el Congreso en torno a los hackers rusos: "Esto es una guerra"
Las palabras del senador del PP Luis Aznar explicitan los problemas de muchos participantes de la comisión de Seguridad Nacional para diferenciar entre "ciberguerra" y "desinformación". A pesar de los avisos de los expertos, PP y C's, con la complicidad del PSOE, proponen medidas que atentarían contra el derecho a la libertad de expresión.
Madrid--Actualizado a
"Esto lo que es, y no habría que tener temor a decirlo, es una guerra. Estamos asistiendo a una guerra". Son palabras del senador del PP Luis Aznar, portavoz este jueves en la comisión de Seguridad Nacional, y llegan para dejar claro lo que se está fraguando en el Congreso alrededor de la teoría de los hackers rusos en Catalunya: crear un nuevo enemigo, alinear a la sociedad contra él y torpedear el debate público generando un contexto de "conmigo o contra mí" (con España o contra ella).
La aseveración de Aznar también ha explicitado los (graves) problemas de prácticamente todos los participantes de esta comisión para diferenciar los conceptos de "ciberguerra" y "desinformación". El primero es intencionado, una ofensiva con ataques dirigidos a tumbar infraestructuras estratégicas o robar información. España tiene desarrolladas sus defensas para protegerse de estos ataques en el ciberespacio, y la mejor prueba de ello son los datos que el responsable del Centro Criptológico, dependiente del CNI, ofreció en una de las primeras sesiones de esta comisión: durante la "crisis" catalana se registraron 70 ataques a webs institucionales de los que solo dos revistieron cierta gravedad e intentaron robar información, sin éxito. El CNI no tiene constancia de que el Gobierno ruso o cualquier otro tuviera relación alguna con ellos.
Los diputados siguen interpretando la existencia de 'fake news' como un acto de ciberguerra
El segundo, cuya unidad de medida principal (pero no única) son las fake news o noticias falsas, puede tener infinitos propósitos, puede estar dirigido por un tercero o no y, según las campañas que sí han sido documentadas, busca la polarización de la sociedad, no orientar la opinión pública hacia un punto concreto. La unidad de la UE que analiza a los medios de comunicación rusos tampoco tiene constancia de la existencia de una campaña de fake news sobre España o Catalunya por parte de los medios rusos.
Tratar la desinformación en un debate sobre "seguridad nacional", cuando se trate de acciones aisladas sin conexión con una estrategia demostrable de ciberataques, supone un riesgo del que han alertado diferentes organismos de la ONU que velan por la libertad de expresión y de prensa. Lo ha recordado este miércoles la Plataforma de Defensa de la Libertad de Información (PDLI), que ha impulsado un manifiesto criticando que el miedo a las fake news se utilice para imponer un control político de los medios de comunicación.
Conscientemente o no, el PP, el PSOE y Ciudadanos se muestran interesados en mezclar ambos conceptos en una coctelera. Tanto el PP como C's - con la complicidad del PSOE, que a través de Antonio Hernando ha agitado el avispero ruso- proponen soluciones que, según todos los expertos, atentarían contra el derecho a la libertad de expresión. El último en pronunciarse en este sentido ha sido Janis Sarts, director del Centro de Excelencia de Comunicaciones Estratégicas de la OTAN que analiza la desinformación rusa, que ha tenido que avisar en varias ocasiones a los diputados de la amenaza de las soluciones que están proponiendo para hacer frente a la presunta injerencia rusa en la comisión de Seguridad Nacional.
Los hackers patriotas y los "medios razonables"
Una de esas ideas ha salido del propio Aznar, que ha consultado con Sarts la ocurrencia que ya han dejado caer otros representantes del PP: crear una milicia de hackers patriotas que pueda activarse cuando se detecte una presunta campaña de injerencia o desinformación. Aznar no ha explicado bajo el mando de qué organismo estaría esta brigada extraoficial, ni exactamente cómo, cuándo o contra qué actuaría, solo que la formarían "reservistas" y sería una "colaboración de la población civil".
"Quien se enfrente a las noticias falsas tiene que tener credibilidad", ha afirmado el experto de la OTAN, preguntado sobre si debe ser el Gobierno el que ejerza ese papel
Sarts ha descartado que sea el gobierno el que deba coordinar una iniciativa de ese estilo, ya que ésta, de darse, "debería ser un movimiento social": "Debería haber algún tipo de barrera, de tal forma que no se asocie con el gobierno. El activo más importante es la credibilidad, pero también es uno de los más escasos: quien se enfrente a esto tiene que tener credibilidad para hacer oír su voz y ser escuchado, porque hay muchos actores que no tienen esa credibilidad en la sociedad".
Pero Aznar no se ha quedado ahí: "Hay que trabajar con los medios de comunicación, fomentar la investigación seria y razonable de los medios de comunicación más competentes", ha lanzado. Cabe preguntarse qué medios considerará el conservador "más competentes", si son los que dieron pábulo a que la Gürtel "era una trama contra el PP" y no "una actividad duradera de una organización con un mecanismo para obtener fondos públicos a cambio de sobornos", como defendió la fiscal del caso; los medios que fomentaron la teoría de la conspiración del 11-M; o los que están asegurando la existencia de este ejército de hackers mandado por Vladimir Putin, sin pruebas.
"¿Quién establece la línea de lo que es periodismo responsable? ¿Eduardo Inda?", ha contestado Félix Cantorné, de Unidos Podemos, quizá ironizando sobre la convocatoria de Inda como experto en la comisión del Senado que investiga la financiación de los partidos políticos, en la que solo participa el PP. Aznar es uno de los impulsores de esa comisión, a la que Inda se presentó con un mapa de España como única prueba de la financiación irregular de Podemos. "Hay algunos que tienen una tendencia muy clara de cortar la libertad de expresión y que esté directamente controlada por el poder", ha dicho Cantorné, apostando por "potenciar el periodismo" como solución a las noticias falsas.
La hipocresía de Ciudadanos y las noticias falsas
El portavoz de Ciudadanos en la comisión, Luis Miguel Salvador, que en una sesión anterior abogó por "tomar medidas para que los malos no puedan generar problemas a la gente normal", ha profundizado este jueves en esas propuestas. Salvador apuesta por "medidas gubernamentales para corregir este tipo de campañas": "Tendría que existir algún tipo de publicación oficial que desmienta los bulos", ha opinado. Además, se ha mostrado partidario de "hacer cambios importantes en la legislación" para, entre otras cosas, imponer "una serie de penas muy importantes para los que estén participando en ese fenómeno".
"Es inaceptable que se pretenda señalar a los medios que ellos entienden que están vulnerando la realidad", defendía C's sobre la web para anti-bulos de Carmena
Las iniciativas del portavoz de Ciudadanos contrastan con la posición de su partido cuando ha sido un rival político el que ha propuesto una estrategia similar. Hace no mucho era "inaceptable" que una institución política "pretenda señalar a los medios que ellos entienden que están vulnerando la realidad", denunció Begoña Villacís, líder naranja en Madrid, cuando el Ayuntamiento dirigido por Manuela Carmena abrió un portal público para desmentir algunas de las publicaciones de medios de comunicación, mucho más cercanos y accesibles para los ciudadanos españoles que los rusos.
Como con Aznar, Sarts ha tenido que volver a frenar las ansias de los diputados conservadores de controlar a la prensa. "Es muy peliagudo que sea siempre el Gobierno el que tenga que decir si algo es verdad o no es verdad. Tendría que ser alguien delegado por la sociedad, alguien absolutamente independiente el que tendría que hacer esto", ha argumentado el director del centro de la OTAN, que ha llamado a "ser muy prudentes" en lo que respecta a la legislación: "Lo que estamos intentando es encontrar un equilibrio muy delicado entre, por una parte garantizar la libertad de expresión, y por otra intentar que la desinformación no influya en la opinión pública".
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