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"Hemos roto la barrera del miedo y ahora tenemos una sociedad activa"

Desde El Cairo, el cineasta y activista Basel Ramsis es testigo de las protestas contra la sentencia a Mubarak

LUIS GIMÉNEZ SAN MIGUEL

Basel Ramsis trabaja como director de cine, escribe artículos de opinión y, especialmente tras pasar por Tahrir el año pasado, es un conocido activista y revolucionario egipcio. Vive en Madrid pero desde enero de 2011 viaja a menudo a El Cairo. Desde el inicio de las revueltas estuvo a pie de calle, junto a otros miles de egipcios, manifestándose contra el régimen de Mubarak y construyendo el movimiento que hizo caer a la dictadura y que hoy se enfrenta al poder de la Junta Militar. A través de las redes sociales cada día llamaba al resto de ciudadanos a seguir saliendo a la calle y contaba lo que estaba pasando al resto del mundo.

Ayer, más de un año después, Hosni Mubarak fue condenado a cadena perpetua por el Tribunal Penal de El Cairo. Al mismo tiempo, la tensión social ha vuelto a elevarse en las últimas semanas con motivo de las elecciones presidenciales, que concluirán con la segunda vuelta los próximos 16 y 17 de junio. Sobre este nuevo contexto Ramsis hablaba con Público.es desde El Cairo apenas unas horas después de que el juez emitiera el fallo de la condena a Mubarak y mientras miles de personas vuelven a tomar las calles en protesta por la impunidad de los que a su espalda cuentan con tantos crímenes.

¿Cómo valora la sentencia de cadena perpetua que Tribunal Penal ha impuesto a Hosni Mubarak?

Todos aquellos que tienen un vínculo con la revolución están enfurecidos y muchos han empezado a salir a la calle para protestar. Cuando el juez ha leído el veredicto han empezado los enfrentamientos dentro de la misma sala y muchos abogados han empezado a gritar uno de los lemas de la revolución: 'el pueblo quiere el poder judicial'.

Todos sabemos que este fallo en realidad no es una decisión judicial, sino una orden militar. Los que gobiernan en Egipto son los que deciden también qué ha de hacer la justicia en cada momento. Todos sabemos que el cuerpo judicial aquí ni es independiente ni es limpio desde hace más de 30 años.

'Todos los oficiales importantes que ordenaron las masacres han quedado libres' En este juicio había dos casos separados, el de la muerte de manifestantes y el de corrupción. Y una petición de los abogados era los que los dos casos se convirtieran en uno único, pero fue denegada.

En el caso por corrupción todos han sido declarados inocentes, Mubarak, sus dos hijos, Alaa y Gamal, y al empresario Husein Salem. Es un escándalo porque todos tenemos datos y hay documentos que demuestran cómo la familia de Mubarak está vinculada con casos muy graves de corrupción.

Por la parte de asesinatos, la condena sólo ha ido para Mubarak y el exministro del Interior Habib al Ahli. Esto es ridículo, porque todos los oficiales importantes que ordenaron las masacres han quedado libres. Todos han sido declarados inocentes. Por ejemplo, el juez rechazó como pruebas cientos de horas de videos de la televisión pública, de cámaras de seguridad y de particulares en los que se mostraba a los oficiales de la policía matando a manifestantes.

Ahora, con esta sentencia, la corrupción que ha impregnado Egipto las últimas décadas nunca ha existido y los dos únicos responsables de los cientos de muertos son dos personas. Además, el fallo deja una puerta abierta a la revisión y que, fácilmente, puedan ser considerados inocentes.

Es una sentencia corrupta ordenada por los militares. Esto lo pienso yo y lo piensan muchos jueces, abogados y expertos en derecho. Y estos días las calles se van a calentar.

¿Qué reacciones está despertando la sentencia entre las distintas fuerzas políticas?

Los islamistas de los Hermanos Musulmanes estaban esperando condenas duras, igual que el resto de fuerzas políticas egipcias. Si salen a la calle es solo porque esta coyuntura les puede permitir ganar votos, que es lo único que les interesa. Sin embargo, quieren aparecer como una fuerza moderada para poder tratar con la Junta Militar. Están jugando al juego político y no al juego revolucionario. Han entrado a formar parte del régimen y no quieren una ruptura con este Estado policial.

En cuanto a las fuerzas que apoyan al candidato Ahmed Shafiq, el último primer ministro de Hosni Mubarak, tampoco han salido masivamente a protestar.

'Los islamistas quieren entrar en el régimen, no la ruptura con este Estado policial'

Entre las personas que han votado por este candidato hay dos partes diferenciadas. Hay un grupo que quiere la continuidad, es el pequeño sector social sobre el que se asentaba Mubarak. Pero la mayoría que ha votado por esta opción no han votado por la continuidad del régimen, han votado a una opción que promete estabilidad tras un año de inestabilidad. En este tiempo ha habido muchos asesinatos, una situación económica y social gravísimo, colas diarias para poner gasolina o comprar gas para los hogares. Muchos están cansados y se dejan decantar por esta opción.

Sin embargo, sólo han votado por esta opción 6 millones de personas en un país de 85 millones. Nadie lo ha dicho en la prensa internacional, pero los votos que han ido a candidatos de la revolución han sido 10 millones.

Basel Ramsis en el madrileño barrio de Lavapiés.

Elecciones, ¿cómo están transcurriendo estos días? ¿Qué clima hay en las calles?

Hay un sentimiento generalizado de decepción, los dos candidatos que han entrado en la segunda vuelta (Mohamed Mursi, de los Hermanos Musulmanes, y Ahmed Shafiq, el último primer ministro de Hosni Mubarak) son las dos peores opciones que existen. Aún así, diariamente hay manifestaciones contra los dos candidatos

Por primera vez se está tratando de construir un frente unido de todas las fuerzas revolucionarias que vaya en una única dirección, la del boicot. La mayor parte de las fuerzas democráticas, progresistas y liberales están trabajando en esta línea.

Frente a estas fuerzas conservadores, ¿no hay en Egipto un proyecto de cambio alternativo que pueda unir a las fuerzas democráticas y progresistas?

El único proyecto que hay ahora mismo es la continuidad de la revolución. La única vía por la que apostamos es que la revolución acabe y consiga sus objetivos: acabar con el régimen de Mubarak y construir uno nuevo. Pero hay que entender que el régimen de Mubarak no es sólo Mubarak, es todo el sistema y la estructura económica, social y cultural que ha reinado en Egipto en las últimas décadas.

'No estamos en una fase de transición, como dicen los militares, estamos aún en la revolución' No estamos en una fase transición, como dicen los militares, estamos aún en la revolución. Todavía no hemos acabado con el régimen y no habrá elecciones libres hasta que caiga del todo. La hoja de ruta que han trazado los islamistas y junto a los militares tiene que fracasar. Queremos acabar con la Junta Militar, con las fuerzas de Mubarak y los islamistas, todos representan lo mismo.

¿Qué papel están jugando a día de hoy los Hermanos Musulmanes?

El proyecto de los Hermanos Musulmanes para Egipto es mantener el régimen, mantener un Estado que sea servil a los intereses internacionales y a las empresas multinacionales, pero con un tinte islámico y la Sharia.

Ellos no apoyaron al a revolución desde el principio, salieron a la calle y a la plaza tarde. Y mientras unos estaban en Tahrir otros se reunían con las autoridades para pedir la legalización de su organización a cambio de salir de las plazas. Así, para ellos la revolución acabó el día 11 de febrero.

Su proyecto social y económico no está en conflicto con el régimen de Mubarak, quieren simplemente formar parte del Estado. El mismo 11 de febrero salieron de la calle y empezaron a negociar con el régimen. Querían estar ahí y lo han conseguido.

Mientras, nosotros, las fuerzas democráticas, queremos una ruptura total con el régimen y construir uno nuevo.

¿Qué papel sigue jugando a día de hoy la Junta Militar?

El poder absoluto. Es quien ha gobernado este país desde que cayó Mubarak. Y es la responsable de todos los asesinatos que se han cometido durante este año, los de los oficiales que mostraron su apoyo a la revolución, los crímenes de Maspero, las batallas de noviembre, los enfrentamientos frente al ministerio o la matanza de Port Saïd, donde castigaron a los jóvenes por haber participado en las protestas.

En todos estos momentos he estado en Egipto y he visto a la policial matar a la gente en la calle.

¿Qué valoración haces de este año que ha pasado desde la caída de Mubarak?

Mi lectura personal es que la revolución no ha conseguido sus objetivos. Pero es que una revolución no acaba en 20 días ni en 20 meses. Es un proceso que dura años, y solo llevamos uno y medio.

'La batalla política está en la calle y forma parte de la vida de muchos'Hay logros claros. Hay cientos de miles de egipcio vinculados a la militancia, la batalla política ya está en la calle y forma parte de la vida de muchos. Hemos creado un pueblo activo que participa en la política. Desde el 25 de enero de 2011 hemos roto la barrera del miedo.

Tenemos una sociedad activa que está en un momento histórico y que ha visto a Mubarak en la cárcel. Es un logro porque nunca en 7.000 años los egipcios han visto encarcelados ha su mandatario.

Todavía vamos a vivir momentos muy duros y enfrentamientos muy sangrientos en esta revolución, que aún está comenzando.

Cualquier presidente que venga ahora va a tener miedo de las calles.

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