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El exjefe paramilitar Mancuso recuerda la crudeza del conflicto en Colombia: "Arrojábamos las víctimas en Venezuela"

El excomandante de las Autodefensas Unidas de Colombia ha detallado ante la Jurisdicción Especial para la Paz la estrecha relación que mantenía la organización que lideraba con las autoridades políticas, militares, judiciales y policiales del país.

Fotografía cedida por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) que muestra la comparecencia del exjefe paramilitar Salvatore Mancuso a través de videoconferencia, en Montería (Colombia), a 15 de mayo de 2023.
Fotografía cedida por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) que muestra la comparecencia de Salvatore Mancuso a través de videoconferencia, en Montería (Colombia), a 15 de mayo de 2023. EFE

Las cuatro jornadas de la Audiencia Única de Aporte a la Verdad ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) de Salvatore Mancuso, excomandante de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), recordaron al país la crudeza del conflicto armado y reabrieron heridas.

Mancuso habló sobre la relación de las AUC con las autoridades políticas, militares, judiciales y policiales, así como de los crímenes cometidos por ese grupo, que recordaron al país la violencia y la crueldad con la que los paramilitares, que es el grupo que más homicidios ha cometido durante el conflicto, actuaron.

Estos son los temas clave de los que habló:

Financiación de campañas presidenciales

Mancuso aseguró que las AUC apoyaron candidaturas de políticos que buscaban llegar al Congreso en las elecciones de marzo de 2002 y que también respaldaron las campañas de los ahora expresidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana.

"En el año 2002 las Autodefensas intervinieron de manera directa las elecciones al Congreso del 10 de marzo del 2002, y también las elecciones de mayo de Presidencia del mismo año", dijo.

También afirmó que "hubo ayudas en elecciones al candidato presidencial Horacio Serpa, al mismo presidente Pastrana (1998-2002) y a Uribe (2002-2010)".

Víctimas en territorio venezolano

Una de las revelaciones más escabrosas que hizo el exjefe paramilitar es que las AUC arrojaron los cuerpos de unas 200 de sus víctimas en el lado venezolano de la frontera tras la destrucción del "horno crematorio" en el que desaparecieron centenares de personas.

"Entonces empezó una práctica diferente que fue a todas las víctimas arrojarlas en territorio venezolano. Unas al lado del río (Táchira) para que el río las llevara y las dejara del lado de Venezuela, y otras en las que algunos miembros de las Autodefensas entraron en Venezuela para dejarlas en fosas", expresó Mancuso.

Estas desapariciones, según su relato, las ordenó "la fuerza pública". "En nuestro teatro de guerra la lógica era dejar los cuerpos para causar terror en la población donde ejercíamos control", se defendió.

"Esto tiene profundidades más amplias porque hubo coordinación también con militares y fuerza pública del lado de Venezuela para este tipo de operaciones", añadió.

Bloque capital

Como lo había hecho en otros espacios, Mancuso volvió a acusar al exvicepresidente colombiano Francisco Santos (2002-2010) de pedirle crear el "Bloque Capital" de las AUC, que actuó en Bogotá, por cuenta de la violencia ejercida por la guerrilla de las FARC en la década de los noventa.

"Las personas agobiadas por la guerrilla nos pidieron creación de grupos de autodefensas (...) el mismo Francisco Santos solicitó la creación del Bloque Capital", aseguró el exjefe de las AUC.

Santos "vino en representación de la oligarquía colombiana en la capital que estaban preocupados por la presencia de las FARC cerca a Bogotá".

Órdenes contra la izquierda

En su versión ante la JEP Mancuso también aseguró que la policía secreta establecía una lista de objetivos militares que les entregaban a los paramilitares, entre los que estaban el actual presidente, Gustavo Petro, y el canciller, Álvaro Leyva.

"El actual canciller Álvaro Leyva, incluso el presidente Gustavo Petro fueron parte de los objetivos militares que nos entregaba el señor José Miguel Narváez (subdirector del Departamento Administrativo de Seguridad –DAS–, la Policía secreta)", dijo.

"Todo lo que tuviese que ver con izquierda, él lo consideraba un enemigo de la nación colombiana", añadió.

En esa lista de "objetivos militares" estaban los actuales senadores por el partido oficialista Pacto Histórico Alirio Uribe (quien formaba parte de la organización de derechos humanos Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo) y la senadora Piedad Córdoba.

Las AUC estuvieron a punto de asesinar al actual embajador del país ante la ONU, Gustavo Gallón, fundador de la Comisión Colombiana de Juristas (CCJ), un asesinato que no se produjo, según Mancuso, por "las enormes repercusiones" que tuvo el homicidio del periodista y humorista Jaime Garzón, que fue asesinado el 13 de agosto de 1999 en Bogotá por orden del entonces jefe las AUC, Carlos Castaño, con la complicidad de agentes del Estado.

El papel de la prensa

Mancuso también señaló directamente el papel de los medios de comunicación para legitimar el discurso paramilitar y su proceder criminal.

En ese sentido, el exparamilitar aseguró que Santos le "invitó a Bogotá al periódico El Tiempo a explicarles a los editorialistas el enfoque de autodefensas en la lucha contra la subversión".

"Nos ayudó muchísimo a legitimar el discurso", apuntó Mancuso, quien aseguró que se publicaron editoriales y que el propio Santos hizo una columna que validó su discurso.

Relación con grandes empresas

Postobón, Bavaria, Coca Cola o Ecopetrol, las principales empresas de Colombia, fueron algunos de los nombres que Mancuso nombró cuando se le preguntó sobre la relación tanto de las AUC como de las Convivir (cooperativas de vigilancia legales que algunas evolucionaron en las fuerzas paramilitares) con empresas.

"Recurrimos a finanzas ilícitas que incluyeron todo lo que había en la zona. Ecopetrol permitía que nosotros extrajéramos combustible del oleoducto y no suspendían el bombeo. De esa manera se nos pagaba a través de Ecopetrol", dijo, por ejemplo, con relación a la petrolera.

Postobón "pagaba 10 millones de pesos (2.200 dólares o 2.040 euros) mensuales a través de un acuerdo directo" y Bavaria se beneficiaba de poder distribuir donde operaban los paramilitares.

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