Este artículo se publicó hace 8 años.
Los desaparecidos por la violencia en Colombia suman 60.630 personas
El país no ha empezado a reconocer las dimensiones del problema, incorporado ya a los acuerdos sobre justicia firmados en La Habana.
Antonio Albiñana
-Actualizado a
BOGOTÁ.- Con el título “Hasta encontrarlos”, por primera vez se dan a conocer en Colombia los resultados de una investigación completa sobre los desaparecidos entre 1970 y 2015, resultado de un trabajo exhaustivo llevado a cabo por el Centro Nacional de Memoria, como base para iniciar, con otras instituciones, la búsqueda de las víctimas de este crimen continuado contra la humanidad.
En un principio, la fiscalía ha pedido a los familiares que aporten datos y muestras genéticas para facilitar la identificación de los 3.500 cuerpos que tiene sin identificar, mientras la Policia y Medicina Legal realizan un banco de datos completo sobre el resto.
A lo largo de 45 años, cada día tres personas desaparecieron forzadamente en Colombia, y hasta hoy el país no ha empezado a reconocer las dimensiones del problema, incorporado ya a los acuerdos sobre justicia firmados en La Habana. Durante décadas, la desaparición forzada no estuvo tipificada en el Código Penal, cuando raramente llegaba algún caso a los juzgados se trataba bajo la figura del “secuestro”.
“Colombia se convirtió en una sociedad que vive indiferente frente a lo humano y convive con lo inhumano”, aseguró Gonzalo Sánchez
Un Decreto promulgado en 1941 en la Alemania de Hitler propugnaba “La desaparición del enemigo y la negación del conocimiento sobre su paradero”. Una práctica que Estados Unidos reanudó, particularmente en América Latina, durante la Guerra Fría como parte de la denominada “Doctrina de Seguridad Nacional”, aplicada por ejemplo en Chile durante la dictadura.
Colombia fue un alumno aventajado en la aplicación de estas “doctrinas”, muy especialmente con el Presidente Julio César Turbay, impulsador de un “Estatuto de Seguridad Nacional” que, según el Informe del Centro de Memoria Histórica, “consolidó la autonomía de las Fuerzas Armadas en lucha contra ‘el enemigo interno’ y la represión de expresiones políticas disidentes, abriendo la modalidad de la desaparición forzada en el país” que, a partir de los años 80, dejó de ser un monopolio del Estado y fue usada como arma por todos los actores del conflicto, especialmente por parte de los paramilitares, responsables de la mayor parte de los casos.
Según un informe de la revista Semana, a medida que los “paras” se expandieron por el país, usaron la desaparición forzada, muchas veces de forma sistemática y masiva para producir terror, hacer sufrir prolongadamente a las personas, alterar familias por generaciones y paralizar comunidades enteras. Entre 1996 y 2005 cada 2 horas y media una persona desaparecía en Colombia.
A esto debe sumarse, según el Informe del Centro de Memoria Histórica “la cuestionable ausencia de movilización y solidaridad ciudadana”. Según el Director de esta institución, Gonzalo Sánchez: “En Colombia quedó anulada la habilidad para sentir empatía, se convirtió en una sociedad que no reclama verdad y justicia, que vive indiferente frente a lo humano y convive con lo inhumano”.
Hasta ahora, cuando se hablaba de “desaparecidos” se recordaba a Argentina, con 30.000 casos durante la dictadura. O a Chile, con 3.000 víctimas de este delito bajo Pinochet. O a Uruguay, con 300 desaparecidos. Hoy, gracias al Informe que acaba de difundir Memoria Histórica, se sabe que Colombia, con 60.630 casos, superó a toda América del Sur junta. Con la diferencia de que en los demás países del Sur desaparecieron a los opositores bajo regímenes dictatoriales. En Colombia, hasta hoy, todo se ha producido en plena democracia constitucional.
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