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Los 15 sitios de Madrid que pueden ser declarados 'Lugares de Memoria Histórica' por el Ayuntamiento
El Comisionado de la Memoria Histórica ha elaborado una propuesta de 'Lugares de Memoria' que será discutida en el Pleno del Consistorio. Además, propone que el Arco de la Victoria pase a llamarse Arco de la Memoria.
-Actualizado a
MADRID- El Comisionado de la Memoria Histórica, creado por el Ayuntamiento de Madrid, ha propuesto al Consistorio que 15 lugares de la capital sean declarados 'Lugares de Memoria de Histórica'. Con la creación de este catálogo el Comisionado señala que pretende "subrayar aquellos símbolos relacionados con la tolerancia, la libertad, la democracia, la cultura o cualquier otro valor de similar naturaleza, en tiempos de violencia o barbarie".
Asimismo, el Comisionado ha propuesto que el emblemático Arco de la Victoria, situado en Moncloa, pase a conocerse como el Arco de la Memoria y ha anunciado que se colocarán, en breve, unas esculturas tanto en el jardín de las Brigadas Internacionales como el jardín de La Nueve, la compañía del ejército francés compuesta casi en su totalidad por republicanos españoles y que fue el primer destacamento militar aliado que entró en París, el 24 de agosto de 1944.
Los sitios propuestos por el Comisionado para ser incluido en esta primera relación son los siguientes:
Edificada por el régimen franquista para cubrir las necesidades penitenciarias de Madrid. Las obras empezaron el 20 de abril de 1940. Fueron llevadas a cabo por unos 1.000 presos políticos sometidos a trabajos forzados. Por este centro penitenciario pasaron muchos personajes relevantes, como fue el caso de los sindicalistas sometidos al proceso 1001 y tres de los últimos fusilados por el régimen del general Francisco Franco. La cárcel cerró sus puertas en 1998. El Comisionado propone la colocación de algún elemento suficientemente visible que permita dar a conocer la existencia en aquel lugar del centro penitenciario, su historia, algunos testimonios de los que allí sufrieron condena y movimientos populares surgidos en torno al penal.
En la calle del Marqués de Mondéjar, muy cerca de la plaza de toros de las Ventas. El edificio se construyó durante la Segunda República. En los primeros meses de la Guerra Civil, el centro fue destinado a hombres y de allí sacaron a un grupo de 200 presos que fueron conducidos, al igual que de otras cárceles madrileñas, a Paracuellos del Jarama, donde fueron asesinados. Posteriormente fue destinado a mujeres en exclusividad. Con el franquismo, se multiplicó por tres la capacidad de presas del recinto. Las prisioneras eran, fundamentalmente, políticas, acusadas de colaborar con la República y conspirar contra el régimen franquista.
En este caso se propone colocar algún signo visible del emplazamiento donde estuvo esta cárcel y permitir que sea un lugar de recuerdo. Existe en marcha ya un proyecto de intervención memorialística promovido por distintas asociaciones del barrio y que cuenta con el apoyo de la Junta de Distrito. El Comisionado respalda este proyecto y sugiere que una de las figuras presentes en el conjunto escultórico que se pretende colocar en el parque encarne y remita al período de la Guerra Civil en el que esa cárcel sirvió de prisión a un gran número de personas, algunas de las cuales fueron sacadas de ella para ser fusiladas.
Está situado frente a la antigua cárcel de Porlier. Cuando fue habilitado como cárcel franquista se trataba de un convento de monjas. Estaba situada en la C/de Torrijos, hoy C/ del Conde de Peñalver, 53, en el distrito de Salamanca. En la actualidad, el edificio es utilizado como residencia de mayores por la Fundación Dª Fausta Elorz.
En su fachada hay una placa que recuerda que en este lugar el poeta Miguel Hernández escribió La nana de la cebolla. Paradójicamente, en la placa no se hace mención alguna a que el edificio se trataba de una cárcel y que Miguel Hernández estaba preso en ella. “Leyendo la placa puede parecer que Hernández estuviera en un balneario de vacaciones. Es una prueba del intento de pasar un manto de olvido sobre el pasado y la labor de la Iglesia durante la Guerra Civil y la dictadura”, opina Mirta Nuñez.
Al tratarse de un edificio privado, urbano y céntrico, el Comisionado propone que se coloque una placa explicativa del significado del lugar.
Fue una prisión que funcionó durante la Guerra Civil y el comienzo de la posguerra. Estaba en la calle del General Díaz Porlier, 58. Desde esta cárcel salieron, durante noviembre y diciembre de 1936, diversas sacas de presos asesinados en Paracuellos del Jarama (Madrid). Finalizada la contienda, el edificio siguió siendo una cárcel que albergó presos del bando perdedor hasta 1944. En esta prisión cumplieron parte de su condena reclusos como Julián Besteiro y el poeta Marcos Ana. Al tratarse de un edificio privado, urbano y céntrico, se propone únicamente la colocación de una placa explicativa del significado del lugar.
Marcos Ana hace referencia a esta prisión en sus memorias: “El edificio de la prisión constaba de seis galerías, tras a cada lado y una especie de entresuelo que llamábamos la provisional”. En mayo de 1939, cuando Marcos Ana ingresó en Porlier, se hacinaban en aquel lugar más de 5.000 presos, entre otros: Manuel Asarta Imaz, Julián Besteiro, Eugenio Mesón Gómez y Cipriano Mera.
Fue la primera prisión de hombres para Madrid durante el último cuarto del siglo XIX y buena parte del XX, hasta 1939. Esta cárcel fue testigo de importantes hechos durante 1936. Por ejemplo, los sucesos de agosto de 1936. El 22 de ese mes comenzaron a llegar a la capital las noticias sobre la masacre de las tropas de Yagüe en Badajoz y un grupo de milicianos, dirigidos, entre otros, por Felipe Sandoval acudió a la puerta de la cárcel con la intención de tomarla. Un incendio, probablemente provocado, fue el pretexto para iniciar una primera represalia que se tradujo en un tiroteo sobre los presos que estaban en el patio. Al día siguiente, una multitud se agolpó frente a las puertas de la prisión y de nada sirvió la presencia de parlamentarios que intentaron persuadir a los milicianos para que no asaltaran la prisión.
Así, se produjo una matanza que elevó el total de muertos a alrededor de una treintena, entre los que se encontraban los generales Capaz y Villegas, jefes de la fracasada insurrección en Madrid, políticos como Melquíades Álvarez y falangistas como Fernando Primo de Rivera. La matanza produjo consternación en el seno de la República y el presidente Manuel Azaña llegó a plantear su dimisión y aseguró que hubiese preferido morir.
El Comisionado de la Memoria Histórica propone la colocación de una placa explicativa en el edificio que ocupa actualmente el lugar donde estuvo la cárcel.
Situada en la confluencia de las calles de Batalla de Belchite y Juan de Vera, en el distrito de la Arganzuela. Al terminar la Guerra Civil, cambia el uso asistencial del edificio para ser prisión masculina de presos políticos. En 1943 pasa a ser Hospital Penitenciario Eduardo Aunós y posteriormente, con el cierre y demolición de la cárcel de Ventas, se convierte en cárcel de mujeres. Desde 1991 y hasta la actualidad es un Centro de Régimen Abierto, para el cumplimiento de penas de tal régimen, habiéndose restaurado el edificio para su nuevo uso. Se propone la colocación de una placa explicativa del significado del lugar.
Eduardo Guzmán dejó escrita su experiencia como preso en esta prisión: “El 31 de diciembre de 1939 funcionan en Madrid las siguientes prisiones: Yeserías, Porlier, Conde de Toreno, Santa Engracia, Torrijos, Duque de Sesto, Ronda de Atocha, Barco, Cisne, Ventas, San Antón, San Lorenzo, Santa Rita, Comendadoras, Claudio Coello y Príncipe de Asturias. Todas se hallaban tan abarrotadas que los presos amenazan con reventar sus recintos, teniendo muchas veces que dormir amontonados en un espacio de 35 centímetros de ancho por metro y medio de largo. En Yeserías, donde me encuentro pasan de seis mil los reclusos; en Ventas hay más de diez mil mujeres y varios millares más en cada una de las restantes prisiones”.
Las checas fueron centros de detención de personas sospechosas de simpatizar con los sublevados o de perfil conservador, que, en su mayoría, surgieron de manera incontrolada en el Madrid de comienzos de la Guerra Civil. Su número estimado oscila entre 200 y 350, de muy distintas dimensiones y duración. En la actualidad es el I.E.S. Santa Teresa de Jesús. Se propone la colocación de una placa explicativa en el edificio donde se ubicó esta checa.
El actual cementerio de La Almudena es un conjunto compuesto por la antigua Necrópolis del Este y el antiguo Cementerio de Epidemias. Este último, a su vez, comprendía el Cementerio de Nuestra Señora de La Almudena, del que finalmente tomó nombre el conjunto, y el Cementerio Civil. Este cementerio fue escenario de uno de los mayores dramas de la posguerra, durante los primeros años de la dictadura franquista, en los que se produjo una durísima represión. Se calcula que, entre los años 1939 y 1945, más de 2.600 personas fueron fusiladas en sus tapias, entre ellas las mujeres conocidas como Las Trece Rosas.
El Comisionado conoce una idea de intervención que manejan algunas asociaciones de afectados y familiares de víctimas vinculadas a este cementerio y hace suyos los criterios básicos que sostienen dicha propuesta: Intervención escultórica en la parte izquierda de la entrada principal del cementerio; lápida o muro memorial recordatorio de las víctimas en la parte próxima a los restos de la tapia original del cementerio; aprovechamiento del pequeño edificio que hay junto a la entrada, para convertirlo en centro documental o de interpretación del lugar y adecentamiento de las placas existentes y del entorno más próximo.
En la localidad de Fuencarral, retaguardia en los combates del frente de Madrid (julio 1936 - noviembre 1936), se situaron varios acantonamientos de tropas leales a la República. En su cementerio fueron enterrados muchos combatientes republicanos y, entre ellos, muchos brigadistas internacionales. Al término de la guerra, los franquistas desenterraron los cuerpos arrojándolos fuera del cementerio, a un basurero o fosa común.
Restablecida la democracia se instalaron en aquel cementerio varios memoriales a los brigadistas internacionales soviéticos, croatas, judíos, franceses, etc. que aún permanecen como memoria de aquellos que cayeron defendiendo a la República. En concreto, hay una zona de tapia que reúne un buen número de placas colocadas por diversas embajadas, en recuerdo y homenaje a compatriotas suyos que lucharon con las Brigadas Internacionales. También hay un monumento memorial a los luchadores españoles contra el nazismo en la Segunda Guerra Mundial.
El Comisionado propone adecentar el lugar, colocar el símbolo externo que identifique los lugares de memoria de Madrid y la posibilidad de habilitar espacio en el muro donde se hallan colocadas las placas por parte de las distintas embajadas de los países que han recordado a sus nacionales miembros de las Brigadas Internacionales.
El Comisionado propone un acuerdo con el titular del uso del terreno, el Consorcio Regional de Transportes de Madrid, a fin de que se proceda a la resignificación del monumento mediante un cambio de nombre (Arco de la Memoria); un estudio y modificación o explicación de la leyenda y de los signos externos, y una intervención en el área externa al monumento que permita el acceso peatonal cómodo al mismo y su inserción en la estructura urbana.
Además, sugiere que el espacio interior del arco sirva para ubicar en su parte disponible una exposición permanente sobre la batalla de Madrid, el Madrid de la guerra o cualquier otro asunto relacionado con el objeto por el que fue erigido el arco. El Comisionado anuncia en su informe que, dada la especial significación de este monumento, su propuesta sobre el mismo y su entorno será objeto de un informe independiente.
Actual edificio sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid, en la Puerta del Sol. Su construcción se llevó a cabo entre 1766 y 1768, bajo el reinado de Carlos III. Después de la Guerra Civil, se convirtió en la Dirección General de Seguridad (DGS). Durante la dictadura franquista el edificio alcanzó triste notoriedad. Sus sótanos albergaron calabozos donde se detenía y con frecuencia torturaba a miembros de la oposición. En algún caso llegó a producirse la muerte del detenido. Se convirtió así en un símbolo emblemático de la represión del régimen franquista y la resistencia contra el mismo. En este caso, el Comisionado propone alcanzar un acuerdo con la Presidencia de la Comunidad de Madrid para poner una placa distintiva que explique la simbología del mismo, así como la habilitación de alguno de los calabozos existentes para que puedan ser visitados con propósito pedagógico.
Fue el nombre que dio el poeta Juan Ramón Jiménez al conjunto de edificios que se levantó en los llamados altos del Hipódromo, al final del paseo de la Castellana. El complejo lo formaban la Junta para Ampliación de Estudios, el Instituto Escuela y la Residencia de Estudiantes, entre otros, que se transformarían, durante la dictadura de Franco, en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Instituto Ramiro de Maeztu. Teniendo en cuenta las iniciativas de memoria ya existentes en distintos edificios del lugar, se propone la colocación de una placa en el Instituto Ramiro de Maeztu y en algún otro edificio de aquel conjunto.
Es un templo católico construido por la Compañía de Jesús en el siglo XVII, ubicado en el barrio de La Latina. El 19 de julio de 1936, en medio de la confusión y la anarquía reinantes en Madrid, la colegiata sufrió un incendio intencionado, destruyéndose en él numerosas obras de arte, y quedando dañada la estructura del edificio. El Comisionado propone la colocación de una placa.
El parque de El Capricho es el jardín del palacio de la duquesa de Osuna, construido en el siglo XVIII. Durante la Guerra Civil se conservó intacto, construyéndose en 1937, junto al palacio, un búnker para el Cuartel General del Ejército del Centro. Se trata de un refugio antiaéreo construido a quince metros bajo el suelo, cubierto con toneladas de hormigón y capaz de resistir ataques químicos y bombas de más de 100 kilos. El espacio conserva una temperatura constante de 15 grados, llueva, truene o haga calor y tiene capacidad para doscientas personas, que podrían aguantar hasta dos semanas sin salir a la superficie en caso de amenaza militar o sanitaria.
Dado el magnífico estado de conservación actual del búnker, el Comisionado propone poner una placa o la incorporación a la señalética propia existente ya en el lugar del logo que identifique los lugares de memoria de Madrid.
Durante la Guerra Civil española fueron asesinados 151 diputados de los poco más de 1.000 que desempeñaron la representación parlamentaria durante las tres legislaturas que se sucedieron durante el periodo republicano. Algunos de ellos habían sido ya diputados en legislaturas del periodo monárquico. Esos asesinatos se realizaron, casi a partes iguales, en los dos bandos (78 en el republicano y 73 en el de los sublevados), y a ellos hay que sumar otros 34 que se produjeron durante la dictadura que siguió a la guerra. El Comisionado solicita al Ayuntamiento que traslade al Congreso de los Diputados la sugerencia de que, de alguna manera, se deje constancia de ese atentado a la soberanía nacional y a la voluntad de concordia que debe presidir nuestra convivencia.
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