Netanyahu obtiene luz verde para arrasar a Hizbulá en el Líbano y aumenta el riesgo de una guerra abierta en Oriente Medio
El líder israelí promete una "dura" respuesta en el Líbano a la matanza de doce niños en los Altos del Golán ocupados por Israel de la que acusa al grupo proiraní Hizbulá.
Una escalada de tensión en la frontera entre Israel y el Líbano amenaza con extender a este país e incluso a Siria la guerra desatada por el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en Gaza. Con el visto bueno de su Gabinete de Seguridad, Netanyahu prometió este lunes una dura respuesta contra las bases en el Líbano del grupo proiraní Hizbulá, al que ha acusado de atacar un asentamiento en los Altos del Golán este sábado, con un saldo de 12 menores muertos.
Al conocerse este ataque contra la aldea de Majdal Shams en esa región ocupada por Israel a Siria hace décadas, Netanyahu aceleró su partida de Estados Unidos, donde la semana pasada obtuvo un nuevo espaldarazo a su agresiva estrategia en Oriente Medio. Ni siquiera restaron fuerza al apoyo que Netanyahu recibió en el Congreso y la Casa Blanca las moderadas críticas que le hizo la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, candidata demócrata a la presidencia del país, por la matanza de civiles a manos del Ejército israelí en Gaza.
Son ya cerca de 40.000 los palestinos asesinados y 90.000 los heridos por los bombardeos y la invasión israelí en Gaza desde el pasado 7 de octubre. En esta fecha, Netanyahu ordenó esa ofensiva masiva en respuesta a la matanza en territorio israelí de 1.200 civiles y militares a manos de las milicias de Hamás, que también secuestró a 251 personas.
Ahora, la muerte de esos 12 niños y adolescentes en un campo de fútbol alcanzado por un misil, ataque del que Israel no tiene dudas a la hora de responsabilizar a Hizbulá, aunque este grupo niegue su autoría, podría convertirse en un pretexto similar a la masacre del 7 de octubre para atacar las bases de esas milicias chiíes en el sur del Líbano. "Hizbulá pagará un alto precio", amenazó Netanyahu al regresar de Washington.
El ataque contra Majdal Shams se produjo poco después de conocerse la matanza cometida por Israel en una escuela de Gaza, en la que murieron 30 refugiados, al tiempo que arreciaba su enésima ofensiva sobre la ciudad en ruinas de Khan Younis. No obstante, observadores en la región atribuyen el ataque de esta aldea siria a un posible error de Hizbulá.
Una guerra de alcance impredecible
Una respuesta desmesurada de Israel podría encender una guerra de alcance impredecible, pues Hizbulá es aliado de Irán y de otras milicias de credo chií y también proiraníes en todo Oriente Medio, desde Siria a Irak o incluso Yemen. Todos estos grupos se declararon en guerra con Israel tras la invasión israelí de Gaza y se alinearon con las milicias palestinas de Hamás.
El 8 de octubre, Hizbulá comenzó a bombardear con cohetes y drones las zonas limítrofes de Israel con el Líbano y el ejército israelí respondió con ataques a bases y campamentos de Hizbulá en ese país árabe, así como en Siria e Irak. Más de medio millar de personas han muerto desde entonces en el Líbano por los ataques israelíes y medio centenar en territorio de Israel.
En su primera respuesta al bombardeo del sábado, Israel lanzó ataques aéreos contra siete regiones del interior y el sur del Líbano. Hizbulá comenzó a replegar y reorganizar a sus fuerzas en el Líbano y en Siria, pues la respuesta a gran escala israelí también podría afectar a este país. El Gobierno de Bachar al Asad es enemigo de Israel y, en cambio, está en buena sintonía con Irán y sus milicias aliadas del llamado Eje de Resistencia a Washington y Tel Aviv.
Pleno apoyo de EEUU a Israel
Estados Unidos ya ha respaldado a Israel a la hora de atribuir a Hizbulá el ataque de Majdal Shams, de forma que Netanyahu pudo, en cuestión de horas, borrar las críticas que le cayeron en Washington durante su visita de una semana, sobre todo por grupos de manifestantes en las calles y algunos congresistas demócratas.
De nuevo, Netanyahu tiene a la Casa Blanca sin fisuras de su lado para defender a Israel de un posible ataque en Oriente Medio, con todas las miradas puestas en Irán. Ya en abril Irán e Israel se tantearon con sendas ofensivas muy limitadas, pero simbólicas, en respuesta al bombardeo israelí de la embajada iraní en Damasco a principios de ese mismo mes, que dejó 16 muertos.
Netanyahu no solo obtuvo un cierre de filas de la mayor parte de los miembros del Congreso estadounidense el miércoles pasado, en una comparecencia ante los legisladores en la que prometió llevar la guerra de Gaza hasta una "victoria total", sino que se llevó de vuelta a Israel el compromiso de que EEUU continuará proporcionándole armas.
Armas con las que en breve Israel podría acometer esa temida ofensiva contra los territorios dominados por Hizbulá en el sur del Líbano o incluso llevar a cabo la tercera invasión de este país, tras las de 1982 y 2006, como hace unos meses amenazó el propio Netanyahu.
Luz verde para responder a Hizbulá
Para confirmar que ese castigo contra Hizbulá ya está decidido y es solo cuestión de tiempo, en la noche del domingo, el Gabinete de Seguridad de Israel dio luz verde a Netanyahu para que coordine la respuesta más adecuada al grupo chií.
El Gabinete de Seguridad está integrado por ministros del Gobierno y miembros destacados del Ejército y los servicios de inteligencia israelíes. Su visto bueno a una operación militar asegura que ésta se llevará a cabo. Según el comunicado del Gobierno israelí difundido tras la reunión de los integrantes del Gabinete de Seguridad, éstos "autorizaron al primer ministro, junto al ministro de Defensa (Yoav Gallant) a decidir sobre la forma y el momento de la respuesta contra la organización terrorista Hizbulá".
Entre las recomendaciones del Gabinete de Seguridad a Netanyahu figura la necesidad de asestar "una respuesta contundente de represalia" contra Hizbulá, pero sin llegar a una guerra abierta contra el Líbano.
Clima de guerra total, con Irán en mente
El clima de guerra total es evidente en la zona. Varios países europeos, entre ellos Alemania y Francia, ya han pedido a sus ciudadanos que abandonen el Líbano y diversas aerolíneas internacionales, entre ellas Air France y Lufthansa, han suspendido sus vuelos con destino a Beirut. En su visita este lunes a la comunidad judía atacada en los Altos del Golán (territorio arrebatado a Siria en las guerras que enfrentaron a ambos países en 1967 y 1973, y anexionado en 1981), el primer ministro israelí insistió en que el ataque, el más grave desde que empezaron los enfrentamientos, fue obra de Hizbulá apoyado por Irán.
También lo aseguró el ministro de Defensa tras una reunión del Comando Norte de las fuerzas armadas israelíes: Gallant insistió igualmente en que Hizbulá es un "satélite de Irán" y prometió que Israel atacará de forma implacable a su enemigo, sin especificar si se refería a la milicia proiraní o al propio Teherán.
Aunque las milicias proiraníes niegan la autoría de ese ataque, el Ejército israelí mostró supuestas esquirlas del cohete que alcanzó el campo de fútbol y que correspondían a un misil de fabricación iraní que forma parte de los arsenales de Hizbulá. Estados Unidos ha recomendado a Israel evitar la extensión de la guerra a ese país, donde la confrontación con Irán sería inevitable, así como la extensión del conflicto a la vecina Siria, donde Hizbulá dispone de algunas de sus principales bases protegidas a su vez por el régimen de Al Asad.
"Es muy importante que ayudemos a desactivar ese conflicto, no solo para evitar que se intensifique y se propague, sino para desactivarlo", afirmó el domingo el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken. Egipto, uno de los países de la región que más se han implicado para tratar de desactivar el conflicto de Gaza y conseguir la liberación de los rehenes que aún están en poder de Hamás, pidió contención a Israel para evitar "una guerra regional abierta". La ONU también teme que el ataque de los Altos del Golán pueda ser la llama que desate en la región "una catástrofe inimaginable".
El factor turco
Entre los focos de tensión adicionales que esta crisis está causando arde con fuerza la creciente confrontación entre Israel y Turquía, país que se niega a reconocer a Hamás como grupo terrorista y que atribuye a Tel Aviv la desestabilización que vive hoy día Oriente Medio. La última chispa saltó cuando el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, alegó este domingo que Turquía debería prepararse para atacar a Israel y poner fin así al genocidio en Gaza.
"Al igual que entramos en (Nagorno) Karabaj, al igual que entramos en Libia (con un contingente enviado en 2020 en apoyo del Gobierno de Trípoli), haremos lo mismo con ellos. No hay nada que lo impida. Solo debemos ser fuertes y si entonces podemos dar estos pasos, los daremos", amenazó Erdogan. En respuesta, el ministro israelí de Exteriores, Israel Katz, se dirigió a Erdogan para advertirle que podría acabar como el presidente iraquí Sadam Hussein, derrocado en 2003 por la invasión dirigida por Estados Unidos y ejecutado en 2006.
Este lunes, el Gobierno turco comparó en un comunicado a Netanyahu con Adolf Hitler y afirmó que, así como "llegó el fin del genocida" alemán, así "también llegará el fin del genocida Netanyahu". Esta confrontación entre Ankara y Tel Aviv puede tener consecuencias inesperadas, pues Turquía es una pieza clave de la OTAN a las puertas de Oriente Medio e Israel el principal aliado de Estados Unidos en la región.
La brecha que este enfrentamiento puede abrir en la Alianza Atlántica podría afectar a otras regiones en conflicto, como la propia Ucrania, donde Ankara oscila entre su posición en la OTAN y su amistad con Moscú, a la par que apuesta por la puesta en marcha de una mesa de negociaciones.
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