El rebelde Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) eligió el cambio de era marcado por el calendario maya para regresar a la escena pública de México con manifestaciones silenciosas y pacíficas en las ciudades que el grupo tomó violentamente en 1994.

La demostración de fuerza zapatista, la primera en el Gobierno del nuevo presidente Enrique Peña Nieto, reunió a unos 40.000 miembros del movimiento que se alzó en armas hace 19 años para exigir justicia para los grupos marginados, principalmente los indígenas.

Hombres, mujeres y niños con los rostros cubiertos con pasamontañas, con números en la frente para identificar los contingentes, se movilizaron en Las Margaritas, Altamirano, Palenque, Ocosingo y San Cristóbal de Las Casas, en el sudoriental estado de Chiapas.

Las concentraciones de los indígenas, que se autodenominan 'bases de apoyo', del EZLN se iniciaron a las 8.00 horas, a las 14.00 GMT, a las afueras de Altamirano y Ocosingo, adonde llegaron a bordo de toda clase de vehículos para alinearse en cuatro filas e iniciar su silenciosa caminata hacia las alcaldías.

La mayor concentración, que desquició el tránsito por más de seis horas, fue en San Cristóbal de Las Casas, donde con mucha calma se formaron y caminaron unos 10 kilómetros alrededor de 20.000 indígenas de 18 municipios de la región de Los Altos.

Los participantes de la marcha formaron una columna encabezada por la bandera mexicana y el estandarte de fondo negro con una estrella roja y las siglas EZLN que identifica al grupo desde su alzamiento.

En Palenque, mientras cientos de turistas admiraban las ceremonias de grupos místicos y los festejos para atraer a los visitantes a la zona arqueológica, unos 6.000 descendientes de los antiguos mayas que llegaron de comunidades de la Selva Lacandona se reunieron en el Parque Central.

'¿Escucharon? es el sonido de su mundo derrumbándose, es el del nuestro resurgiendo', dijo Marcos

En todos los escenarios, los contingentes conformados por iguales números de mujeres y hombres, muchos cargando a sus hijos, se comportaron de manera similar manteniendo completo silencio y caminando de manera pausada, sin inmutarse por la lluvia y viento que asuelan la región.

Y en todos los casos, los participantes cruzaron ordenadamente una tarima de madera de unos cuatro metros de ancho, ascendiendo con el puño izquierdo alzado y bajando por el lado contrario, en una maniobra que no se había observado antes en ningún acto público en los casi 19 años de existencia de esta agrupación.

Por la noche, el icónico líder del EZLN, el subcomandante Marcos, envió a los medios de comunicación un escueto comunicado a nombre de la Comandancia General del grupo rebelde y fechado en 'las montañas del sureste mexicano'.

'¿Escucharon? Es el sonido de su mundo derrumbándose, es el del nuestro resurgiendo', dice en el texto 'Marcos', identificado por los servicios de seguridad mexicanos como Rafael Sebastián Guillén Vicente.

La reaparición del EZLN coincide con una visita del presidente Peña Nieto, cuyo mandato se inició el pasado 1 de diciembre, al también sudoriental estado de Yucatán, donde anunció el inicio del Proyecto del Tren Transpeninsular.

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) regresó al poder de la mano de Peña después de haberlo ejercido durante más de siete décadas hasta el año 2000, cuando fue derrotado en las urnas por el Partido Acción Nacional (PAN).

Precisamente uno de los objetivos declarados del alzamiento armado del ELZN el 1 de enero de 1994 fue terminar con el régimen del PRI y poner fin así a lo que describió entonces como una 'dictadura' y 'una guerra genocida no declarada' contra el pueblo mexicano.

De forma paradójica, la hermana del subcomandante Marcos, Mercedes del Carmen Guillén Vicente, formó parte del equipo de transición de Peña Nieto como presiente electo, y ahora se desempeña en su gabinete con el cargo de subsecretaria de Gobernación para Población, Migración y Asuntos Religiosos.

La anterior manifestación del EZLN se registró en mayo de 2011, cuando unos 15.000 indígenas marcharon en San Cristóbal de las Casas en solidaridad con el poeta Javier Sicilia, líder del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD).

Con influencia sobre dos terceras partes del territorio chiapaneco, el grupo insurgente, integrado por indígenas de diversas etnias, está al frente de unos 40 municipios declarados autónomos regidos por cinco Juntas de Buen Gobierno.