Ser feminista, punk y criticar al gobierno de Vladimir Putin puede salir muy caro en Rusia. El grupo Pussy Riot, con sus emblemáticos disfraces y capuchas de colores, decidieron dar el espectáculo y cantar en el altar de la catedral de Cristo Salvador de Moscú para clamar contra las políticas autoritarias del presidente. Y para uno de los testigos de la acusación esta acción de protesta supone una declaración de guerra contra Dios y la Iglesia. Lo que puede costarles hasta siete años de cárcel.
'Ellas vinieron al templo para declarar la guerra a Dios y a la Iglesia Ortodoxa Rusa. ¿Y qué? No son los primeros, ni serán los últimos', aseguró Oleg Ugrik, testigo de la acusación, citado por las agencias rusas. Sin embargo, él mismo reconoció que no estaba en la iglesia cuando tuvo lugar el incidente en febrero pasado, sino que se presentó voluntariamente a declarar ante la Fiscalía, comparó los sacos que cubrían los rostros de los integrantes del grupo con el mismo diablo. 'Son lobos con piel de cordero. Ellas mismas se han abierto las puertas del infierno. La idea del paraíso y el infierno es tan real como el metro de Moscú'.
Las acusadas han estado sin dormir ni comer y han pasado 12 horas en una jaula de plexigás
Además, según recoge la web del diario El Mundo, las cantantes tuvieron que ser atendidas por el médico de urgencias tras sufrir un desvanecimiento en la sala judicial en la que comparecían. Según la defensa, se debe al mal trato que reciben en prisión: apenas han dormido, comido y en el primer día del proceso pasaron 12 horas encerradas en una jaula de plexiglás sin poder salir ni siquiera al baño.
Por este motivo, defensores de los derechos humanos criticaron las condiciones de prisión preventiva en que se encuentran las acusadas.
Además, Ugrik denunció que la actuación en la catedral era un acto políticamente motivado: '¿Para qué entonces protestar contra Putin en una iglesia?'. Con todo, el testigo se manifestó en contra de condenar a las tres acusadas a una pena de cárcel, ya que eso únicamente aumentaría su popularidad y la del vídeo que ya ha sido visitado por cientos de millones de personas en Youtube.
Los testigos aseguran que la actuación les causó un profundo daño moral y espiritual
Los nueve testigos citados por la acusación, entre los que figuran tres guardias de seguridad y cuatro empleadas, aseguraron que la actuación de Pussy Riot les causó un profundo daño moral y espiritual, y se niegan a perdonar a las acusadas.
Mientras, las tres componentes del grupo aseguran que nunca intentaron insultar a nadie, en especial a los creyentes ortodoxos, que son mayoría en Rusia, pero se declaran inocentes del delito que se les imputa. 'Nuestros motivos fueron exclusivamente políticos. No somos enemigos de la Cristiandad. Queremos que los creyentes ortodoxos estén de nuestro lado, del lado de los activistas que se oponen al autoritarismo', dijo Nadezhda Tolokónnikova.
La líder del grupo, de 22 años, aseguró que su actuación en la principal catedral rusa era 'sólo un desesperado deseo de cambiar para mejor la situación en Rusia'. Y es que el conjunto decidió escenificar su actuación en Cristo Salvador después de que el patriarca Kiril pidiera el voto para Putin en vísperas de las elecciones presidenciales de marzo.
'Yo pensaba que la Iglesia amaba a todos sus hijos, pero parece que la Iglesia ama sólo a aquellos niños que quieren a Putin', señaló María Aliójina, quien se encontró hoy mal durante el juicio, lo que obligó a llamar a los servicios de urgencia.
Las tres jóvenes están acusadas de gamberrismo, según el artículo 213 del Código Penal, por atentar contra los valores tradicionales de la Iglesia Ortodoxa Rusa, por lo que podrían ser condenadas a siete años de cárcel.
Pussy Riot: 'Nuestros motivos fueron políticos. No somos enemigos de la Cristiandad' El pasado 21 de febrero las encapuchadas componentes de Pussy Riot penetraron en una zona restringida del altar, donde se desprendieron de varias de sus prendas y comenzaron a tocar la guitarra eléctrica, a cantar y a bailar en ropa interior. 'Madre de Dios, echa a Putin', decía la canción.
La Iglesia rusa reaccionó indignada ante la profanación del lugar sagrado y pidió un severo castigo contra las tres mujeres, mientras Amnistía Internacional (AI), que considera a las acusadas 'presas de conciencia', y cantantes como Sting, Peter Gabriel o Red Hot Chili Peppers han pedido su liberación.
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