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El Mosad israelí aligera peso para llevar adelante una reforma en profundidad​

El director de los servicios de inteligencia israelíes, David Barnea, ha emprendido una profunda transformación de la organización para hacer frente a los nuevos desafíos, y está siendo polémica dentro de la propia institución. Tres de sus máximos responsables han dimitido y otros cinco están considerando dimitir.

David Barnea,  director del Mosad, con el entonces primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, en una imagen de 2021.
David Barnea, director del Mosad, con el entonces primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, en una imagen de 2021.

El nuevo director del Mosad, David Barnea, conocido en su mundo por el diminutivo Dedi, ha emprendido una profunda restructuración de la agencia de espionaje israelí que opera fuera del país y de los territorios palestinos ocupados, es decir en el resto del mundo, con el fin de adaptarla a los grandes cambios que Oriente Próximo y Occidente están experimentado.

La primera consecuencia ha sido la dimisión de los responsables de tres divisiones del Mosad, que si se compararan con el ejército tendrían el cargo de generales de la más alta graduación, y que "no desean entorpecer" la transformación en marcha, reveló el Canal 12 de la televisión hebrea. Otros altos cinco cargos, subdirectores de divisiones, podrían dimitir pronto por el mismo motivo.

Barnea, de 56 años, ha realizado su carrera laboral dentro del Mosad durante los últimos 25 años, y fue designado para el puesto de director el 1 junio por Benjamín Netanyahu poco antes de dejar el cargo de primer ministro. Se le considera por tanto fiel a Netanyahu, si bien el nuevo primer ministro Naftalí Bennett ha estado trabajando con él con normalidad.

De hecho, el nombramiento de Barnea tuvo alguna peculiaridad. El anterior jefe del Mosad, Yosi Cohen, nombrado también por Netanyahu y uno de sus más estrechos colaboradores, designó a Barnea como sucesor a finales del año pasado con el consentimiento de Netanyahu, pero el abogado del Estado Avichai Mandelblit congeló el nombramiento debido a que el gobierno de Netanyahu estaba en funciones, aunque lo acabó por autorizar en mayo.

Varios medios como el Yediot Ahronot han señalado que el motivo de la cadena de dimisiones estriba en un "dramático cambio organizativo" que incluye el cierre de departamentos, la apertura de nuevos departamentos y el reforzamiento de los departamentos operativo y de tecnología.

Entre los dimisionarios y quienes están a punto de dimitir, que en su entorno son considerados "los mejores del Mosad", según el mismo periódico, se halla el responsable de la división que se encarga de los agentes operativos, el responsable de la división tecnológica, el responsable de la división que lleva los asuntos de terrorismo y el responsable de los asuntos sensibles en materia estratégica.

Los medios locales explican que Barnea cree que algunos departamentos ya no son relevantes en la realidad de hoy y es preciso realizar cambios estratégicos. Sin embargo, este planteamiento no ha sido bien recibido por los miembros veteranos que han decidido dimitir. Dos de los dimisionarios eran candidatos a ser el número dos de Barnea, de modo que sus dimisiones se han recibido con sorpresa dentro del Instituto, que es lo que significa Mosad en hebreo.

El malestar no se registra solo entre los máximos responsables, sino que cunde también entre muchos empleados de menor rango que consideran que las capacidades del Mosad resultarán mermadas con la retirada de los altos cargos, y que ya habrían causado un "severo daño moral" al Instituto. Barnea habría intentado sin éxito evitar que los dimisionarios dieran ese paso.

No obstante, dentro del Mosad hay empleados que están de acuerdo con el nuevo director, es decir que creen que es preciso reformar el Instituto para acomodarlo a los cambios del entorno, especialmente en un momento como este en que se estaría trabajando con una intensidad superior a la de toda la historia del Mosad, según el Yediot Ahronot.

El veterano periodista Ron Ben Yishai sostiene que cambios similares ya se han producido recientemente en el Shin Bet, los servicios secretos para el interior de Israel y los territorios palestinos ocupados, y que es preciso hacer lo mismo con el Mosad. Los principales objetivos de Barnea serían acortar el tiempo de respuesta a los desafíos y ampliar la cobertura de la inteligencia a nuevas áreas.

La hegemonía de Israel en la región es indiscutible y ha ido creciendo particularmente en el último año, pues el Mosad es muy activo desde el Sáhara Occidental hasta el Golfo Pérsico. En los últimos días, por ejemplo, los medios hebreos han comentado que el Instituto está teniendo un papel muy activo en el golpe de estado de Sudán, aunque sus actividades son intensas en prácticamente todos los países de la zona.

En mayo, cuando se confirmó el nombramiento de Barnea, Netanyahu declaró que su principal tarea sería "evitar que Irán adquiera armas nucleares". El enfrentamiento con Irán resulta muy beneficioso para Israel y se ha intensificado en los últimos años. Con este enfrentamiento Israel logra atraerse a los países árabes de la región que ven en el chiismo una amenaza.

Los autócratas árabes temen a la democracia por encima de todo de manera que han depositado su confianza y perspectivas de futuro en Israel. Por un lado, consideran que el estado judío les puede defender como nadie en Washington y por otro saben que Israel es enemigo del islam en todas sus variedades tanto como ellos. Con estos aliados tan fieles, el Mosad debe actuar de otra manera.

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