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Las contradicciones de un Ramadán en tiempos de genocidio

La celebración del mes del ayuno en Oriente Medio coincide este año con la muerte de miles de palestinos en la Franja de Gaza, casi una treintena de ellos por desnutrición.

11/03/2024 Palestinos decoran las tiendas con adornos de Ramadán en Deir al-Balah, en el centro de la Franja de Gaza, a 10 de marzo de 2024.
Palestinos decoran las tiendas con adornos de Ramadán en Deir al-Balah, en el centro de la Franja de Gaza, a 10 de marzo de 2024. Omar Ashtawy / APA Images via ZUMA / DPA / Europa Press

Para gran parte de Oriente Medio, este Ramadán será uno de los más tristes que recuerdan. Ser testigos de la acuciante crisis humanitaria de sus "hermanos y hermanas" en Gaza les ha robado la alegría de este mes sagrado, que comienza este martes.

El ambiente festivo que suele inundar las calles de los países de esta región del mundo, de abrumadora mayoría musulmana que espera este mes de ayuno como un momento de reflexión, unión familiar y de celebración, se ha visto apagado por la guerra en el enclave palestino bajo asalto de Israel.

Más de cinco meses después del 7 de octubre, fecha en la que se iniciaron los primeros ataques de Hamás en la Franja de Gaza, más de 31.000 personas han muerto en este territorio, donde ya se reporta que hay casi 30 personas muriendo de hambre actualmente. 

Comer mientras se mueren de hambre

En Jordania sienten muy de cerca la tragedia que azota al territorio palestino y tendrán a la población gazatí en sus pensamientos en cada ruptura del ayuno. "Estamos pensando en ayunar, mientras que la gente en Gaza se está muriendo de hambre", expresó a EFE Salam Freihat, de 32 años, quien asegura que piensa que la muerte en Gaza podría ser "más clemente" que la vida: "Al menos uno muere una vez y no diez veces al día", confesó.

En el Yemen, el país más pobre de la región y donde sigue aconteciento una de las tragedias humanitarias más importantes del mundo, Abbas al Mahdi, de 49 años, indicó que cuando va a comprar comida para romper el ayuno, piensa en "los asesinados mientras esperan un saco de harina, y se me quitan las ganas de comer".

Esta "masacre de la harina" refiere al centenar de muertos causados el pasado 29 de febrero por los disparos de fuerzas israelíes contra una multitud que esperaba la llegada de un convoy de comida en medio de la crisis de hambruna. 

Varios países condenaron ese ataque, que las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF, en inglés) negaron como tal, mientras cada vez más voces, entre ellas las de expertos de la ONU, aseveran que Israel "mata de hambre" a los palestinos de Gaza.

"Imagínate, nosotros tendremos nuestro iftar (desayuno y comida con la que rompen el ayuno al caer el sol) con varios alimentos, mientras que ellos apenas pueden conseguir harina", señaló este padre de seis hijos y residente en Saná. En Siria, también en una grave crisis económica y humanitaria, el dolor por la falta de comida en Gaza ha llegado a todos los rincones de este país que sufre por los efectos de la larga y cruenta guerra. 

"Ayer, mi nieta, que está en quinto de primaria, no ha probado su comida en el colegio porque vio a una niña palestina diciendo en redes sociales que pasa hambre", aseguró Jadiya Ismail, de 50 años, profesora en un colegio estatal en la capital siria.

Los 2,2 millones de palestinos de Gaza sufren hambrunas debido al bloqueo israelí del enclave, donde solo entra ayuda humanitaria a cuentagotas. Además, durante su invasión, el Ejército israelí ha destruido todo el sistema alimentario del enclave, atacando tierras de cultivo y prohibiendo la pesca artesanal, entre otras actividades. Esta situación ya la denunciaron organismos de la ONU y su relator sobre el derecho a la alimentación, Michael Fakhri

Este mes sagrado también era el momento esperado para alcanzar un alto el fuego temporal entre las partes, y aunque había esperanza en ello, el tiempo ha acabado en su contra sin todavía ningún pacto de tregua. 

Sin ganas de celebrar, pero sí de ayudar

Ismail aseguró desde Damasco que el ayuno de Ramadán es "un deber religioso de cada musulmán", pero ahora no sienten ninguna alegría. "No sentimos las ganas de celebrar, ni de decorar ni de sentir la alegría por la llegada del Ramadán. Hemos perdido la alegría, mientras niños musulmanes están muriendo de hambre. Esto nos duele mucho y tiene que parar", lamentó.

El jordano Freihat indicó que va a cambiar muchas de sus costumbres durante este mes de Ramadán y que donará "cualquier alimento o producto alimentario que sobre". La sensación de "incompetencia" y "tristeza profunda" inundan a la egipcia Fayza ante lo que ocurre en su vecina Gaza.

"No siento el placer del Ramadán. Aún así, tengo esperanza porque todo el mundo apoya a Gaza, pese a todas las vidas que se perdieron", declaró. Esta vez, siente una diferencia y nota que al fin las miradas del mundo están puestas en la tragedia que sufre el enclave. "Como ciudadana egipcia, haré dos cosas: primero el boicot a las empresas que apoyan a Israel y segundo, una donación para el pueblo de Gaza", zanjó. 

Israel niega a los palestinos rezar en la Explanada 

Fayza, ciudadana egipcia: "Haré boicot a las empresas que apoyan a Israel y una donación para el pueblo de Gaza"

La Policía israelí impidió durante la noche del pasado domingo que cientos de jóvenes palestinos entraran a la Explanada de las Mezquitas, en la ocupada zona oriental de Jerusalén Este, para su primera oración de Ramadán. Para los judíos, este mismo enclave se denomina el Monte del Templo y en él se cree que Abraham estuvo a punto de sacrificar a su hijo Isaac.

Decenas de personas tenían intención de reunirse para rezar en la mezquita sagrada de Al Aqsa, ubicada en el interior de la Explanada, lo que fue impedido por la acción violenta de varios agentes, que comenzaron a golpear fuertemente a los feligreses. 

De este modo, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu rompe su promesa de respetar la libertad de culto de los palestinos durante el mes sagrado del Ramadán, algo a lo que se opuso desde el principio el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir. 

Con el pretexto de querer frenar los avances de Hamás, Ben Gvir hizo un llamamiento la semana pasada a controlar el acceso de musulmanes a la Explanada, ya que el año pasado esta festividad movilizó a más de cuatro millones de fieles en Jerusalén Este, llegando a aglutinar a unas 250.000 personas los viernes, el día más importante de rezo según el islam.

De forma excepcional, durante el mes de Ramadán, Israel suele conceder miles de permisos especiales a los palestinos, tanto de los territorios que mantiene ocupados de Cisjordania como de la Franja de Gaza, a fin de permitirles acudir a Al Aqsa a rezar, algo que se ha visto fuertemente restringido este año. 

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