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"No se puede jugar un Mundial en Qatar mientras al lado se pisan los derechos humanos"

Cecilia Denis, portavoz de Amnistía Internacional, critica las actuaciones del Gobierno del emirato, la FIFA y varias multinacionales, que permiten la situación de casi esclavitud de los trabajadores que construyen los estadios para el Mu

EDUARDO ORTEGA

Trabajan doce horas al día durante los siete días de la semana a temperaturas cercanas a los 50 grados. Apenas tienen descanso y mucho menos vacaciones, y no pueden renunciar y dejar el país. Esta casi situación de esclavitud es la que rodea a los empleados que se dedican a edificar a marchas forzadas en Qatar los estadios e infraestructuras para el Mundial de fútbol de 2022. Es la cara oculta del torneo, amparada por el Gobierno, organismos y multinacionales -alguna española, como OHL-, denunciada por Amnistía Internacional en un informe bajo el título El lado oscuro de la migración: El foco sobre el sector de la construcción de Qatar de cara a la Copa Mundial. Cecilia Denis, portavoz de la ONG, cuenta la situación de estas cientos de miles de personas en el diminuto pero influyente emirato del Golfo Pérsico.

-¿Cómo definiría la situación general de los inmigrantes en Qatar, y la de los que construyen las infraestructuras para el Mundial?

Hay una vulneración total de sus derechos. A nivel de legislación internacional, están prácticamente en condición de trabajos forzosos, porque se aplica el llamado patrocinio. Según ese sistema, los trabajadores no pueden abandonar el país ni cambiar de trabajo sin el permiso de sus empleadores. En algunos casos, éstos son empresas y en otros -si son trabajadores domésticos- son familias. Una vez entran al país les retienen el pasaporte y no se lo devuelven, por eso no pueden salir de Qatar aunque quieran. Muchas veces, cuando les vence el permiso de residencia no se les renueva. Por lo tanto, esas personas están en situación ilegal y pueden ser maniatadas, golpeadas y torturadas por la Policía.

Por su parte, las autoridades no toman medidas para hacer un control efectivo de todas estas circunstancias. En nuestras investigaciones hemos constatado que estas personas trabajan más horas de las que deberían, no tienen descanso, ni vacaciones y a veces ni les pagan un salario. Además, muchos viven hacinados, duermen en el suelo y no tienen las medidas de salubridad mínima. A veces no tienen ni agua potable ni aire acondicionado, cuando viven y trabajan con temperaturas de casi 50 grados. Los hay en una situación tan desesperada que al menos once personas firmaron papeles en los que aseguraban que les habían pagado, aunque no fuera así, con tal de poder irse.

-¿Cuántas personas trabajan en estas labores?

Es muy difícil tener esas cifras. Estuvimos indagando y nos dijeron que había unas 12.000 personas sólo en el proyecto de OHL. En el informe decimos que la población inmigrante aumenta en unas veinte personas por hora, atraídos por la riqueza que hay y por las construcciones -algunas de cara al Mundial 2022, pero no todas-. Españoles hay, pero más a niveles superiores, de ingeniería o dirección.

-¿En qué condiciones de seguridad trabajan allí los inmigrantes que erigen estos edificios?

'Muchos inmigrantes se quedan sin pasaporte ni permiso de trabajo y acaban torturados por la Policía'

En muchos casos, por ejemplo, no les dan casos. Además, el hospital de Doha nos dijo que llegan muchos accidentados y que alrededor del 10% de éstos quedan con discapacidades. Pero allí es todo bastante hermético, así que es muy difícil obtener cifras concretas.

-¿Cuánta gente estiman que podría morir durante las obras para 2022?

En este centro médico nos dijeron que se producen muchas muertes, y que hay un índice de mortalidad significativo, aunque, claro, no es algo oficial. En lo que va de año, más de un millar de personas han sido ingresadas por algún traumatismo.

-¿Qué debe hacer Qatar para mejorar las condiciones de los trabajadores?

Pedimos que se revise la ley de patrocinio. Ya lo reclamamos en 2011, pero la situación sigue igual. También exigimos que apliquen los controles necesarios para que no permitan esos abusos en su territorio. Como el país va a estar en el ojo de todos por ser sede del Mundial, tiene una oportunidad de lujo para ser pioneros en el Golfo en cuanto al respeto a los derechos humanos. Pero que no sea simplemente de palabra, sino que lo traslade a los hechos.

-¿Qué les han respondido el emirato y la FIFA al respecto de todo lo que denuncian?

La FIFA nos ha contestado que está muy preocupada por este tema, pero también que antes de 2022 hay otros dos torneos (Brasil y Rusia), y que, por lo tanto, aún falta mucho tiempo para llegar a este tema. Nosotros insistimos en que debe tener garantías desde ya de que todo lo que se construye para el evento se hace respetando las libertades, sin trabajos forzosos.

-¿Entonces les ha dado largas?

Sí, pero nosotros seguimos insistiendo. Creemos que con la presión de la opinión pública y de los medios tomará cartas en el asunto y se preocuparán de lo que está pasando allí. Esto no va unido sólo al Mundial, ya que los trabajos forzosos existen en Qatar desde hace tiempo. Lo que nos preocupa es cómo se van a agudizar estos problemas con todas lo que tienen que construir de aquí al 2022.


 

-¿Cree que si actúa será entonces más por la presión que porque realmente se preocupe por lo que sucede?

Depende de cómo se miren las cosas. La FIFA se centra en el torneo, en que existan las infraestructuras necesarias y en que todo funcione bien para su desarrollo. Pero un Mundial no se puede realizar mientras al lado se cometen violaciones de derechos humanos y no se hace nada para evitarlas. Nosotros reclamamos que en sus decisiones deben tener en cuenta que esto no ocurra, pero para lograrlo tenemos que presionar muy fuerte. Yo no llegaría a decir que a la FIFA no le interesa ese aspecto, sino que a lo mejor consideran que está fuera de sus competencias, que es cosa del Gobierno o de las empresas.

-El presidente del organismo, Joseph Blatter, dijo el miércoles que la situación debe ser 'valorada por líderes económicos y políticos' para que mejore. ¿De quién depende en última instancia?

Qatar Foundation se lava las manos: 'Se amparan en la legislación vigente allí para no respetar las libertades' 

Los gobiernos son los grandes responsables. Tienen como cometido que en su territorio no se pisen las libertades. Es algo que también denunciamos en el informe sobre los trabajadores nepalíes. Pero también incumbe en gran medida a las empresas, porque no pueden decir que la culpa es de la subcontratas y que no tienen nada que ver. Hay que vigilar toda la cadena.

-Blatter dijo también que considera 'inaceptable' la situación laboral y que cree que se arreglará. ¿Cree que realmente las cosas van a cambiar?

Bueno, tengamos esperanzas. Pensamos que sí puede cambiar la situación. Si en Amnistía no creyéramos que podemos cambiar las cosas, no estaríamos aquí.

-¿Qué papel tiene la Qatar Foundation en las edificaciones? ¿Cómo se ha comportado con los trabajadores?

Se encarga de contratar las infraestructuras. Es un organismo gubernamental que tiene toda la responsabilidad en el control de lo que ocurre. Serían como los demandantes de las obras. Se amparan en la legislación vigente allí para no respetar las libertades. No obstante, dicen que van a investigar. El Gobierno nos ha dicho que van a sumar otros 14 inspectores a los 150 que ya ha dispuesto, y que ha puesto nuestro informe en manos de sus abogados para indagar en lo que denunciamos. Nosotros haremos seguimiento y esperaremos acontecimientos en este sentido.

-¿Qué les dijo OHL al respecto del informe?

Afirmaron que les producía una gran preocupación lo que contábamos y que habían destinado dos técnicos especialistas para verificar lo que ocurría. Pero allí no les dejaron pasar porque ya no trabajan con esa subcontrata. Es una respuesta que nos parece insuficiente y hemos requerido información al respecto de las condiciones en las que trabajan en estos lugares. Aún no hemos recibido respuesta.

Asimismo, hay prevista una reunión de OHL con nuestros investigadores para contrastar lo que hemos visto. Lo ideal es que pudiéramos hacer un trabajo conjunto para ver qué medidas hay que tomar y para que haya una total transparencia por su parte. Además, afirman que han recibido un informe favorable de una inspección de sus instalaciones por parte de la Internacional de trabajadores de la construcción.

-¿Por qué cree la FIFA concede un la organización de un evento a un país donde hay tanta represión?

'Está claro que en la organización de eventos prima la riqueza por encima de los derechos humanos' 

Amnistía no entra a valorar en por qué eligen a un país u otro. Lo que sí está claro es que priman ciertos aspectos y dejan de lado si se producen o no vulneraciones de derechos. Prima probablemente el poderío económico por encima de lo demás, igual que ocurrió en China cuando se disputaron los Juegos de 2008. Sucede igual en Rusia, donde se celebrará la Copa del Mundo de 2018.

-¿Por qué Occidente clama contra barbaridades en países como Irán y no en Qatar, donde sigue habiendo pena de muerte, castigos crueles y discriminaciones?

Evidentemente hay intereses detrás. El hecho de que se pongan o no en un primer plano la represión tiene que ver con intereses políticos y económicos, más que con estas vulneraciones. Por eso lo que ocurre en un país o en otro tiene repercusiones muy diferentes. Desde Amnistía denunciamos estos casos ocurran donde ocurran.

-¿Amnistía tiene previsto algún tipo de acciones contra este tipo de eventos deportivos en estos lugares?

Sí claro, la forma en que trabajamos es movilizando a la opinión pública. Hacemos mucha presión para que estos temas estén presentes en las agendas de organismos, gobiernos y foros, y para que se tomen determinadas posturas. Y seguiremos insistiendo y haremos todo lo necesario mientras siga habiendo esas violaciones de derechos humanos.

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