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“Hemos roto el tabú de la violencia sexual en Congo”

La periodista congoleña, Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, habla con 'Público' sobre su labor con las miles de mujeres víctimas del feminicidio en el país surafricano.

Caddy Adzuba durante la entrega del premio de la revista 'Anoche tuve un sueño' en Madrid. LUIS MALIBRÁN

El Jurado de los Premios Príncipe de Asturias le otorgó el galardón de la Concordia 2014 por ser un "símbolo de la lucha pacífica contra la violencia que afecta a las mujeres, la pobreza y la discriminación". Pero la labor de Caddy Adzuba, periodista congoleña de 33 años, no se queda en la ya de por sí arriesgada tarea de denuncia. Compagina su trabajo en Radio Okapi (la emisora de la Misión de la ONU en la RDC) con el de la Asociación de Mujeres de Medios de Comunicación del Este del Congo (AFEM), desde donde ayuda a decenas de mujeres a superar su condición de víctimas de la violencia sexual para convertirse en altavoces de denuncia a través de los medios de comunicación. Un "periodismo de paz" que reivindica como necesario. Recibe a Público en la habitación de un céntrico hotel de Madrid, horas antes de recibir el Premio Optimista Comprometido con la Libertad de Prensa que otorga la revista Anoche tuve un sueño.

¿Siente que el prestigio internacional ayuda a presionar a Gobiernos como el suyo para que tomen medidas?

La función de los premios es dar más visibilidad a la causa, abrirnos las puertas para tener más apoyo. Si no, no tendrían ningún sentido. Esto me ayuda a seguir y a que se nos escuche cada vez más. Me aportan coraje y responsabilidad. No me dan el premio porque sea la mujer más guapa del mundo, o la más inteligente. ¡En absoluto! Me los dan por el trabajo que hago y por tanto ahora se espera de mí un mayor esfuerzo. Cada día tengo que hacer más, dar más a esta causa y reforzar el trabajo realizado durante estos años.

¿En qué consiste su trabajo con cientos de mujeres víctimas de la violencia sexual en Congo?


El objetivo de AFEM es sensibilizar a través de los medios. Utilizamos la radio, la televisión o las redes sociales para defender los derechos de las mujeres. Comenzamos por la violencia sexual, que era nuestro caballo de batalla y hoy hemos ampliado nuestra visión sobre otros derechos de las mujeres. Afem nos ha permitido penetrar en el fondo de estos problemas y sobre todo romper el tabú que existía sobre esta cuestión y que se hable de la violencia sexual en los medios de comunicación en Congo. Ya se ha roto con la tradición de mantener en silencio las violaciones a las que eran sometidas las mujeres.

Aquí la noción de “buen periodismo” no liga mucho con el activismo. En su labor, periodismo y activismo son inseparables. ¿Resulta fundamental en lugares en conflicto como la RDC?

"Es muy fácil planificar la guerra, pero muy difícil saber cómo terminar con ella"

Bueno, depende del contexto. Se dice siempre que los medios de comunicación son un poder. Pero tienen que ser un poder al servicio de los valores. No podemos utilizar un poder que tenemos, un poder público, para hacer el mal, hay que utilizarlo para hacer el bien y por tanto para traer la paz y la democracia. Así que depende de las prioridades del país donde vivimos. Para los congoleños, en nuestro contexto, hacer un buen periodismo significa hacer respetar dichos valores y el valor más fundamental con el que contamos son los derechos humanos. En este contexto hemos elegido construir medios de paz, medios para la resolución pacífica del conflicto, medios de convivencia pacífica, porque es lo que demanda nuestro contexto.

¿Qué han conseguido?

"La única solución para el Congo es una paz duradera"

Hace 6 o 7 años en la Corte Penal Internacional no se hablaba de violencia sexual y actualmente existen investigaciones abiertas. Hay condenas por violencia sexual contra las mujeres en Congo, lo que es una prueba del avance internacional sobre esta cuestión. Este caso en particular es muy significativo de cómo la sociedad civil tiene que continuar esforzándose, ya que demuestra que la justicia internacional ha tomado en cuenta sus demandas.

Es una victoria de la sociedad civil congoleña tras años de sacrificios y de demandar investigaciones a la CPI para que se conociese la amplitud de la violencia sexual en el Congo. Y es una victoria no solo para la sociedad congoleña, sino para todos los demás países donde está pasando lo mismo.

¿Y qué está haciendo el Gobierno de la RDC al respecto?

El Gobierno está cada vez más implicado. Hace un año nombró a una consejera especial para la cuestión de violencia sexual y el reclutamiento de niños para las milicias y hace unos meses fue hasta el Este del Congo para visitar y comprender lo que está pasando en la región. En una nota de prensa explicó el compromiso del Gobierno con el problema y tomó la decisión de nombrar una comisión mixta con representantes de la sociedad civil y el gobierno para investigar y buscar soluciones, lo que demuestra su implicación. También se ha promulgado una ley en 2009 contra la violencia sexual y se están estableciendo medidas para implementar la resolución 1325 de Naciones Unidas que tiene por objetivo proteger a las mujeres y los niños en contextos de conflicto y de guerra.

¿Qué queda por hacer? ¿Quién tiene o dónde está la clave para una solución del conflicto?

Es muy fácil planificar la guerra pero es muy difícil saber cómo terminar con ella. Todavía existen bolsas de resistencia, y aunque haya zonas de relativa paz, hay lugares donde muere gente todos los días a manos de los grupos armados. Habría que acabar con estas zonas de inestabilidad para que se pueda retomar la agricultura, que las familias puedan volver a los campos, atraer inversores y que la vida de la población pueda volver a la normalidad. La única solución es una paz duradera.

Cuando se habla de su país casi siempre se nombra el coltán, los minerales, la violación de mujeres, el conflicto y la guerra. ¿Está estigmatizado el Congo?

"Es el optimismo lo que nos ha permitido llegar hasta aquí"

Este es uno de los problemas que siempre recalco porque los medios de comunicación buscan muchas veces el lado más sensacionalista y no ejercen como medios de paz, que es lo que yo intento con mi trabajo. La RDC está llena de personas dinámicas, es una población abierta con diversidad de culturas y mucho que ofrecer. Una de las cosas que puede ofrecer al mundo es, precisamente, la experiencia que hemos adquirido en cuanto a la violencia sexual, cómo las víctimas que partían de una situación de desesperanza total, ahora son verdaderas líderes con un poder para cambiar la sociedad y participar del desarrollo.

Además la RDC es un país muy acogedor con un clima muy favorable con mucha flora y fauna. No debería ser percibido como este gigante mineral en el que se desarrollen tantos conflictos, sino como este pequeño paraíso que es.

Se le ha concedido el Premio Optimista Comprometido con la Libertad de Prensa. No hay duda de que está comprometida, ¿Pero es optimista con la situación de su país?

Siempre he sido optimista, lo soy y lo seguiré siendo siempre porque es este optimismo el que nos ha permitido llegar hasta aquí. En el año 2000 me preguntaba si era posible acabar con este círculo de violencia, con este círculo de masacre y de desolación, es una pregunta que me hacía. Hoy, cuando veo todos los progresos que se han hecho, encuentro siempre una puerta de salida, una luz al final del túnel. Hay una generación congoleña que permite mantener el optimismo porque representa el progreso y todo lo conseguido en estos últimos años. Es nuestro modo de vida, es lo que respiramos, porque si no fuéramos optimistas, si no tuviéramos esperanza, habríamos abandonado.

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