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La derecha gana en Portugal pero una alianza de izquierdas podría desalojar a Passos Coelho del Gobierno

La candidatura conservadora alcanza el 39% de los votos, frente al 32% del aspirante socialista António Costa. Las elecciones dejan una mayoría de izquierdas en el parlamento, formada por el Partido Socialista, el Bloque de Izquierda y la coalición de comunistas.

PÚBLICO/AGENCIAS

MADRID/LISBOA.- Era la oportunidad de los portugueses para ajustar cuentas con el Ejecutivo de Pedro Passos Coelho. El Gobierno de los recortes, privatizaciones y subidas de impuestos. Una política de austeridad que incluso el Tribunal Constitucional luso intentó tumbar. Pero la derecha ha vuelto a ganar (PSD/CDS) en el país vecino este domingo. Aunque, eso sí, no ha conseguido la mayoría absoluta que prácticamente le ofrecían los sondeos a pie de urna realizados durante toda la jornada.  Un resultado que deja una mayoría de izquierdas en el parlamento, formada por el Partido Socialista, el Bloque de Izquierda y la coalición de comunistas. De ponerse de acuerdo, un hipotético tripartido de izquierdas podría desalojar a Passos Coelho del poder.

La coalición liderada por el actual primer ministro de Portugal ha obtenido el 39% de los apoyos. Para conseguir la mayoría absoluta, en cambio, es necesario un porcentaje aproximado del 45%, por lo que la formación del nuevo Ejecutivo continúa aún en el aire. La coalición que lidera Passos Coelho y Paulo Portas no llegará a los 116 diputados que necesitan para poder dominar el Parlamento, por lo que necesitará en todo caso la colaboración del Partido Socialista (PS) para poder aprobar leyes tan importantes como los Presupuestos Generales del Estado.

Un tripartido de izquierdas podría desalojar a Passos Coelho del poder

Los socialistas (PS) de António Costa han alcanzado el 32%, por lo que queda abierta la posibilidad de que una coalición con otras formaciones de izquierda -especialmente dividida en el país vecino- le arrebate el liderazgo al actual primer ministro. 

Así, la izquierda ha salido reforzada de los comicios. Pese a que el PS ha pagado en parte los escándalos de corrupción del ex primer ministro socialista José Sócrates, el Bloco de Esquerda ha conseguido ser el mejor parado de la noche al haber superado en votos a los comunistas del PCP y posicionarse, así, como tercera fuerza. El Bloque, que dobló en número de votos y diputados, en torno a 20, logra un 10% de sufragios y la CDU, liderada por el Partido Comunista Portugués, se mantiene el 8%.

Francisco Louça, miembro fundador del Bloque de Izquierda (BE) portugués y líder de la formación hasta 2012, en declaraciones a Público, ha subrayado que pese a la victoria de la derecha, la mayoría es de izquierdas.  El crecimiento del Bloque de Izquierda, a su juicio, junto al de otras formaciones, indica que existe una fuerza social "muy importante" contra los sectores más conservadores favorables a la austeridad.

Pese a ello, ve "probable" que el próximo presidente sea finalmente Passos Coelho, aunque no vaticina una legislatura fácil para el mandatario conservador.  "Dependerá del Partido Socialista", asegura Louça. En juego hay una moción de rechazo al programa de la derecha y la "posibilidad y responsabilidad" de negociar con la izquierda, una opción que el partido de Costa nunca ha visto con buenos ojos. "El PS sale muy dividido de la campaña electoral. Hay un sector más conservador que propone un acuerdo con la derecha y la dimisión del secretario general. Hay una lucha interna que aún no se sabe cómo se va a resolver", sentencia. Una pugna interna que puede marcar las votaciones de toda una legislatura.

Mayoría de izquierdas

De este modo el panorama electoral no queda nada claro. La izquierda podría hacerse incluso con los mandos del Gobierno si el moderado PS pactase con el Bloque de Izquierda (formación hermanada con Podemos y Syriza en el Parlamento Europeo) y la coalición de comunistas y verdes (CDU) ya que, con ambos, podría haber una mayoría de izquierdas, con casi la mitad de los votos.

Un acuerdo de estas dos formaciones con el PS se antoja, sin embargo, bastante complejo de momento, pues les separan varias cuestiones de fondo con los socialistas, como la conveniencia de que Portugal se mantenga en el euro. Sin ir más lejos, el líder del PS, António Costa, ha descartado pactos con los partidos más a la izquierda.

Por su parte, el líder de la coalición de comunistas y verdes (CDU) lusa, Jerónimo de Sousa, se limitó a constatar la "enorme pérdida" de votos de la alianza de centroderecha pero no confirmó si está dispuesto a negociar un gobierno de izquierda con los socialistas.

El único que no ha cerrado la puerta al posible acuerdo a tres bandas es el 'número dos' del Bloque de Izquierda por Lisboa, Pedro Filipe Soares, que declaró antes de las elecciones que si la coalición conservadora Portugal al Frente perdía la mayoría absoluta, perdería también el gobierno.

Desde España también se ve lejana esta posibilidad. La secretaria de Estudios y Programas del PSOE y número dos de la lista por Madrid al Congreso, Meritxell Batet, considera "complicado" que los partidos de izquierda puedan pactar para desbancar del Gobierno al actual primer ministro, el conservador Pedro Passos Coelho, vencedor de las elecciones. Es "difícil" una alianza cuando "hay programas tan distintos y tan poco que compartir" entre los tres partidos de izquierda, ha asegurado. Ante las elecciones generales de diciembre en España, la dirigente socialista ha mantenido la misma tesis de que si el PP es el vencedor, tendría que ser su líder, Mariano Rajoy, el que tendría "la responsabilidad de formar gobierno".

Varias personas hacen cola para votar en un colegio de Lisboa (Portugal). REUTERS/ Rafael Marchante

Varias personas hacen cola para votar en un colegio de Lisboa (Portugal). REUTERS/ Rafael Marchante

Remoto tripartito

En respuesta a un remoto tripartito, Passos Coelho dijo que "sería extraño" que el partido que venciese no gobernase Portugal y anunció que comunicará al presidente de la República, Aníbal Cavaco Silva, su disponibilidad para formar gobierno.

"Los portugueses no perdonarían que su voluntad democrática fuese traicionada", alertó el número dos de la alianza conservadora, el democristiano Paulo Portas.

Passos Coelho, amenazado por un resultado sin mayoría para gobernar, asegura que "sería extraño" que el partido que ha vencido no gobernase

De cualquier modo, la decisión corresponderá a Cavaco Silva, quien había mostrado desde hace meses su predilección por poder dar posesión a un Gobierno con mayoría absoluta en el Parlamento.

El último Ejecutivo en minoría, uno socialista en 2009, no acabó bien, pues tuvo que dimitir en marzo de 2011 al no contar con la abstención de los conservadores en la votación de los Presupuestos.

"Hay una gran mayoría de portugueses que votó por el cambio político pero, desgraciadamente, no se tradujo en una mayoría de gobierno", reconoció el secretario general de los socialistas, António Costa, quien no se pronunció, de momento, sobre pactos con los partidos más a la izquierda.

La de Costa, al que hace meses daban como segura su victoria, fue una amarga derrota para los socialistas, que habían perdido el poder en las legislativas anticipadas de 2011, cuando Passos Coelho dejó al entonces primer ministro José Sócrates con el 28 % de los votos.

En cualquier caso, el primer ministro ha logrado un valioso triunfo electoral, teniendo en cuenta que gobernó en una legislatura marcada por las severas medidas de austeridad aplicadas por su Ejecutivo a instancias de la troika, como contrapartida al rescate concedido en el 2011 por la UE y el Fondo Monetario Internacional.

"Los portugueses quisieron, con total claridad, que el PSD y el CDS gobiernen otros cuatro años", ahondó Passos Coelho.

La jornada electoral, a la que estaban llamados más de 9,6 millones de portugueses, tuvo una abstención elevada, parecida a la del 2011, cuando se situó en torno al 40 %.

La votación transcurrió con normalidad y tuvo como controvertidos protagonistas a José Sócrates y al antiguo presidente del Banco Espírito Santo, Ricardo Salgado, quienes ejercieron en persona su derecho a voto, pese a encontrarse en prisión provisional por estar vinculados a casos de corrupción.

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