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Los italianos entierran el nuclear y dicen no a las políticas de Berlusconi

El referéndum tuvo una participación del 57% superando ampliamente el objetivo de la mitad más uno de los electores

DANIEL DEL PINO

No a la energía nuclear, no a la privatización del agua pública, no a que empresas privadas se puedan enriquecer aumentando su precio y no a que el primer ministro pueda librarse de un juicio por estar ocupado. Ese es el mensaje claro y rotundo que la gran mayoría de los italianos ha enviado al Gobierno de Silvio Berlusconi tras el referéndum celebrado entre el domingo y el lunes. La consulta popular tuvo una participación del 57% y superó, pese a todas las trabas que se encontró por el camino, la cifra mágica de la mitad de los 50 millones de electores más uno por un amplio margen, dato clave ya que era el requisito indispensable para que tuviera validez.

Los cuatro noes son un gran rechazo a puntos importantes de la política de Il Cavaliere y ponen de manifiesto la brecha cada vez más amplia que existe entre los ciudadanos y el Ejecutivo. Una brecha que quizá contagie a su principal socio en el Gobierno, la Liga Norte, que por boca del ministro de la Simplificación, Roberto Calderoli, dijo que la formación está 'cansada de recibir bofetadas'.

Las elecciones municipales de principios de junio, en las que Berlusconi perdió su feudo histórico de Milán, ya mostraron la voluntad de cambio de los italianos y este referéndum confirma que aquello no fue un espejismo. 'Ha sido un referéndum sobre el divorcio, el divorcio entre el Gobierno y los italianos' dijo cargado de ironía haciendo referencia a la primera consulta que se convocó en Italia Pierluigi Bersani, líder del Partido Democrático, que reclamó con fuerza la dimisión de Berlusconi.

Los 'noes' ponen de manifiesto la brecha entre el Ejecutivo y los ciudadanos

En su opinión, el Ejecutivo 'vive en un hemisferio distinto al del resto del país', y a tenor del 95% de los electores que votó contra el nuclear, no le falta razón. Pese a la existencia de la consulta y los mensajes de preocupación que llegaban de la opinión pública tras la catástrofe de Fukushima, el Gobierno se apresuró a aprobar a finales de mayo una nueva ley que proyectaba la construcción de centrales nucleares. Luego lo adornó con una moratoria de un año para hacer creer a la gente que había paralizado sus planes, pero esa estrategia no le ha servido de nada. Italia, que ya decidió su vocación antinuclear en 1987 después de Chernóbil, hoy se ha reafirmado en este sentido.

Otro ejemplo es el 95% que se manifestó contrario al Legítimo impedimento, una ley con la que Berlusconi podía ausentarse de los cuatro juicios que tiene abiertos por supuestos problemas de agenda. Sin ir más lejos, el premier no fue a la vista por el caso Mediatrade, en el que está imputado por apropiación indebida y fraude fiscal, ya que estaba reunido en Roma con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.

La Justicia, o más bien sus constantes enfrentamientos con los jueces y fiscales, fue precisamente uno de los motivos que le condujeron a la derrota en las municipales, y pese a que Berlusconi dijo en un comunicado 'recoger el mensaje de los italianos', no parece que nada vaya a cambiar a corto plazo.

'Il Cavaliere' dice 'recoger el mensaje de los italianos'

Sus ministros no opinan que el referéndum haya sido una derrota y algunos incluso lo ven un buen resultado ya que hubo muchísima movilización entre los electores del centroderecha. Para el nuevo secretario general del Pueblo de la Libertad (PdL), Angelino Alfano, 'estaba claro que el referéndum no nos iba a poner fecha de caducidad ni como partido, ni como Gobierno'. La misma lectura hizo el portavoz del PdL en el Parlamento, Fabrizio Cichitto, quien recalcó que 'los resultados no tienen ningún tipo de consecuencias'.

Pero eso puede acabar decidiéndolo la Liga Norte de Umberto Bossi, que se reunió durante más de tres horas y el próximo fin de semana celebra un congreso del que podría salir un ultimátum a Il Cavaliere.

El que sí estaba exultante era Antonio Di Pietro, líder de Italia de los Valores, el partido promotor del referéndum quien dijo tener 'la satisfacción de haber hecho algo importante por el país'. Las dos preguntas sobre el agua rozaron por su parte el 96% de votos contrarios al Gobierno y gracias a la gran participación dentro de Italia, los votos en el extranjero cuya validez definitiva se decidirá el jueves, no resultaron determinantes como se había previsto y sólo rebajaron unas décimas los resultados finales.

Agua

Las dos preguntas sobre el agua, que se referían a la privatización de las infraestructuras, la liberalización del servicio y la posibilidad de que las empresas que lo gestionan pudieran aumentar la factura un 7% para sufragar los costes, fueron el origen de la consulta pese a que se haya hablado muy poco de ello. Los promotores del referéndum recopilaron 1,4 millones de firmas antes de presentar la petición en el Tribunal Supremo, lo que es una cifra récord en la historia italiana. Han sido las cuestiones más votadas por ciudadanos y políticos de todas las ideologías. 

Nuclear

Era necesaria una revisión del referéndum de 1987 en el que los italianos votaron no, ya que el Gobierno se había empeñado en imponer la creación de varias plantas nucleares con la aprobación de un decreto ley a última hora. La nueva legislación estuvo a punto de arruinar la consulta y obligó a reimprimir todas las papeletas a diez días del voto. Posiblemente ha sido el tema que más ha ayudado a movilizar al electorado, que desde hace 15 años no llegaba al quórum. Italia es zona de terremotos y las imágenes de Fukushima estaban muy recientes.

Justicia

La última pregunta del referéndum giraba en torno al Legítimo impedimento, una ley creada ad hoc por el ministro de Justicia, Angelino Alfano, para evitar que Il Cavaliere se sentara en el banquillo de los acusados alegando problemas institucionales. En enero, el Tribunal Constitucional lo invalidó parcialmente dejando dando al juez la responsabilidad de determinar si Berlusconi está realmente ocupado. Su abolición propicia que todos los italianos vuelvan a ser iguales ante la Ley y es la mayor bofetada al premier, que desde que está en política ha manipulado la legislación a su favor para sortear sus juicios.

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