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Un exespía israelí revuelve la política británica tras hacerse cargo de las redes sociales de los laboristas

Assaf Kaplan es el nuevo responsable de las redes sociales del partido laborista británico. El problema es que con anterioridad trabajó para los servicios de inteligencia israelíes, una ocupación que nadie sabe si sigue practicando. 

Keir Starmer
El líder del Partido Laborista británico, Keir Starmer, a la salida de su domicilio en Londres el 22 de abril de 2020. WILL OLIVER / EFE / EPA

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

El nombramiento de un exespía israelí para un alto empleo en la oficina del líder del partido laborista británico, Keir Starmer, ha causado un sonado escándalo en el país, pero es consecuente con las políticas del partido después de la expulsión del anterior líder, el progresista Jeremy Corbyn, quien fue defenestrado tras ser acusado de "antisemita".

Es difícil creer que el nombramiento del israelí Assaf Kaplan se hizo por ignorancia de los dirigentes del partido, pero el caso es que ni sus responsables ni el propio Kaplan han tenido a bien responder a las críticas surgidas en los sectores progresistas cuando se conoció el nombramiento, ya hace más de una semana.

Kaplan sirvió en la controvertida Unidad 8200, dedicada a espiar a los civiles palestinos electrónicamente, aunque también realiza tareas de espionaje fuera del país. La vigilancia se hace sistemáticamente sobre toda la población palestina y no solo sobre los palestinos sospechosos de "terrorismo". Los datos obtenidos se suelen utilizar para realizar chantajes, según han denunciado decenas de miembros en activo y exmiembros de la Unidad 8200.

El ejército israelí busca confidentes entre los palestinos por métodos dudosos, así como reunir información sobre otros palestinos. Los sistemas utilizados han sido calificados de "inmorales" por miembros de la Unidad 8200. Por ejemplo, la unidad obligará a un palestino que es homosexual a colaborar con los militares para evitar que se divulgue su condición sexual.

Con el nombramiento de Kaplan, el líder laborista Starmer parece completar una operación de acercamiento a Israel. Aunque los medios que dan cuenta de este hecho eluden referirse a datos personales de Starmer, para que no se les acuse de "antisemitismo", en medios alternativos se recalca que Starmer ha desencadenado una persecución sistemática contra quienes critican la brutal ocupación israelí.

Algunos medios mencionan en concreto que Starmer mantiene estrechos vínculos con personalidades políticas israelíes, que su esposa es judía y que da una educación judía a sus hijos, unos datos que no tienen que ser negativos por sí mismos pero que los grandes medios de comunicación ignoran cuidadosamente para no ser tildados de "antisemitas".

Numerosos miembros del partido laborista británico han sido suspendidos o expulsados desde que Starmer asumió el liderazgo por el simple hecho de denunciar la ocupación israelí en las redes sociales. El propio Corbyn ha sido apartado del grupo parlamentario por Starmer por ese mismo motivo.

Formado por el ejército israelí, el exespía Kaplan es a partir de ahora responsable de hacer seguimiento de las redes sociales en el partido laborista, justamente las mismas redes que la actual dirección está utilizando para señalar, amedrentar, suspender o expulsar a miembros que se atreven a criticar la ocupación.

Por si esos antecedentes fueran poco, se da la circunstancia de que Kaplan es amigo de Shai Masot, un empleado de la embajada israelí en Londres que fue descubierto por Aljazeera interviniendo subrepticiamente en la política británica y que fue devuelto a Israel en el primer avión disponible. La embajada israelí se disculpó por las actividades de Masot mediante un comunicado.

En una de las grabaciones de Aljazeera, aparecía Masot, en su condición de funcionario de la embajada israelí, manteniendo conversaciones clandestinas con personal del partido Conservador al que intentaba persuadir para finiquitar a un alto cargo del ministerio de Exteriores, Alan Duncan, que, en opinión de Masot, simpatizaba demasiado con la causa palestina. Masot también fue grabado expresando interés por acabar con la carrera política de Corbyn.

En los últimos días, destacados líderes laboristas han reaccionado con disgusto contra el nombramiento de Kaplan, quien ya empezó a trabajar en la oficina de Starmer el año pasado. "No estoy seguro de que sea una buena idea. ¿Sigue trabajando para los israelíes, o para el partido laborista?", ha dicho Chris Mullin, que tuvo un asiento en el parlamento durante 23 años.

"Creo que la mayoría de militantes laboristas estarán defraudados, por decir lo mínimo, porque a pesar de los talentos de redes sociales disponibles en nuestro movimiento, el partido haya decidido reclutar a alguien con antecedentes de haber trabajado para una organización de inteligencia ampliamente condenada por su papel en el abuso de los derechos humanos de los palestinos", ha comentado John McDonnell, excanciller laborista en la sombra.

Otro veterano parlamentario citado por Middle East Eye ha calificado el nombramiento de "preocupante en extremo". "Es posible que hubiera un despiste y que sus antecedentes no se examinaran a fondo, pero esto también sería preocupante. De cualquier manera, la decisión debería revertirse inmediatamente y se le debería sacar de ese cargo".

No fue hasta el martes de la semana pasada cuando transcendieron los antecedentes militares de Kaplan, y al parecer solo una pequeña parte de responsables laboristas los conocían. Sin embargo, los responsables presentaron a Kaplan como alguien que había trabajado para el partido laborista israelí, omitiendo su paso por las filas de los servicios de inteligencia.

Ocho días después, el partido laborista sigue sin responder a las preguntas que le hacen los periodistas sobre este caso y ni siquiera ha querido aclarar si los responsables, incluido Starmer, conocían los detalles. Algunos medios sugieren que Starmer se halla en una posición difícil y está tratando de encontrar una manera de responder que sea lo menos dañina posible para sus intereses. El propio Kaplan también se niega a responder a las preguntas.

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