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La escalada bélica en Ucrania acelera la implicación de la OTAN, con escudos antimisiles para Kiev y otras ciudades

La OTAN reconoce que lleva armando al ejército de Ucrania desde 2014 y que estaba preparada para la eventualidad de una guerra en este país. Ahora ha empezado a enviar sistemas avanzados de defensa aérea que pondrán muy difícil un nuevo ataque ruso con misiles, como el lanzado esta semana contra Kiev y otras ciudades ucranianas.

El secretario de Defensa de EEUU, Lloyd J. Austin III, y el ministro de Defensa ucraniano, Oleksii Reznikov, en la reunión de ministros de Defensa de la OTAN celebrada en Bruselas este 12 de octubre de 2022.
El secretario de Defensa de EEUU, Lloyd J. Austin III, y el ministro de Defensa ucraniano, Oleksii Reznikov, en la reunión de ministros de Defensa de la OTAN celebrada en Bruselas este 12 de octubre de 2022. STEPHANIE LECOCQ / EFE

El bombardeo masivo ruso de los últimos días en Ucrania ha reforzado si cabe más el involucramiento de Estados Unidos y la OTAN en la guerra, con el suministro al ejército ucraniano de sistemas de misiles y antiaéreos de última generación. Ahora, Bruselas pide a los aliados un esfuerzo más en el envío de armas, consciente de que si ayuda a Kiev a levantar escudos antimisiles sobre sus principales ciudades, el ejército ucraniano podría concentrarse en los avances de sus tropas sobre los territorios ocupados por Rusia, en el este y sur de Ucrania.

Los ataques lanzados esta semana por Rusia contra Kiev, Lvov, Járkov y otras grandes ciudades ucranianas causaron importantes daños en las infraestructuras críticas de Ucrania que tardarán en ser reparados. Fueron bombardeadas infraestructuras militares, pero también sistemas de comunicaciones y de suministro de electricidad y agua.

El ministro ucraniano de Energía, Herman Haluschenko, reconoció que cerca del 30% de las infraestructuras energéticas de Ucrania fueron alcanzadas por los misiles rusos con el bombardeo que comenzó el lunes y siguió los días siguientes. En palabras a la CNN, Haluschenko dijo que era la primera vez desde el comienzo de la guerra que Rusia se había cebado así con esos sistemas de suministro energético.

El ataque ruso demostró los puntos débiles de la defensa aérea ucraniana

La ofensiva rusa ha puesto en evidencia muchas e importantes carencias de la defensa aérea de Ucrania, a pesar de que parte de los misiles lanzados por los rusos y de los drones utilizados en el ataque fueron abatidos antes de completar su misión, según afirma el Gobierno ucraniano. Por eso el envío de sistemas antiaéreos de última generación a Ucrania figuraba en un lugar destacado de la agenda de la reunión de ministros de Defensa de la OTAN que se inauguró este miércoles en Bruselas.

La ofensiva rusa ha puesto en evidencia muchas e importantes carencias de la defensa aérea de Ucrania

Los masivos ataques aéreos rusos han dejado claro que Rusia aún puede poner en jaque los avances terrestres ucranianos en el este y sur de Ucrania atacando los puntos vitales de este país lejos del frente de guerra. El propio secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, subrayó el siguiente paso en la implicación de la Alianza en la guerra: "La prioridad será más defensa aérea para Ucrania".

Llegan a Ucrania los primeros sistemas antiaéreos

Dicho y hecho, Alemania ha sido la primera en despachar a Ucrania este tipo de sistema antiaéreo, con un adelanto de varios meses respecto a las previsiones que situaban el envío a fines de año. El ministro ucraniano de Defensa, Oleksii Reznikov, anunció en su cuenta de Twitter la llegada de la primera partida de este tipo de armamento, especialmente diseñado para proteger infraestructuras sensibles e incluso ciudades enteras.

"Una nueva era de la defensa aérea ha empezado en Ucrania. Los IRIS-T SLM de Alemania ya están aquí y los NASAM de Estados Unidos están llegando. Solo es el principio. Y necesitamos más", afirmó Reznikov en su tuit.

Los misiles antiaéreos IRIS-T SLM pueden eliminar cohetes enemigos a una altitud de 20 kilómetros y a una distancia de 40 kilómetros

Los misiles antiaéreos IRIS-T SLM pueden eliminar cohetes enemigos a una altitud de 20 kilómetros y a una distancia de 40 kilómetros. Si Alemania entrega a Ucrania las cuatro unidades de IRIS-T SLM prometidas, Kiev y otras ciudades ucranianas podrían quedar blindadas ante los misiles rusos. Cada uno de estos sistemas antiaéreos está valorado en unos 140 millones de euros. El resto de envíos está previsto para 2023, pero podrían acelerarse si los ataques rusos con misiles contra ciudades se convierten en la nueva estrategia de la invasión.

Salto cualitativo en la ayuda prestada por la OTAN a Ucrania

Junto a los sistemas antimisiles alemanes ya ha llegado también a Ucrania la primera unidad de los NASAM (National Advanced Surface-to-Air Missile Systems) estadounidenses de las ocho que Washington podría entregar al ejército ucraniano. Estas armas marcan un salto cualitativo en la ayuda de la OTAN a Ucrania. Bruselas ya contemplaba el envío dentro de unos meses de tales sistemas capaces de blindar los cielos de las ciudades ucranianas. El ataque ruso con misiles y drones simplemente ha acelerado las entregas de estos lanzacohetes destinados a dar un giro a la guerra y consolidar la ofensiva terrestre ucraniana en el Donbás, Jersón y Zaporiyia.

Los NASAMs, dotados de movilidad en vehículos, son efectivos contra otros misiles con un radio de unos 30 kilómetros y a una altura de hasta 25 kilómetros, y pueden proteger así urbes e infraestructuras militares y civiles. De hecho, los sistemas NASAMs son los encargados de proteger con un paraguas antiaéreo la Casa Blanca y el Pentágono de Estados Unidos. Cada lanzadera está dotada con seis misiles AMRAAM capaces de alcanzar otros tantos blancos. Estos sistemas son superiores a los S-300 del arsenal ruso.

Stoltenberg: "Se necesita protección antiaérea de todo tipo"

En la rueda de prensa previa a la reunión de ministros de Defensa de la OTAN este miércoles, su secretario general subrayó que la destrucción por los misiles rusos de las infraestructuras ucranianas demostraba "la urgente necesidad de más defensa aérea para Ucrania". Reconoció que los aliados habían ya proporcionado ayuda en ese sentido, pero que se precisaba mucha más.

"Necesitamos diferentes tipos de defensa aérea (para Ucrania): de corto alcance, de largo alcance, sistemas de defensa aérea capaces de abatir misiles balísticos, misiles de crucero, drones… Diferentes sistemas para diferentes tareas", explicó Stoltenberg.

La OTAN reconoce su "apoyo sin precedentes" a Ucrania, aún sin ser parte del conflicto

En otra rueda de prensa previa, y en la que Stoltenberg condenó los bombardeos rusos a Kiev y otras urbes ucranianas, el secretario general de la OTAN insistió en que la Organización Atlántica "no es parte en el conflicto", aunque su apoyo a Ucrania "está siendo clave", subrayó. Además de las armas suministradas a Kíev, Stoltenberg reconoció que la OTAN había doblado la presencia de sus grupos de combate en el este de Europa y en la región del mar Báltico.

Desde que comenzó la guerra, detalló, "los aliados han provisto un apoyo sin precedentes a Ucrania", con armas, munición, logística y diferentes tipos de ayuda militar, además de combustible e intendencia. Y fue más allá a la hora de definir el apoyo de Bruselas: "Tenemos que recordar que los aliados en la OTAN han prestado apoyo a Ucrania desde 2014, incluido el entrenamiento de miles de oficiales y soldados ucranianos que están jugando un papel fundamental en la defensa contra la agresión rusa a Ucrania". Después de la invasión, aseveró, esa ayuda simplemente se incrementó.

Al igual que se incrementará en un futuro, prometió Stoltenberg, con la reposición de los arsenales de los aliados que se están vaciando con este apoyo militar a Ucrania, y gracias a las alzas de los presupuestos de defensa de miembros de la OTAN hasta alcanzar el 2% del PIB. Todo ello pese a la crisis y la recesión inminente en Europa.

La OTAN ya estaba en Ucrania desde 2014

Stoltenberg corroboraba así la asistencia de la OTAN a Ucrania desde que en 2014 Rusia se anexionara Crimea y comenzara el conflicto del Donbás. Al igual que entonces se materializó la injerencia rusa en esa región del este ucraniano, la involucración directa de la Alianza Atlántica en Ucrania fue la otra cara de la moneda. Ucrania no era parte de la OTAN, pero su ejército era preparado y armado por la OTAN. La dimensión real de esta intrusión fue negada durante mucho tiempo en Bruselas y Washington, en un doble rasero político que explica en parte la tensión vivida en esa región de Europa en los últimos ocho años.

Stoltenberg: "Estábamos preparados cuando Rusia invadió Ucrania en febrero"

La disputa de Rusia y la OTAN sobre Ucrania no empezó el 24 de febrero con la invasión. El pulso directo, con dinero, espías y asesores militares sobre el terreno, se remonta como mínimo al 2014. A partir de ese año, dijo Stoltenberg, "hemos llevado a cabo el mayor refuerzo de nuestra defensa colectiva desde el fin de la Guerra Fría" en los años noventa. "Estábamos preparados cuando Rusia invadió Ucrania en febrero", sentenció.

Las palabras de Stoltenberg no han pasado desapercibidas en Moscú. La victoria de Rusia en Ucrania "sería una derrota para todos nosotros", añadió además el secretario general de la OTAN el martes. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, interpretó esta afirmación como una prueba más de la implicación de la Alianza Atlántica en la guerra. Es por eso, justificó Peskov, que Rusia "está actuando desde el 24 de febrero" en Ucrania.

El nerviosismo ruso se incrementará la semana próxima, cuando la OTAN tiene previsto celebrar sus maniobras anuales de disuasión nuclear, denominadas Steadfast Noon. Aunque Bruselas ha insistido en que tales ejercicios militares responden a una convocatoria ya prevista y son un entrenamiento "rutinario", el riesgo es muy alto en los momentos actuales de alta tensión entre la OTAN y Rusia. Más aún con la amenaza del Kremlin de recurrir a armamento nuclear táctico si sufre un revés en Ucrania que ponga en juego la integridad de la Federación Rusa. Stoltenberg ya ha dicho que las maniobras siguen adelante, pues su suspensión enviaría "una señal muy equivocada" a Rusia.

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