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Europa, Israel y Palestina: un triángulo que mueve mucho dinero y mucha hipocresía

Pese a sus buenas palabras, la Unión Europea ha consolidado una política que ignora el derecho internacional, castiga a los palestinos y facilita la expansión de las colonias judías ilegales en Cisjordania. Nada indica que esto vaya a cambiar.

La presidenta de la Comisión Europea, Urseula Von der Leyen, tras su encuentro con el primer ministro de Israel, Naftali Bennett, en Jerusalén. — AMIR COHEN / POOL / EFE/EPA
La presidenta de la Comisión Europea, Urseula Von der Leyen, tras su encuentro con el primer ministro de Israel, Naftali Bennett, en Jerusalén. AMIR COHEN / POOL / EFE/EPA

La política exterior de Europa, que muy bien puede calificarse de desastrosa en casi todos los frentes, adquiere unos tintes dramáticos en relación con Oriente Próximo, y particularmente en lo tocante a la brutal ocupación israelí de los territorios palestinos.

En ese contexto, la visita de tres días que realiza a la zona la presidenta de la Comisión europea, Ursula von der Leyen, debe interpretarse como una peregrinación de rositas, como quedó de manifiesto el lunes nada más llegar, tras la entrevista que mantuvo con el ministro de Exteriores Yair Lapid. En un breve comunicado, Lapid dijo que había "disfrutado" con la reunión, sin hacer ninguna referencia a los palestinos ni a la ocupación militar.

Los mandatarios de Alemania y Francia, que son los que cortan el bacalao, marcan las directrices de la política europea con respecto a Israel y los palestinos, y los resultados de esa política no pueden ser más trágicos para millones de palestinos, ni más beneficiosos para millones de israelíes judíos.

El representante de la política exterior europea, Josep Borrell, ya tuvo ocasión de experimentar en su propia carne cómo las gastan franceses y alemanes en lo tocante a Israel. Coincidiendo con la asunción del cargo hace dos años y medio, a Borrell se le ocurrió criticar la ocupación, pero debieron tirarle de las orejas puesto que desde entonces ha estado bien calladito, en consonancia con lo que dictan Berlín y París.

La presidenta de la Comisión Europea, Urseula Von der Leyen con el primer ministro palestino Mohammad Shtayyeh, en Ramala. EFE/EPA/ATEF SAFADI
La presidenta de la Comisión Europea, Urseula Von der Leyen con el primer ministro palestino Mohammad Shtayyeh, en Ramala. ATEF SAFADI / EFE/EPA

Mientras Von der Leyen está en la zona, la Comisión europea votó el lunes por la noche liberar fondos a la Autoridad Palestina, 200 millones de euros, retenidos por la "incitación" de los libros de texto palestinos, un argumento que es rocambolesco y pusilánime si se tiene en cuenta que, aunque en materia de incitación Israel no es manca, Europa se lo paga con acuerdos y ventajas de todo tipo, políticas y económicas, y sin ninguna sanción.

¿Acaso no es incitación que los ministerios, los periódicos, las televisiones, etcétera, presenten habitualmente el mapa de Israel incluyendo los territorios palestinos ocupados ilegalmente? Por otro lado, la enseñanza en los colegios israelíes, especialmente en los religiosos, donde se incita a un nacionalismo feroz, no es una cuestión menor, y sin embargo Bruselas no tiene nada que decir.

Hace solo unos días las autoridades israelíes retiraron una gran bandera palestina que colgaba en un edificio de Tel Aviv junto a una bandera israelí. Las autoridades alegaron que la bandera palestina "promovería disturbios de manifestantes". Pero solo unos días después las autoridades no tuvieron ningún problema en permitir la exhibición de miles de banderas israelíes por los barrios palestinos de Jerusalén sabiendo que incluso podía desencadenar una guerra.

Los manifestantes de las banderas israelíes, cargados de odio, marcharon provocativamente por los barrios árabes de la ciudad santa cantando eslóganes contra los palestinos, pidiendo su muerte y su expulsión, pero la policía y el ejército les protegió. Un vivo retrato del Ku Klux Klan, como señalaron distintos medios hebreos. Bruselas no tiene nada que decir o hacer al respecto, de manera que no es extraño que el ministro Lapid, después de reunirse con Von der Leyen, dijera que había "disfrutado" con el encuentro.

Solo unos días antes, el Tribunal Supremo de Israel dio luz verde a la expulsión de más de un millar de campesinos y pastores palestinos al sur de Hebrón, en la Cisjordania ocupada, para establecer en el lugar un campo de tiro militar que Israel podría muy bien haber habilitado en el desierto del Neguev. La reacción de Bruselas fue penosa.

La presidenta de la Comisión Europea, Urseula Von der Leyen con el primer ministro de Israel, Naftali Bennett, en una comparecencia ante la prensa tras su encuentro en Jerusalén. — AMIR COHEN / POOL / EFE/EPA
La presidenta de la Comisión Europea, Urseula Von der Leyen con el primer ministro de Israel, Naftali Bennett, en una comparecencia ante la prensa tras su encuentro en Jerusalén. AMIR COHEN / POOL / EFE/EPA

Por otra parte, coincidiendo con la visita de Von der Leyen, los palestinos han informado que Israel se dispone a expropiar 600 dunam de terreno, 60 hectáreas, junto a Hebrón, para ampliar las colonias judías de la zona. Por supuesto, Bruselas no considera esto incitación ni tiene nada que hacer al respecto.

Dirigidos desde Berlín y París, los europeos llevan adelante en Oriente Próximo una política basada en la injusticia y en la violación sistemática de los derechos más elementales. Bruselas ignora el derecho internacional en cada ocasión que se le presenta.

De vez en cuando da unos cuantos millones de euros a los palestinos y se lava la conciencia, a pesar de que es evidente de que esos billetes contribuyen a reforzar la ocupación. Entre 2008 y 2020, Europa ha transferido a los palestinos ayudas directas por valor de más de 2.000 millones de euros, tácitamente condicionadas a que los palestinos se estén quietos y permitan que prospere la ocupación.

Con la que les está cayendo encima a los palestinos, Bruselas reacciona reteniéndoles el dinero porque en sus libros de texto encuentra "incitación" a la violencia. Los europeos, en cambio, no quieren ver el monstruoso elefante de la ocupación y sus consecuencias, ni quieren ver que los millares de jóvenes judíos que se manifiestan al ritmo del Ku Klux Klan estudian en colegios con programas eminentemente racistas. Al contrario, estrechan más y más la colaboración con el estado judío fomentando todo tipo de acuerdos bilaterales.

La posición europea no puede ser más cínica, ni contribuir más a la ocupación, eso sí, en el marco de un exquisito "juego democrático". Para agravar las cosas y el futuro de los palestinos, Bruselas incrementa sus acuerdos multimillonarios con Israel sin pedirle nada a cambio. Detrás de esta actitud están París y Berlín, cuyos mandatarios permiten la violación sistemática del derecho internacional y obligan a los funcionarios europeos a observar la ley del silencio.

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