El Gobierno británico se ha comprometido a hacer una limpieza a fondo de sus servicios de inteligencia. El primer ministro, David Cameron, anunció ayer la creación de una comisión que investigará la supuesta implicación de sus agentes en las torturas de sospechosos tras los atentados del 11-S y así 'restaurar el liderazgo moral de Reino Unido en el mundo'.
La situación es delicada. El MI5 y el MI6 acumulan en los juzgados una docena de denuncias de personas que dicen haber sido interrogadas por agentes de ambos cuerpos en Afganistán, Pakistán y Guantánamo. Según sus testimonios, el personal británico habría permitido y ocultado los malos tratos que sufrieron durante la 'guerra contra el terror' declarada por el presidente George Bush con el apoyo del entonces primer ministro laborista, Tony Blair.
Para Cameron, 'aunque no haya ninguna prueba [...] cuanto más tardemos en saber la verdad, más grande será la mancha en nuestra reputación como país que cree en la libertad, la justicia y los derechos humanos'. Pero la investigación no empezará hasta que se solucionen las demandas. El premier se comprometió a 'hacer todo lo que esté en mi mano para acelerar este proceso'. Ofreció la mediación del Gobierno, asegurando que habrá compensaciones económicas 'en los casos que proceda'.
Cameron espera que todo esté solucionado a finales de año
La comisión estará encabezada por el actual supervisor de los Servicios de Inteligencia, sir Robert Gibson. A su lado tendrá a otras dos personas, Dame Janet Paraskeva, jefe de la Administración Pública y Peter Ridell, ex periodista de The Times y actual director del Institute for Government, un organismo independiente encargado de evaluar las actuaciones del Gobierno.
Cameron espera que todo esté solucionado a finales de año y que en otros 12 meses la comisión pueda presentar un informe. Para llevar a cabo su trabajo, el equipo de Gibson 'tendrá acceso a todos los documentos relevantes del Gobierno, incluidos aquellos que pertenezcan a los servicios de inteligencia, y estará capacitado para interrogar a cualquier persona, incluidos aquellos que han presentado sus denuncias', aseguró Cameron.
Al tratarse de los servicios de inteligencia, 'hay que ser realistas y entender que no podemos llevar a cabo una investigación completamente pública de algo que se supone que es secreto', advirtió el primer ministro. No obstante, se comprometió a hacer públicos los datos de la investigación que no dañen 'ni la integridad de Reino Unido ni de las agencias de otros países que colaboran con nosotros'.
La referencia iba claramente dirigida a la CIA. En febrero de 2009, Washington amenazó a Londres con romper toda colaboración en materia antiterrorista si revelaba las evidencias de torturas a Binyam Mohamed en Guantánamo.
'Hay que ser realistas y entender que no podemos llevar a cabo una investigación completamente pública'
Mohamed, ciudadano etíope con permiso de residencia en Reino Unido, fue detenido en 2002 en Karachi, portando un pasaporte falso. Agentes del MI5 le interrogaron en un centro de los servicios secretos de Pakistán y al negarse a declarar, los agentes le torturaron. Después fue trasladado a Afganistán y de allí pasó a una cárcel secreta de la CIA en Marruecos, donde continuó su tormento.
En 2004 llegó finalmente a Guantánamo, donde confesó su relación con la red terrorista. Tras la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca en 2009 se empezaron a revisar todos los juicios a los presos de Guantánamo y los abogados llegaron a la conclusión de que Mohamed reconoció su pertenencia a un comando terrorista a causa de las torturas que sufrió.
Binyam Mohamed fue puesto en libertad en 2008 y a su llegada a Londres denunció a los servicios secretos. El ministro de Exteriores laborista, David Miliband, presionó a los jueces aludiendo a las posibles represalias estadounidenses si publicaban el informe que hacía referencia a las torturas. En febrero pasado, la Corte de Apelación desestimó esa petición y publicó varios párrafos que confirmaban los abusos de la CIA y el conocimiento del MI5.
Mientras tanto, y para evitar más denuncias, el Gobierno entregó ayer una guía con directrices de obligado cumplimiento para sus agentes en el extranjero. En ella se les prohíbe participar en torturas; se les obliga a informar al Gobierno en caso de que otros países las practiquen; y si tuvieran que recurrir al maltrato para conseguir una información que podría salvar vidas, antes tendrían que hablar con sus superiores.
La respuesta de todos los partidos en Westminster fue positiva
Llevar a cabo una investigación de este tipo puede provocar una tormenta de imprevisibles consecuencias en el MI5 y el MI6. Cameron lo sabe y por eso mezcló su exposición de ayer en el Parlamento con frases de alabanza para 'los mejores servicios secretos del mundo'.
La respuesta de todos los partidos en Westminster fue positiva. Llama la atención el apoyo de los laboristas, teniendo en cuenta que alguno de sus pesos pesados, como el propio Miliband, podría ser investigado. Por su parte, el diputado del Scottish National Party, Pete Wishart, ironizó con que sea un primer ministro conservador el que tome esta decisión, en vez de uno laborista.
Binyam Mohamed
El caso de este ciudadano etíope residente en Reino Unido es el más conocido. Arrestado en Pakistán en 2002 fue trasladado primero a Afganistán y luego a Marruecos, hasta terminar en Guantánamo, donde pasó seis años hasta que fue liberado sin cargos el pasado enero. Nunca fue procesado. La policía británica investiga a un oficial del MI5 que presuntamente interrogó a Mohamed cuando era sometido a tortura.
Salahuddin Amin
Condenado a cadena perpetua en 2007 por su implicación en un plan para atentar con bombas en Reino Unido, este preso sostiene que fue torturado tras su arresto en Pakistán, donde estuvo detenido 10 meses. Amin asegura que fue entrevistado doce veces por agentes del MI5 entre sesiones en las que era golpeado y azotado.
Rangzieb Ahmed
Originario del municipio inglés de Rochdale, permaneció 13 meses detenido en Pakistán, donde le arrancaron las uñas después de ser interrogado por miembros de la inteligencia británica, según su denuncia.
Zeeshan Siddiqui
Este londinense fue arrestado en 2005 en Pakistán por su supuesta pertenencia a Al Qaeda. Denunció que fue víctima de golpes y abusos sexuales en un periodo en el que era visitado por agentes británicos. Tras obtener la libertad condicional en 2006, está en paradero desconocido.
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