Este artículo se publicó hace 8 años.
¿Cómo funciona la Defensa Civil Cubana para proteger la isla de huracanes?
Cuando un ciclón amenaza la isla, se activa la defensa civil, integrada por vecinos. El Matthew, en 2016, no dejó ninguna víctima mortal a su paso. La clave es la solidaridad.
La Habana--Actualizado a
Tras el paso del huracán Matthew en 2016 por el Caribe quedó patente la efectividad de la Defensa Civil Cubana. Mientras en las demás islas los muertos se contaron por cientos y en Estados Unidos produjo una veintena de fallecidos, en Cuba las medidas de prevención permitieron pasar el ciclón sin una sola víctima mortal. No ha sido el caso de Irma, que ha causado al menos diez fallecidos en la isla tras su paso devastador por el resto del Caribe y Florida (EEUU).
La Defensa Civil es una estructura gigantesca que va desde la dirección nacional hasta cada municipio, a pesar de lo cual solo se percibe durante el enfrentamiento a catástrofes y la más común de ellas son los ciclones. Sólo en este siglo han impactado en Cuba 28 huracanes y tormentas tropicales con, hasta la llegada de Irma, apenas 42 muertos. Los daños materiales, a la espera de la evaluación del paso del último huracán, superan los 24.000 millones de euros, con cientos de miles de viviendas dañadas y cosechas enteras perdidas.
Apenas la trayectoria de un ciclón amenaza Cuba, se activa la defensa civil, los jefes nacionales, provinciales, municipales y zonales desempolvan sus uniformes verdeolivo y se ponen al frente de sus vecinos. El Jefe de la DC es el General Ramón Pardo pero el 90% de los miembros son civiles que durante el resto de año trabajan en sus profesiones y oficios. Sin embargo, ellos adquieren un poder enorme apenas un huracán apunta a Cuba.
La primera fase es la informativa, en ese momento todos los medios dedican largos espacios a informar detalladamente a la población sobre la dirección y características del huracán. En el momento en que ya se sabe con certeza que impactará se pasa a la fase de alerta, en la que comienzan los preparativos en los territorios que se verán afectados. Cuando ya es inminente el choque se entra en fase de alarma.
Durante la Alerta Ciclónica se inicia la evacuación de quienes viven en la región afectada en viviendas poco seguras. Durante el huracán Matthew la cifra superó las 600.000 personas pero en ocasiones anteriores ha llegado al millón. Con Irma, ha superado el millón y medio. Puede parecer un esfuerzo fabuloso y lo es, aunque una buena parte de los evacuados solo caminan unos pasos y son recibidos por los vecinos que cuentan con casa más seguras.
La solidaridad es clave en la protección ciudadana pero no se deja al azar, cada familia sabe de antemano a que casa dirigirse. Estas viviendas se convierten en improvisados campamentos, con colchones en el suelo y la mesa del comedor llena de electrodomésticos que las familias acogidas traen consigo. Para los niños es casi una fiesta y a veces también para los adultos que pasan las horas jugando dominó a la luz de las velas.
Quienes no tienen espacio en casa particulares son instalados en cualquier institución que pueda soportar los vientos, cines, escuelas, casa de la cultura e incluso en el Capitolio de La Habana. Al llegar las familias encuentran colchones, agua, alimentos, atención médica y todo lo necesario para poder sobrevivir un par de días. Nunca los cubanos se organizan tan bien como cuando un ciclón apunta a la isla.
Los jefes de la Defensa Civil de cada zona disponen de todo lo que hay en su territorio, pueden utilizar los buses, camiones y maquinas herramientas de cualquier empresa. Esto les permite realizar evacuaciones de forma colectiva, evitando así las salidas en vehículos individuales y los atascamientos de tránsito, como los ocurridos en Nueva Orleans durante el huracán Katrine.
Antes de la llegada de Matthew a Cuba, ya se habían preparado para la fase recuperativa, colocando alimentos, techos y postes eléctricos en las zonas que se suponía serían afectadas. Las brigadas la compañía eléctrica y de constructores fueron trasladadas a las provincias centrales para que estuvieran cerca y llegaran más rápido.
Por otra parte la ciudadanía tiene ya una cultura de ciclones, todos los cubanos siguen atentamente los partes informativos y se evacúan de forma voluntaria. Son muy pocos los que se niegan a trasladarse a lugares seguros, en esos casos los miembros de la Defensa Civil terminan imponiendo su autoridad. Nadie puede quedar en zonas o viviendas peligrosas. Tal vez lesionen los derechos individuales de algunos, paradójicamente de los mismos a los que les salva la vida.
El secreto del éxito de la Defensa Civil Cubana radica en no pensar en los costos de parar empresas, trasladar cientos de miles de personas, de la alimentación de los albergados y paralizar económicamente el país cuando es imprescindible. El éxito radica en priorizar por encima de todo la salvaguarda de la vida humana.
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