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Criptomonedas China China se opone a utilizar criptomonedas y sigue una estrategia común con los bancos centrales

El veto de Pekín al mercado para operar con criptodivisas esconde un temor geopolítico a la seguridad nacional y la estabilidad financiera. Justo el argumento que los bancos centrales ponen en la mesa para lanzar sus propias monedas digitales.

Ilustración de pequeñas figuras de juguete y representaciones de la moneda virtual bitcoin frente a una imagen de la bandera de China. - REUTERS
Ilustración de pequeñas figuras de juguete y representaciones de la moneda virtual bitcoin frente a una imagen de la bandera de China. Dado Ruvic / REUTERS

La prohibición china a las operaciones en criptomonedas ha alterado el boom inversor por estos productos monetarios. El veto del Comité del Consejo de Estado y anunciado por el viceprimer ministro Liu He, a los mineros digitalizados que sostienen la tecnología blockchain de las divisas encriptadas afecta a empresas como Huobi Mall –que se sitúa entre las diez mayores plataformas de servicios de criptomonedas– o BTC.TOP en un mercado, el del gigante asiático, que superaba el 70% de la oferta inversora del planeta. Y ha sumido en un desplome de calado a las principales criptomonedas. El bitcoin, con una capitalización de mercado de 700.000 millones de dólares y una oferta circulante de más de 18.713 millones, cotizaba a finales de la semana pasada en algo más de los 37.100 euros tras registrar un cambio de 54.153 euros el pasado 14 de abril. Desde la prohibición de Pekín se ha dejado casi la mitad de su valor. Tras descender hasta un 17% en la primera sesión posterior a la decisión china y propagar sus pérdidas por las plazas asiáticas, primero, y por el conjunto de los mercados de capitales del planeta. La protección a inversores y la prevención de casos de blanqueo de capitales, más en concreto, fueron los argumentos que las autoridades de Pekín aludieron para justificar el frenazo en seco de los flujos de capital en criptomonedas. Ethereum, la segunda criptomoneda más utilizada, Tether, Binance Coin o Cardano –que les siguen en valor– también marcaron retrocesos, incluso de dobles dígitos, en varias jornadas, tal y como informaba Reuters.

El BCE no rechaza el sistema de 'blockchain', pero se desmarca de cualquier vínculo con criptodivisas

La maniobra de China concluye con la doctrina que defienden los principales bancos centrales del planeta, la práctica totalidad de ellos, sumidos en proyectos de lanzamiento de sus divisas digitales. El euro, el dólar, el yuan o la libra digitales han emprendido sus hojas de ruta. A las que las autoridades monetarias se afanan en dar armazones regulatorios para, precisamente, atacar a las criptomonedas, a las que acusan de navegar en los mercados sin reglas de juego ni controles ni mecanismos de supervisión. La retórica desde las cúpulas ejecutivas de los bancos centrales ha sido profusa. El subgobernador del Banco de Canadá, Tim Lane, por ejemplo, criticaba que la carrera alcista de las criptomonedas al inicio de la primavera actual era una "manía especulativa por unos activos que carecen de la calidad necesaria para convertirse en el dinero del futuro". Lane, en una conferencia sobre innovación de pagos adujo los excesivos costes de los métodos de verificación y su inestable poder de compra como rémoras para que divisas como el bitcoin se conviertan en sistema de transacciones eficientes. Funcionan –dijo– a golpe de tuit, bajo un mero sentimiento de exuberancia del mercado. Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal incidía en la necesidad de atenuar los riesgos con mayores exigencias normativas para garantizar las inversiones, cada vez más populares, en este tipo de divisas. Las del gobernador del Banco de Austria, Ewald Nowotny, son especialmente significativas: "Todos nosotros nos preguntamos si los legisladores o los bancos centrales deberían intervenir, como sucedió en China, donde se han prohibido (las colocaciones o ICO de criptomonedas) porque las consideran fraudulentas", señaló en una conferencia en Florencia a finales de 2020. Pekín había ordenado en septiembre que las bolsas de criptomonedas con sede en el país detuvieran sus operaciones, maniobra que –como la actual– estaba destinada, según las autoridades chinas, a limitar los riesgos financieros que rodean al mercado altamente especulativo de estas modalidades de pago y que ha crecido rápidamente desde el verano. Desde el BCE dicen no rechazan el sistema de blockchain como estructura tecnológica del euro digital, pero se desmarcan de cualquier vínculo con criptodivisas. 

Lucha entre las 'cripto' y las divisas digitales

La tendencia de los bancos centrales a las divisas digitales oficiales ha ocasionado la inmediata reacción del negocio de las criptomonedas. Huobi Mall aseguró en una nota corporativa que la compañía "seguirá contactando con otros proveedores de servicios fuera de China para explorar nuevas acciones de blockchain en el futuro", mientras pedía a sus inversores "no preocuparse ni perder la calma". Mientras Jiang Zhuoer, cofundador de BTC.TOP hablaba de dirigir sus líneas operativas a Norteamérica: "a largo plazo, casi la totalidad de las plataformas mineras chinas de criptomonedas desarrollarán sus flujos y colocaciones en mercados exteriores por la celeridad regulatoria" de Pekín. Y recuerda que el gigante asiático perdió su estatus de centro global de criptomonedas con el primer veto de China al intercambio de esta modalidad de divisas en 2017.

El bitcoin llegó a perder la cota de los 30.000 dólares en la cuarta jornada que siguió al veto chino

Mohamed El-Erian, economista jefe de Allianz, ex CEO de PIMCO y antiguo subdirector del FMI, precisa que la amenaza a la seguridad nacional y a la estabilidad financiera esconde, en realidad, la apuesta del Banco Popular de China por el yuan digital y el dinero virtual centralizado. En otra anotación a inversores, explica que la segunda economía mundial "se inclina por ganar margen de maniobra y por activar las presiones regulatorias para acelerar la puesta en circulación de un yuan digital frente al atractivo y la viabilidad de las variantes descentralizadas como el bitcoin". Es, a su juicio, el telón de fondo de "las acciones contra las criptomonedas" de Pekín. Aunque, a largo plazo, las preocupaciones se focalizan en la permisividad de estas últimas con los pagos ilícitos, su debilidad protectora sobre el inversor y la ausencia del señoreaje –cambios en el valor intrínseco frente a las divisas oficiales– que les ha conferido mayores ratios de rentabilidad y de competitividad en los mercados cambiarios. El bitcoin llegó a perder la cota de los 30.000 dólares en la cuarta jornada que siguió al veto chino, el 19 de mayo. Aunque recuperó los 38.000 con las declaraciones del milmillonario Elon Musk de que siempre preferirá las criptomonedas en lugar de las divisas de curso oficial. El propietario de Tesla y Space X adquirió 1.500 millones de dólares en bitcoins en febrero pasado en un inequívoco paso para aceptar esta criptomoneda como sistema de pagos en su división de vehículos eléctricos y de conducción inteligente que, al final, se vio obligado a desmentir, claudicando de su uso.

Facebook, la multinacional de Mark Zuckerberg también ha desarrollado su propio prototipo (la libra, que ha reconvertido su nombre de "Diem" para diferenciarse de la divisa británica) con el fin de atender a una "significativa porción de la población que usa divisas alternativas a las del circuito oficial de los bancos centrales", aseguraba hace unas fechas Aristotel Kondili, de Lazard Asset Management. Para quien detrás de este conflicto inversor y de intereses subyace el hecho de que la fabricación de billetes y monedas está en descenso en los bancos centrales y que las divisas digitales son inevitables. Porque existe una preocupación creciente entre las autoridades monetarias por la rápida ascendencia de las criptodivisas entre la población, en un momento de paulatino abandono de los medios tradicionales de pago, aclara Kondili. El-Erian, que reconoce haber comprado y vendido bitcoins, espera que la volatilidad de las criptomonedas continúe por el "forcejeo, el tira y afloja y la batalla geoestratégica" que se mantendrá con las divisas oficiales y que se perpetuará por la intensidad inversora de la industria financiera. Pero también por una predisposición política de países que, como Indonesia, se han animado a imponer una fiscalidad sobre los beneficios de las criptomonedas ante la creciente popularidad que ha despertado en los inversores de su mercado de capitales. Especialmente, durante la pandemia. "Es importante poner en marcha mecanismos de tributación sobre las ganancias de capital que se generen en cualquier transacción", reconocía a Business Insider el portavoz de la Agencia de Tributación del país, Neilmaldrin Noor. Indodax, su plataforma estelar, superó los 3 millones de usuarios en abril desde los 2,3 millones a comienzos de año. En plena revalorización de criptomonedas, con alzas del 95% del bitcoin, hasta entonces, del 380% de ether y del 13.000% de dogecoin. O del estreno espectacular de Coinbase en Wall Street, con una subida del 13% en el valor de sus acciones él pasado 13 de abril –que llegó a marcar ese día una capitalización de la compañía próxima a los 100.000 millones de dólares–.

El factor especulativo de las criptomonedas es el mayor foco de preocupación para los bancos centrales. El fervor por las ICO's (Initial Coin Offerings) ha movilizado más de medio billón de dólares de inversión desde el inicio de 2021. Preferentemente, a través de startups de todo el mundo, que se han subido al carro del mercado de las criptodivisas, revela Richard Kastelein, socio en Cryptoasset Design Group, firma que asesora el lanzamiento de ICO's; fenómeno casi desconocido hace apenas cinco años. Y que se sustenta en movimientos del mercado como los 12 millones de dólares que, en tan solo diez minutos, logró una de las criptodivisas más solicitadas, Ethereum, en una sesión de abril. O que Brave, startup de un nuevo navegador creada por uno de los fundadores de Mozilla, aumentara sus inversiones en 35 millones de dólares en apenas 30 segundos con la venta de Basic Attention Tokens en marzo pasado. La velocidad en la que las compañías elevan sus capacidades financieras es tan fulgurante que no pasa desapercibida para las autoridades monetarias.

Según Chetan Ahya, la declaración de intenciones de los bancos es la "nueva disrupción" monetaria

Las criptomonedas no son precisamente santos de la devoción de las autoridades monetarias, que empiezan a contraatacar. Con proyectos en marcha de divisas digitales bajo controles y con regulación específica de sus instituciones. La Reserva Federal acaba de revelar un prototipo de dólar digital en el que coopera el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) que exhibirá, en una primera fase de funcionamiento no operativo, a lo largo del tercer trimestre de este año. De momento, los expertos que lo impulsan ni confirman ni desmienten que esté basado en tecnología blockchain. Aunque corroboran a The Wall Street Journal que se sopesan propuestas del sector privado sobre contabilidad en código abierto y de software específico para garantizar la seguridad de las transacciones en dólares online. Misión que tendría encomendada el MIT. China e India tienen prototipos de divisas virtuales a punto de funcionamiento en sus estructuras nacionales de pagos. El BCE adelantó novedades con el euro digital el próximo mes de junio. En opinión de Chetan Ahya, economista jefe del Área Económica de Morgan Stanley, la declaración de intenciones de los bancos centrales "es la nueva disrupción" monetaria. Las llamadas Central Bank Digital Currencies (CBDC) buscan reemplazar el dinero físico, cada vez menos utilizados. En este reto están nada menos que el 86% de las autoridades regulatorias del mundo. En sus planes surge el reto de "disfrutar de ventajas significativas en los costes financieros de las transacciones de las que se beneficia desde hace décadas el dólar". Y, en el caso de la zona del euro y China, el movimiento se percibe como "una oportunidad para que sus divisas ganen peso internacional y desafiar la hegemonía del billete verde" americano.

Frente a la doctrina oficial –que apunta a burbuja financiera a punto de estallar– en el mercado, Lisa Shalett, jefa de inversión de Morgan Stanley, admite que lo "fascinante" es la capacidad de atracción de las criptomonedas, "su diferente forma de organización y el uso de la democracia del mercado". Algo que "ha calado" y que anticipa fórmulas de un avance "descentralizador de las finanzas". Mientras Yassine Elmandjra, analista de blockchain y criptoactivos en Ark Invest, apoya la idea de una corrección bursátil y atisba un futuro de consolidación de las criptodivisas. A su juicio, la batalla conceptual con las divisas digitales se trasladará al "campo de la verdad" en el que el bitcoin, sin interferencias de las autoridades monetarias, podría alcanzar la paridad con el oro y alcanzar una capitalización de mercado de 10 billones de dólares en los próximos cinco o diez años, lo que supondría un cambio de entre 250.000 y 500.000 dólares por bitcoin. En una posición similar se sitúa Chris Kuiper, vicepresidente de CFRA Research, para quien el bitcoin se ha convertido en una referencia inversora de primer orden: "es divisible, duradero y canjeable". Es el oro 2.0, uno de esos valores estables y refugio que busca siempre el mercado, pero que está a expensas de las reacciones de los bancos centrales. De ahí que –explican todos ellos en Business Insider– sea complejo predecir su evolución este año.

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