Este artículo se publicó hace 9 años.
Los cubanos Buena Fe se lanzan a conquistar América Latina
El grupo de Guantánamo, que bebe de la Nueva Trova y de los ritmos caribeños, se ha convertido en un cronista de su tiempo, una época de grandes cambios en la realidad de la isla
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LA HABANA.- El grupo musical Buena Fe le dio a la trova cubana nuevos bríos, llevándola a los más jóvenes. Nacidos en 1999, en la oriental provincia de Guantánamo, se han convertido en cronistas de su tiempo, una época de grandes cambios en la realidad cubana.
Sus canciones son críticas pero desde “el afán de que Cuba dé un salto hacia el progreso, hacia las conquistas de nuevas quimeras sin renunciar a las cosas que hemos logrado”, dice a Público Israel Rojas, su director. Hoy se lanzan a conquistar América Latina con un disco que recoge sus mayores éxitos.
El disco Soy será producido por Metamorfosis, sello del cantautor guatemalteco Ricardo Arjona. Israel nos explica que serán “cuatro discos para hacer un lanzamiento masivo en América Latina a través de Sony. El primero no es exactamente nuevo, nos pidieron que tratáramos de recuperar los éxitos pasados, canciones que ya están grabadas. Yo estaba un poco renuente pero al final accedí y terminé enamorándome del proyecto. El disco tiene dieciséis canciones, trece éxitos anteriores y tres temas nuevos”.
Los ritmos de Buena Fe son una fusión que parte de la herencia de la Nueva Trova, pero se engarzan estéticamente con ritmos caribeños, algo muy natural para guantanameros. “Desde niño oía las emisoras de Jamaica, República Dominicana, de la base militar de Guantánamo, de Colombia... Todo ese ambiente sonoro te invade y te contamina para bien. Yo nunca sufrí la prohibición de oír música americana porque las emisoras de la base se oyen perfectamente en mi provincia”, recuerda Israel.
El éxito fundamental de Buena Fe fue dentro de Cuba, aunque han realizado exitosos conciertos en Venezuela, España, México y Miami. Pero todo ha sido a pequeña escala, “es ahora que sabremos hasta qué punto somos capaces de llegar de forma masiva a los Latinoamericanos. Lanzamos el disco en julio y tenemos previsto a fin de año hacer una gira por Argentina, Uruguay y Chile, que son los países por donde va a comenzar la promoción con más fuerza”.
El ritmo de Buena Fe es un tema de discusión entre los especialistas que no pueden encasillarlo. Israel sonríe y explica que “somos herederos de la Nueva Trova en la intención, pero con pretensiones musicales más fusionadas con la sonoridad que le venga bien al verso. Nosotros no somos cultores de una u otra cosa, tratamos de que sea el verso el que pida a gritos la vestimenta sonora. Decían que éramos el grupo del estilo sin estilo, pero a la larga eso se volvió nuestro estilo”.
El peso de Buena Fe en Cuba es enorme, han sido capaces de concentrar 250.000 personas en la Plaza de la Revolución, llenar un teatro de 5.000 butacas durante tres fines de semana seguidos y juntar a 40.000 personas en un municipio del interior del país. Dice Israel que la mayor parte de sus fans son “gente que no se conforma con vivir y respirar, un público al que le interesa saber de dónde viene y adónde va. Es un público con espíritu universitario aunque no hayan ido a la universidad, porque hay panaderos con ese espíritu. Es un público de diferentes generaciones, extractos sociales, pigmentación de piel. Hemos estado en conciertos con abuelas de ochenta años tarareando nuestras canciones”.
Su música circula de mano en mano en memorias flash. Sin embargo, Israel no se queja de la “piratería”; por el contrario, cree que “ha sido nuestra principal aliada, una bendición, es la multinacional de los que no tienen nada. La piratería pone al alcance de las personas de menos ingresos la música que, de otra forma, nunca hubieran oído. Y un artista que se respete piensa primero en que se conozca su obra antes que en el dinero”.
Israel Rojas acepta que en sus canciones hay una carga política: "Yo creo que todo creador hace política, incluso los que dicen que no se meten en política. Y en un país como Cuba es imposible divorciarse de la política. Por eso hay que saber hacia dónde apuntas, qué es lo que empujas y qué quieres construir. Yo sé el mañana que quiero legarle a mis hijos, un país solidario, desarrollado, sustentable, sin dejar de ser independiente y socialista, no me da miedo decirlo. Sin que perdamos la alegría, nuestra cultura”.
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