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«Debemos hacer del Mediterráneo el mar más limpio del mundo»

Henri Guaino, consejero del presidente francés, ha ideado el proyecto de la Unión Mediterránea junto a España e Italia.

ANDRES PÉREZ

En el Palacio del Elíseo hay dos tipos de despachos prestigiosos. Algunos son vistosos y de lujo extremo desde la antesala. Otros despliegan su ambiente aterciopelado sólo después de pasar uno por un dédalo de estrechos pasillos llenos de libros y de colaboradores.

Henri Guaino, cerebro y pluma de Nicolas Sarkozy, recibe a Público durante una hora y media en uno de los despachos eliseanos de esta ultima y particular categoría.

Guaino no es un cualquiera de la República. Este heredero de la tradición del gaullismo social es un cráneo privilegiado entre los cráneos privilegiados, sin responder al arquetipo normal de la élite republicana burocratizada.

Es un rupturista, el mismo que, desde la escudería de Philippe Seguin, creó al Jacques Chirac de 1995 y su fractura social, antes de romper con su equipo. En 2007, fue su pluma la que sembró el discurso derechista de Nicolas Sarkozy de referencias clásicas de la izquierda.

Ahora, el 'consejero especial de la presidencia', un hombre que ve con ojos algo positivos y poco autocríticos la misión civilizadora colonial de Francia en los años 50, ha inspirado el proyecto de Unión Mediterránea, que recibió el apoyo de Madrid y Roma a finales de diciembre.

Lejos de Carla Bruni y del crepitar de los flashes -que se cocinan en otros despachos del Elíseo, pero no en el suyo- el cerebro de Sarkozy, que irrita tanto a Berlín como a veces al propio presidente francés, trabaja y reflexiona sobre una 'política de civilización', nuevo concepto de moda y de debate en París.

 

Francia ha colocado en el centro de su acción el proyecto de una Unión del Mediterráneo (UM). En principio, el proyecto despertaba escepticismo. Ahora, tras la firma del Llamamiento de Roma con España e Italia, parece cobrar cuerpo.

Quizá las apariencias engañaban. Dejo de lado la cuestión de Alemania, país no mediterráneo, cuyas dudas todavía no se han despejado por completo. No hubo escepticismo de los dirigentes mediterráneos. Me acuerdo muy bien de la primera conversación sobre el tema. Fue con el señor Zapatero, poco después de la elección de Nicolas Sarkozy. Se dijo que se oponía a este proyecto a causa del Proceso de Barcelona. Y, en realidad, enseguida se declaró completamente de acuerdo con la idea, que es novedosa y por eso suscita interrogantes.

¿En qué consiste el proyecto de Unión Mediterránea y por qué dice que es novedoso?

En primer lugar, se trata de reconocer que Europa no concede la suficiente importancia al Mediterráneo, pese a que es parte decisiva de su futuro. Segundo, que las dificultades e insuficiencias de todo lo intentado anteriormente probablemente se debieron a que nunca se intentó reunir a todos los países del Mediterráneo en una asociación en pie de igualdad, con la que se comprometerán sobre todo por el hecho de ser mediterráneos. La idea central es que los mediterráneos vamos a asumir las riendas de nuestro destino. Es la novedad esencial: no repetir el error de una confrontación entre costa norte, potencia rica dominante, y costa sur, considerada zona de pobres y miserables. Lo que proponemos es ir en busca de la aspiración profunda del mundo mediterráneo a su unidad, aspiración multisecular, para construir un proyecto común.

¿Una estructura multilateral más?

No. No se trata de crear una Unión Mediterránea, o una Unión Para el Mediterráneo -la expresión es del señor Zapatero-, calcada del modelo actual de la UE, con sus estructuras, trámites e instalaciones. Por el contrario, sí adoptaremos la estrategia de los padres fundadores de la UE, Edouard Monnet y Robert Schuman: lanzar proyectos concretos mediante cooperaciones reforzadas constantemente, para avanzar hacia nuevas solidaridades. Obviamente, habrá obstáculos que podrán parecer inabordables para la Unión Mediterránea. Pero reflexione un segundo ¿realmente son más difíciles que los que abordó Europa tras la Segunda Guerra Mundial?

Sin estructura jurídica, ¿Cómo sacar adelante proyectos?

Avanzamos con la idea de ser a la vez muy modestos en el plano de las instituciones y muy ambiciosos en los objetivos, gracias a proyectos tangibles. Hará falta una Institución Financiera del Mediterráneo y una Agencia para la descontaminación del mar y para el desarrollo sostenible, además de un secretariado permanente muy ligero. La institucionalización deberá ser mínima para ser eficaz.

Y sin embargo, de momento lo único en que están trabajando ustedes es en la preparación de una fasta cumbre mediterránea en París el 13 y 14 de julio, cosa que puede no ser muy popular para la opinión. ¿no?

En primer lugar, la política existe para ir por delante de la opinión, no para ir de vagón de cola. Nos quedan seis meses de preparativos. Francia tiene una lista de objetivos y proyectos que nos parecen importantes, una lista que no es larga. Pero Francia no decide. Decidimos todos. Lo importante es que del 13 y el 14 de julio en París salga una lista de decisiones simples validada por la cumbre, para empezar a trabajar.

Para usted, fuerza de proposición en el país iniciador de la UM ¿cuáles son los tres proyectos que pueden satisfacer aspiraciones profundas de los pueblos del Mediterráneo en pie de igualdad?

Si tengo que citar tres, entre otros, el primero será hacer del Mediterráneo el mar más limpio del mundo. Es vital. Ya se hace mucho, pero hay que federar y amplificar. El desafío es enorme, visto el estado crítico del Mediterráneo. Exige poner juntos a todos los países, porque es inimaginable que un grupo se ponga a descontaminar mientras otro sigue contaminando. Por eso exigirá poner juntos a trabajar a una serie de países que, por otra parte, mantienen conflictos sobre otros temas. Está claro que no será simple. La UM también podrá ser la estructura que vaya a buscar los fondos para financiar el proyecto.

¿De ahí la necesidad de una Institución Financiera del Mediterráneo?

Crear una institución encargada de captar capitales públicos y privados, y encargada de movilizar el ahorro mediterráneo, para poner todos esos fondos al servicio de proyectos de desarrollo en general y de desarrollo sostenible en particular me parece importante. El mundo mediterráneo no carece de capitales ni de ahorro. Pero, por el momento, esos capitales y ese ahorro parten a otras regiones del mundo. Tenemos que ayudarlos a organizarse y canalizarse. Para el proyecto de descontaminación, la UM podrá buscar fondos procedentes de los propios países de la cuenca mediterránea, pero también de la Unión Europea, del Banco Mundial, de los Países del Golfo y, por otra parte, capitales privados.

Y el tercer proyecto federador, ¿cuál sería?

Es esencial que podamos tabajar juntos para evitar tanto las tensiones demográficas en los países de acogida, como el éxodo de cerebros y de mano de obra de los países de emigración, porque ese éxodo debilita las posibilidades de desarrollo. Si queremos salir de las políticas de cerrazón, de las políticas restrictivas de visados, en nuestro caso, y de la situación de huida de cerebros, en los países de emigración, debemos trabajar juntos y regular juntos las migraciones. En caso contrario, las migraciones se producen en desorden, de forma desestabilizante y peligrosa. Otras ideas complementarias son la creación de una coordinación universitaria y científica, para garantizar la circulación de profesores, estudiantes e investigadores.

Volvamos un momento a las migraciones. Es paradójico: Habla usted de salir de la barbarie -creo que era el término-, o quizás 'brutalidad'...

Sí. Brutalidad. Es brutal la situación...

No sólo es brutal, sino muy, muy brutal. Los centros de retención para extranjeros, las cuotas cifradas de deportaciones de personas sin papeles.

Sí. Es brutal porque las migraciones no están reguladas.

Y el nuevo Gobierno francés, el nuevo presidente francés, tiene cartas en esa brutalidad.

Es una responsabilidad colectiva que debe ser asumida colectivamente. Mientras no haya cooperación sobre migraciones, la brutalidad es inevitable. Ningún país puede acoger toda la miseria del mundo y tampoco es aceptable que otros países vean escaparse su mano de obra y sus cerebros. Por eso pienso que nos interesa reflexionar juntos. Y creo que es un tema paralelo al de las deslocalizaciones industriales. Podemos reflexionar juntos sobre la posibilidad de deslocalizar parte de nuestras actividades más en la cuenca mediterránea y menos en China o Asia.

Déjeme que vuelva a la 'brutalidad' de las políticas de restricción a la libre circulación de personas, con la parte de responsabilidad del actual Gobierno francés y de la UE...

Lo importante no es polemizar sobre las responsabilidades, que son colectivas, sino buscar soluciones.

Un informe de Médicos del Mundo sobre el acceso de los inmigrantes irregulares a la sanidad alerta sobre la catástrofica situación en las zonas tapón como Tánger, donde miles de inmigrantes africanos quedan bloqueados. Miles de personas sin atención sanitaria, fuera de toda estadística en el mismo lugar donde Nicolas Sarkozy pronunció su discurso fundador sobre la Unión Mediterránea. Una regresión en la historia de la Humanidad ¿no?

Por supuesto. Si no afrontamos estos problemas juntos, fatalmente se llega a esa regresión y a esa brutalidad. Es ineluctable. Para salir del conflicto y de la violencia, tenemos que intentar el proyecto de la UM.

La regresión no es una fatalidad. Imagino que se acuerda de las políticas de codesarrollo fueron intentadas por los Gobiernos franceses de 1997 a 2002 y ...

Escuche: la moralina no sirve para nada. Precisamente el codesarrollo es lo que vamos a lanzar. Hasta ahora se había hablado mucho, pero no se había hecho nada.

Ah! ¿O sea que el proyecto de Unión Mediterránea retoma el concepto de codesarrollo?

El presidente Sarkozy lo dijo en su discurso de Tánger en octubre. El objetivo es hacer que la cuenca del Mediterráneo sea el laboratorio del codesarrollo. En esa gran problemática del codesarrollo y la estabilidad común, seleccionaremos los proyectos más importantes, los que generarán más solidaridad. Con el objetivo global de crear la suficiente prosperidad común.

¿La UM tiene el objetivo de sacarnos de la barbarie actual?

Sí. Por supuesto. Sacarnos de la barbarie en todos los planos. Para evitar el choque de civilizaciones, para evitar las guerras de religión y para evitar, mañana, las guerras del agua o las guerras climáticas, es necesario crear la UM. Es la gran orientación del discurso de Tanger.

Bueno: ya he conseguido que usted reconozca dos o tres veces en esta entrevista que las políticas de inmigración europeas son una barbarie.

Yo he dicho brutalidad, usted llámelo como quiera. La verdad es que, de momento, nadie ha intentado generar un pensamiento común, una estrategia común de flujos migratorios. Pero yo miro aún más adelante. Hay que hacer la UM, porque además, nosotros no vemos a la Unión Mediterránea como una barrera entre Europa y África, sino lo contrario: como el eje de una unión futura entre Europa y África. El codesarrollo no se parará en la cuenca mediterránea. La alianza natural, en el seno de la globalización, es la alianza entre Europa y Africa, que tendrá su eje en el Mediterráneo.

¿En qué plazo piensa usted que la brutalidad de las políticas actuales habrá sido reemplazada por una política de civilización a escala mediterránea?

No hay plazo. Si queremos ir deprisa, podemos ir muy deprisa. Depende de la voluntad común.

Cambio de tercio ¿Cómo llega la Unión Mediterránea a ese lugar totalmente mediterráneo que es Gaza?

Nosotros creemos que la UM servirá para que gentes que actualmente guerrean logren empezar a trabajar juntos. Después, la UM podrá aportar una forma de seguridad colectiva que permitirá que cada cual supere el miedo al otro. Si todos los países mediterráneos aceptan participar en la cumbre del 13 y del 14 de julio y trabajar juntos, habremos dado un paso muy importante.

No veo, en los discursos que usted elabora con el presidente Sarkozy, una idea muy simple: 'La UM combatirá la injusticia con tal eficacia que nadie necesitará depositar sus esperanzas en un islamismo radical'

No se trata de 'combatir la injusticia', sino de crear las condiciones que permitirán que haya más justicia. La política no es la utopía. La utopía puede alimentar la política, pero no es la política.

Al Qaeda del Magreb ha dicho que la UM es una declaración de guerra ¿Qué le inspira un asunto así?

La UM no es una declaración de guerra, sino una declaración de paz. La UM tiene la vocación de hacer que retroceda el terrorismo mediante el desarrollo y la solidaridad. Tiene la vocación de oponer, contra el terrorismo, el fanatismo y el oscurantismo, la idea de progreso, de respeto, de diversidad y de apertura.

Hace unas décadas, Washington construyó toda una teoría sobre el libre comercio para garantizar su interés nacional exportador. Para París ¿No será la UM la simple cobertura ideológica de la exportación de centrales nucleares que hubieran sido difícilmente exportables, digamos, a secas?

Es ridículo. Los países miembros de la UM podrán comprar tecnología nuclear a quién quieran. La UM no aporta ninguna ventaja comparativa. La UM es un gran proyecto de civilización.

Aun así, exportar centrales nucleares no es un asunto que se pueda tomar a la ligera. Francia gracias a su perfeccionismo estatal y a su saber técnico ha evitado accidentes, pero no es tan evidente exportando a países que controlan menos...

No. Escuche. El acceso a un sector nuclear civil es un derecho para todos los países del mundo, mientras que el acceso a los materiales nucleares militares debe ser controlado estrictamente. La Unión del Mediterráneo es un proyecto destinado a crear nuevas solidaridades y no un intento de instaurar una relación del tipo clientes/abastecedores. Con la UM, vamos a producir juntos civilización y pesar juntos en la globalización, en el plano económico y en el plano humano.

¿Sin lucha contra la injusticia?

Ya le respondí al respecto. No hay fórmulas preconcebidas ni eslóganes prefabricados. Intentar servirse de la UM para imponer un modelo económico y social único nos llevaría directamente al fracaso.

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