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L'Aquila se rebela contra el abandono de Berlusconi

Miles de habitantes irrumpen en el centro histórico para recoger los escombros del seísmo de abril

SANDRA BUXADERAS

Basta. Once meses después del terremoto en la región de los Abruzos, que devastó la bella ciudad de LAquila y los pueblos circundantes, la población ha estallado de rabia, harta del inmovilismo del Gobierno de Berlusconi.

Al grito de 'liberemos LAquila', unas 6.000 personas , armadas con palas y carretillas, forzaron el domingo el precinto que encierra una ciudad fantasma y formaron una cadena humana para empezar a retirar los escombros de lo que un día fue su hogar. Las imágenes inquietaron al Gobierno, que mañana debe reunirse con el presidente de la región, el también berlusconiano Gianni Chiodi. La presión de la población ha convertido una reunión de rutina en una emergencia. El Gobierno deberá decidir si moviliza al ejército para acometer, por fin, el desescombro.

La ciudad de las 99 iglesias y fuentes sigue enterrada bajo los cascotes

La población desconfía de cualquier promesa que pueda surgir mañana, sobre todo cuando Italia está inmersa ya en un clima electoral por los comicios regionales del 27 y 28 de marzo.

Miles de personas viven todavía como refugiados y el centro histórico de la ciudad antaño conocida como la de las 99 iglesias y fuentes sigue hundido bajo el peso de los escombros. Además, la tierra, inquieta, se encarga de recordar la terrible noche del 6 de abril en que perecieron más de 300 personas. Ayer mismo, una nueva sacudida sísmica, de 2,4 en la escala de Richter, alarmó a la población y obligó a evacuar las escuelas.

'No han hecho nada durante meses y ahora se maravillan de nuestra protesta. Hemos hecho cuentas; con intervenciones a tiempo, hoy un 30% o 40% de los habitantes del centro podría haber vuelto a sus casas', explica Eugenio Carlomagno, del Comité 3.32, que toma nombre de la hora en que la tierra sufrió la más fatídica de sus convulsiones en esta región.

'No han hecho nada durante meses', denuncia un activista local

'La catedral, símbolo de la ciudad, es hoy una imagen de muerte y desolación. En su interior, cúmulos de detritus de una altura de hasta tres metros recubren todavía los capiteles, los confesionarios de nogal y restos de frescos erosionados por el polvo y la lluvia', cuenta Pier Luigi Cervellati, de la asociación Italia Nostra, que vela por el rico patrimonio histórico del país.

Italia Nostra adelanta a L Espresso algunos datos de un próximo informe que ofrece un panorama desolador: las iglesias que no tiene remedio se hallan apuntaladas, 'momificadas', mientras que las que todavía se tienen en pie se hallan abandonadas a su suerte y se enfrentan a graves riesgos de deterioro.

El Gobierno replica que ha dado casas [prefabricadas] a los desplazados

Los ecologistas de Legambiente han calculado que sólo en el centro de LAquila hay 4,5 millones de toneladas de escombros por recoger y advierten a las autoridades de que debería habilitar espacios para que puedan servir parcialmente como cimientos para la reconstrucción.

El Gobierno de Berlusconi replica que ha concentrado sus esfuerzos en dar alojo a los abrucenses que quedaron sin casa, más de 30.000. La mitad ya ha recibido las llaves de casas prefabricadas y la otra mitad vive todavía en albergues de la costa, cuarteles militares e incluso instalaciones de golf.

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