Este artículo se publicó hace 9 años.
Donald Trump, el millonario racista que enamora a los republicanos
Casado con una modelo 24 años menor, alardea de su fortuna mientras acapara todos los focos con sus declaraciones xenófobas y sus promesas de políticas más agresivas en el exterior
-Actualizado a
MADRID.- Polémico, xenófobo, racista, nacionalista hasta lo absurdo, con excentricidades que hacen a muchos pensar que se ha vuelto loco y, sobre todo, asquerosamente rico. Así es Donald Trump, un personaje que parece sacado de una película y que solo podría haber surgido en un país como Estados Unidos.
Donald Trump, que ahora tiene 69 años, ya era un hombre conocido en su país (lleva tanteando el salto a la política desde los 70) cuando se presentó a las primarias del Partido Republicano para elegir aspirante a la Casa Blanca. Sin embargo, la manera en que lo hizo le catapultó a las portadas de todos los periódicos. No era para menos: acusó a México de estar "enviando drogas y violadores". ¿La solución? Para él, muy fácil: construir una valla en toda la frontera. Cuando algunos le recordaron la enorme distancia que tendría que cubrir (casi tres veces la que hay de extremo a extremo de España), les tranquilizó con una respuesta de manual para un americano que cree que todo en el mundo se puede solucionar con tanques: "se lo haré pagar a México".
Este jueves se enfrentaba al primer debate de la campaña de los republicanos, y solo había una cosa clara: todas las miradas estarán puestas en él, que ya se ha convertido en el político más mediático de EEUU.
Para Trump, el cambio climático es "una mierda creada por los chinos para hacer a la industria americana no competitiva"
La reacción inicial de los medios fue la de tratarle prácticamente como a un animal de circo, alguien sin ninguna opción en la carrera presidencial pero que al menos la animaría de vez en cuanto con sus ocurrencias. Lo que no esperaban es que, al publicarse las primeras encuestas, Trump hubiese subido como la espuma hasta situarse como uno de los favoritos. Ahora, ya no hay duda de la popularidad del millonario: el último sondeo de Fox News cifra el apoyo de los republicanos hacia él en un 26%. Ningún candidato antes que él había logrado tanto respaldo en la misma encuesta. En segunda posición está Jeb Bush, el hijo del expresidente. Tiene casi la mitad de los apoyos: un 15%.
Las primarias de los republicanos no suelen ser aburridas; en nuestro país se asemejarían más a un reality show que a la política interna del Partido Popular. La derecha en Estados Unidos es única en el mundo: cada cuatro años se suceden declaraciones apelando a un nacionalismo fanático que van desde el racismo al fundamentalismo religioso, pasando por las promesas de mano dura en política internacional que tanto gustan a los patriotas de las barras y las estrellas. Pero la verborrea de Donald Trump no tiene parangón.
Su carrera al liderazgo de los republicanos, de tan solo mes y medio, ha sido breve pero intensa. Y es que aparte de la controversia que suscitaron sus ataques a México, ha habido muchas otras:
Sobre el Estado Islámico, Trump sorprendió a todos con su plan: "Encontraré a un general Patton o a un general MacArthur (ambos héroes americanos de la Segunda Guerra Mundial). Encontraré al hombre correcto", eran sus palabras, que podrían haber servido para dar paso a los créditos de cualquier película de Hollywood. Pero su explicación del surgimiento del grupo yihadista no se quedaba atrás: "Tienen el petróleo que, cuando abandonamos Irak, yo ya dije que teníamos que haberles quitado".
Explicó que el Estado Islámico tenía poder porque "tienen el petróleo que yo ya dije que teníamos que haberles quitado" a los iraquíes
Acerca de las armas nucleares, ha sido muy claro: "Nos estamos volviendo débiles", a la vez que sus "enemigos se vuelven más fuertes cada día". Con esta visión apocalíptica, a nadie le puede extrañar que la apuesta de Trump sea la de invertir miles de millones de dólares en iniciar una nueva carrera nuclear.
Donald Trump no solo dispara dardos contra otros países. También es aficionado al fuego amigo. Para él, John McCain, candidato republicano a las elecciones de 2008 y veterano de la guerra de Vietnam, donde fue torturado, "no es un héroe de guerra. Es un héroe de guerra porque le capturaron. Me gusta la gente a la que no le capturan”.
También alardeó de su fortuna, que Forbes estima en casi 3.000 millones, lo que le sitúa como una de las personas más ricas del mundo y sin duda la más adinerada que se haya presentado como candidato a unas primarias para las elecciones generales. Se jactó de no tener que pedir dinero prestado para su campaña, como hacen muchos candidatos. "Soy realmente rico", dijo con una sonrisa.
Hace un par de meses, Trump cargaba contra China, Japón y México, afirmando -en contra de toda evidencia- que "viven mejor" que los americanos porque les están "matando económicamente". En su realidad paralela, EEUU estaba siendo "derrotado" una y otra vez con la firma de tratados comerciales. Cómo no, a continuación se presentaba como el salvador que conseguiría para su país las victorias que merece.
El millonario no ha destacado solo por sus declaraciones incendiarias, sino también por sus métodos expeditivos. Cuando el senador y compañero de partido Lindsay Graham le criticó por sus excesos, Trump llevó a cabo una particular venganza: publicó en un vídeo que vieron millones de personas el número de teléfono de Graham. Quizás aceptar las críticas no esté entre sus habilidades, aunque sí lo está el conseguir desquiciar a todos sus rivales.
Habrá quien piense que su afición a la polémica es simplemente una estrategia de cara a las primarias del partido. Pero si se indaga un poco en su historia, parece tener más que ver con la incapacidad de callar lo que piensa, algo explosivo en una persona con sus ideas y a la que los medios de comunicación siguen permanentemente.
En 2011, fue el impulsor junto con el Tea Party de la campaña que se hizo entre ataques xenófobos contra Barack Obama y que le acusaba de haber nacido fuera de EEUU, lo que convertiría en ilegal su elección. El presidente se vio obligado a hacer público su certificado de nacimiento, el cual demostró que Obama nació en suelo americano y su acceso a la presidencia había sido perfectamente legal.
Trump no pierde la ocasión de alardear de su fortuna. "Soy realmente rico", se ha jactado en las últimas semanas
En 2012, opinó que era el momento de "aprovecharse" de España, ya que invertir era más barato tras la crisis. "Te están dando las tierras por nada, te lo están dando todo por nada", explicaba Trump.
En 2012, aseguró que el cambio climático había sido "creado por los chinos para hacer la industria americana no competitiva". "Esta mierda tan cara de luchar contra el calentamiento global tiene que acabar", escribía en Twitter.
El año pasado se quejó en la red social de que el gobierno americano repatriase a enfermos de ébola para curarlos. "¡MANTENEDLOS FUERA DE AQUÍ!", dijo vehementemente. También defendió que había que acabar con la vacunación en los niños. "No son caballos", argumentó, para asegurar después que de tomar esta medida "descenderían los casos de autismo", en una relación por la que muchos científicos se llevaron las manos a la cabeza.
Donald Trump nació en 1946 en el barrio neoyorquino de Queens, descendiente de inmigrantes alemanes y escoceses. Su padre, Fred Trump, era un magnate del sector inmobiliario, y a los 30 años su hijo ya había heredado sus empresas, convirtiéndose en uno de los hombres más ricos del país.
En los 70 inició una arriesgada política de inversiones, haciéndose con importantes hoteles y apartamentos en la ciudad de Nueva York. Fue un éxito, y consiguió aumentar su fortuna.
Las tres esposas de Trump han sido modelos; las dos últimas mucho menores que él
En 1977, se casó con la modelo Ivana Marie Zelnickova, con la que tuvo tres hijos y se divorció en 1992, quince años después. Al año siguiente se volvió a casar con una modelo, Marla Maples, de 29 años (en estos momentos él ya tenía 47).
A finales de los 90 el empresario se hizo más popular en EEUU, cuando apoyó públicamente a los demócratas y planteó presentarse a las elecciones por el Partido Reformista de Jesse Ventura, algo que finalmente no hizo.
En 2004 protagonizó su propio reality, El Aprendiz, en el que varios jóvenes competían para ser designados por Trump como altos ejecutivos en sus empresas, cobrando 250.000 dólares al año. El Aprendiz fue seguido por más de 20 millones de espectadores. Trump llegó a aparecer en los programas de lucha libre de la WWE, como un personaje prepotente que conseguía arrancar los abucheos de toda la grada.
A sus 58 años, se casó por tercera vez con una modelo, esta vez de nombre Melania Knauss. Melania, de nacionalidad eslovena, tenía 34 años cuando contrajo matrimonio con el magnate.
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