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El diálogo ya no sirve en Kiev

Los manifestantes continúan con su protesta contra la nueva e improvisada 'ley mordaza' del Gobierno ucraniano. Los antidisturbios no dejan de recibir refuerzos mientras la Fiscalía eleva a 'atentado contra el Estado' lo

PÚBLICO / EFE

Kiev sigue inmersa en una batalla callejera por segundo día consecutivo. Las autoridades ucranianas no son capaces de restablecer el orden público a medida que los llamamientos al diálogo, que han llegado muy tarde según los manifestantes y parte de la oposición, no han surtido efecto ninguno.

El presidente del país, Víktor Yanukóvich, ha instado a no seguir a aquellos que llaman a la violencia, 'aquellos que tratan de provocar una ruptura entre la sociedad y el Estado y que quieren lanzar al pueblo ucraniano al abismo de los disturbios masivos'. También ha asegurado que hará todo lo posible para 'garantizar el orden público y defender los derechos de los ciudadanos pacíficos', y que para ello se valdrá 'de todos los métodos legales previstos en la legislación de Ucrania'.   

Yanukóvich: los disturbios amenazan a 'toda Ucrania'

'Yo estuve dispuesto a escuchar vuestras opiniones y juntos encontrar una solución... pero ahora, cuando las acciones pacíficas se convierten en disturbios masivos, con pogromos, incendios y violencia, estoy seguro de que eso entraña una amenaza no solo para el orden en Kiev, sino para toda Ucrania', señaló Yanukóvich en un comunicado publicado en la  web de la presidencia.

Los manifestantes no han abandonado su protesta contra una medida aprobada recientemente. En una votación improvisada a mano alzada, el Parlamento dio el visto bueno a una ley y que pretende poner cerco a las manifestaciones que se llevan sucediendo desde que Yanukovich dio marcha atrás el pasado noviembre al acuerdo de libre comercio con la Unión Europea y prefirió seguir afianzando sus vínculos económicos con Moscú. 

Mientras, los efectivos antidisturbios no han dejado de recibir refuerzos del temido destacamento Berkut. No dudan en recurrir a balas de goma, bombas de humo y gas lacrimógeno, al tiempo que grupos de manifestantes emplean piedras, cócteles mólotov, bombas aturdidoras y bengalas, en las inmediaciones del estadio Lobanovski, no lejos de la plaza de la Independencia, bastión opositor desde hace dos meses, donde varios miles de personas siguen atrincheradas a pesar de las temperaturas que rondan los 10 grados bajo cero.

'Si las autoridades incumplen de nuevo su palabra, la escalada es inevitable', advierte un opositor

Cada cierto tiempo, los equipos sanitarios median entre ambas partes para atender a los heridos, que ascienden a varios centenares. Entre los más de cien hospitalizados, tres manifestantes han perdido un ojo, mientras a otro le han tenido que amputar una mano, según los últimos datos.

Más de veinte personas fueron detenidas, según el Ministerio del Interior, acusadas de 'desórdenes masivos', entre ellas representantes de varios partidos políticos opositores. Según la Fiscalía ucraniana, las acciones de los manifestantes, que quemaron anoche cuatro autobuses policiales y dos camiones, no pueden definirse como vandalismo, ya que son 'un atentado contra el Estado y una amenaza para la seguridad nacional'.


Una catapulta de madera fabricada por los manifestantes ucranianos. - REUTERS

Los choques, de cuyo inicio muchos medios acusan a un grupo de ultranacionalistas, estallaron al término de una manifestación opositora que congregó el domingo a más de 100.000 personas en la plaza de la Independencia. Los incidentes arrancaron cuando miles de manifestantes intentaron romper un cordón policial junto a la sede del Gobierno, a unos 500 metros de la plaza, para dirigirse a la sede de la Rada Suprema (Legislativo).

En un vídeo, el líder opositor y campeón mundial de boxeo, Vitali Klitschkó, llamó a 'todos los ciudadanos y patriotas a defender su país y su futuro'. No obstante, según los analistas, la oposición no parece controlar ya a los manifestantes, que incluso llegaron a rociar anoche a Klitschkó con un extintor cuando acudió a calmar a los más radicales.

'La victoria de la calle y la supremacía de la fuerza pueden ser el primer episodio de una guerra civil', avisa el expresidente Yúschenko  

Yanukóvich ordenó crear un grupo de trabajo para resolver la crisis política, pero la oposición demanda que participe directamente en las negociaciones. 'Tiene sentido entablar negociaciones sólo con quien toma decisiones y puede asumir la responsabilidad de su cumplimiento', señaló Klitschkó. En su opinión, las negociaciones son 'la única oportunidad de encontrar una salida a la confrontación sin una escalada del conflicto'. 'Si las autoridades incumplen de nuevo su palabra, la escalada es inevitable', advirtió.

No obstante, el grupo de trabajo comenzó esta tarde su trabajo sin la participación del presidente, cuya dimisión es insistentemente demandada por los manifestantes. La diputada oficialista Anna Guerman aseguró que Yanukóvich no participará en las negociaciones hasta que se conozcan las demandas de cada parte e insistió en que el presidente no representa a ninguno de los bandos, ya que 'debe representar al pueblo'.

Por su parte, el expresidente Yúschenko, que fue aupado al poder en la Revolución Naranja de 2004, no dudó en criticar la falta de liderazgo y la ausencia de planes concretos entre la oposición, lo que contribuiría a la radicalización de los manifestantes. 'La victoria de la calle y la supremacía de la fuerza pueden ser el primer episodio de una guerra civil', avisó Yúschenko.

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