MADRID.- Pedro Sánchez superó el órdago a la grande, decidido en el último momento, de convocar una consulta a la militancia socialista para que ratificara su acuerdo de Gobierno con Ciudadanos, un partido al que toda la campaña tildó de ser de derechas, al conseguir un respaldo amplio entre las bases del partido al pacto.

Aunque habrá lectura para todos los gustos sobre el resultado, lo cierto es que votaron más de la mitad de los afiliados del PSOE, un 52% y, de los que se acercaron a las urnas, casi el 80% votó afirmativamente a la propuesta del secretario general socialista.

Fueron catorce puntos menos en participación que en las primarias para la elección del líder socialista hace casi dos años, una elección mucho más intensa y comprometida internamente que la actual.

El PSOE insiste que era muy difícil una participación más alta por la premura con la que se ha convocado el proceso y otros factores adversos, incluido el meteorológico, pero creen que la militancia ha respondido positivamente.

Además, fuentes de la dirección del partido apuntan que son mejores datos de los conseguidos en las consultas de Podemos, “con mucho mayor rigor y organización del proceso”, aseguraron.

No obstante, no faltan voces internas que consideran que aunque Sánchez puede haber superado el envite, no se puede considerar que haya ratificado su liderazgo interno con tan baja participación, pero admiten que el mandato de la militancia a favor del pacto es muy claro.

En Ferraz, por el contrario, se cree que Sánchez sale reforzado con este resultado, que muestra su compromiso con dar la voz a la militancia, y un apoyo a su línea política que califican de “muy significativo”.

La apuesta por el “sí” al acuerdo por parte de la militancia no es vinculante, y deberá ser ratificada el próximo lunes por el Comité Federal del PSOE, sólo 24 horas antes de que Pedro Sánchez se suba a la tribuna del Congreso para afrontar su investidura. Todo apunta que el máximo órgano entre congresos, con este resultado, respaldará el acuerdo con el partido de Albert Rivera prácticamente por unanimidad.

Ahora a Sánchez le queda el envite más difícil y, seguramente, imposible; de superar una investidura en la que sigue sin contar con los apoyos necesarios.