La Eurocámara lo acorraló pero el exministro de Medio Ambiente y candidato a comisario europeo de Acción por el Clima y Energía, Miguel Arias Cañete, siempre encontró atajos para no dar detalles sobre los presuntos vínculos que su familia tendría en su imperio empresarial.

Fue como una tarde en la que tratan de sacarte todos los trapos sucios de modo que junto a este asunto, en el que sus cuñados salieron a relucir no pocas veces, también acabaron apareciendo sus declaraciones machistas contra Elena Valenciano en la campaña electoral para las elecciones europeas, el cobro de sobresueldos del PP (aunque declarados), la gestión que hizo del fracking, de la importación de arenas bituminosas o de la ley de Costas mientras fue ministro de Medio Ambiente y hasta su gestión del Prestige como ministro de Pesca.

Ante cada una de estas preguntas o críticas a su gestión anterior, Cañete procuraba no salirse del guion: primero las negaba de plano para luego acabar proclamándose en cada ocasión como un paladín de lo verde y ponerse una medalla.

Arias Cañete, que siempre se mostró seguro y confiado, negó que haya habido en ningún momento conflicto de intereses por sus acciones en las empresas Dúcar y Petrologis, del sector petrolífero. El exministro argumentó que esto es así porque 'se trata de pequeñas empresas y además no se dedican a la prospección ni extracción sino al almacenaje de petróleo'.

'Aun así', añadió, 'vendí las acciones para mostrar plena transparencia y que no haya ninguna sombra de duda, por lo que he ido incluso más allá de lo que dice la normativa vigente'.

Negó incluso que vendiera las acciones apresuradamente para evitar tenerlas en el momento de la audición de ayer ante el Parlamento. 'Sencillamente, las vendí cuando Juncker me nombró para esta Comisaría y ayer mismo actualicé mi declaración de intereses como europarlamentario para reflejar la venta de las acciones tal y como anuncié hace unos días. Ni yo ni mi familia directa', volvió a insistir, 'tenemos ningún vinculo directo con estas empresas'.

Sin embargo, la cámara volvía recurrentemente sobre esta cuestión, centrándose especialmente en los cuñados Miguel Domecq Solís y Rafael Domecq Solís, que, según han denunciado Los Verdes, estarían aún en dichas empresas.

'¿No son los cuñados parte también de la familia?', le preguntó directamente el parlamentario holandés de Los Verdes Bas Eickhout. Y sólo aquí tuvo Cañete un momento de debilidad al reconocer que 'en la declaración sólo se pide información sobre familiares directos y no se pregunta nada sobre otras personas'.

Para demostrar su intención de tener una transparencia absoluta Cañete se lanzó a prometer que si es comisario abrirá una página web donde se publicarán todas las reuniones que tenga con empresas y con lobbies. 'Para que todo el mundo sepa con quiénes me reúno', aseguró.

A lo largo de la audiencia, que duró tres horas, según lo establecido, Arias Cañete, que se expresó en español, inglés, francés y por momentos en alemán, fue acorralado prácticamente por todos salvo su partido y a veces los liberales porque cuando no eran los socialistas los que lo atosigaban eran Los Verdes o Izquierda Unitaria Europea y si no era algún británico de derechas pero negacionista del cambio climático, como Roger Helmer (del Grupo Europeo de la Libertad y la Democracia), ocasión que aprovechaba Cañete para mostrarse como defensor inveterado de las renovables y de la lucha contra el cambio climático.

'Es fundamental que la UE lidere la lucha contra el cambio climático de cara a la cumbre de París de 2015. Es una responsabilidad colectiva que no podemos ignorar. Hay que convertir a la UE en número 1 en renovables, para un futuro verde y de creación de empleo. No hay un solo ser humano en el planeta que no vaya a verse afectado por el cambio climático', llegó a proclamar.

Pero los parlamentarios lo bajaban a la Tierra y le volvían a recordar cosas como que el Gobierno del PP, con él de ministro de Medio Ambiente, autorizó prospecciones petrolíferas en Canarias, actividades de fracking o la importación de arenas bituminosas de Canadá, un asunto que surgió en diversas ocasiones.

Ante esto, Cañete señaló que las prospecciones fueron autorizadas por Industria y no por su Ministerio de Medio Ambiente y que él, se defendió, siempre promovió 'estudios de impacto ambiental con criterios técnicos lo más estrictos posibles'.

En cuanto a sus declaraciones machistas sobre Elena Valenciano, al menos, admitió el error a las claras: 'Hice un comentario desafortunado que pudo poner en duda mi compromiso con la igualdad, uno de los valores esenciales de la UE. Fue un comentario desafortunado, pedí perdón en su momento y lo vuelvo a hacer: lo siento', aseguró.

El número de preguntas que puede hacer cada grupo en la audición depende de su representatividad en el Parlamento, de modo que de las 45 que le formularon en las tres horas de audición, diez las realizaron los socialistas europeos (dos de ellas las socialistas españolas Iratxe García Pérez y Soledad Cabezón Ruiz) y ocho entre Izquierda Unitaria y Los Verdes (dos de las cuales fueron lanzadas por Teresa Rodríguez, de Podemos, y Iosu Juaristi, de Bildu).

El Partido Popular Europeo fue el que más pregunto (11 cuestiones), lo que le garantizó a Cañete un balón de oxígeno de tanto en tanto. De hecho, la popular Pilar Ayuso, llegó a criticar que 'otros estén más preocupados en insistir en su filibusterismo y repetir falacias en vez de en saber si es usted competente', mientras que el popular alemán Herbert Reul, que hizo la última cuestión, comenzó su participación advirtiendo a la Cámara: 'Se están pasando'.

Los parlamentarios de las comisiones de Energía y de Clima tendrán que dar mañana su dictamen sobre Cañete. Los Verdes e Izquierda Unitaria quieren tumbar su candidatura a toda costa pero finalmente será vital el voto de los socialistas para ello, porque no parece, por su actitud en la audiencia, que los liberales se vayan a oponer.