La crisis económica mundial ha acelerado la conquista china del África subsahariana. Aprovechando la debilidad occidental, Pekín ha puesto sobre la mesa más de 60.000 millones de dólares en sólo seis meses para controlar el acceso a materias primas -especialmente, petróleo- y competir directamente en feudos occidentales (como Nigeria o Ghana) con grandes multinacionales como ExxonMobil y Shell.
La penetración china en África a la búsqueda de recursos naturales que apuntalen su gran crecimiento dio un gran salto a partir de 2005, hasta el punto de que de la nada desembarcaron en el continente hasta 1.000 empresas y centenares de miles de trabajadores. Pero el patrón de la Chináfrica, como lo conocen los expertos, solía concentrarse en los lugares más complicados, en guerra permanente (República Democrática de Congo, de donde importa cobalto, cobre y níquel) o dictaduras enfrentadas a Occidente, como Sudán -el 50% de su petróleo embarca hacia China- y Zimbabue, segunda reserva mundial de platino.
La crisis económica ha supuesto un gran cambio: China pretende conquistar también los feudos occidentales: En apenas seis meses ha comprado la petrolera suiza Addax Petroleum, que controla pozos petroleros en Nigeria, Gabón y Camerún; ha presentado un proyecto para construir un oleoducto en Kenia que le permita sacar el petróleo de Sudán; ha adquirido derechos petroleros y de uranio en Níger -hasta ahora, prácticamente una colonia francesa-; aspira a trabajar junto a la británica Tullow Oil en el gran yacimiento descubierto en el Lago Alberto, en la muy prooccidental Uganda, y se ha asegurado nuevas explotaciones de cobre en Zambia.
Casi el 30% del crudo que importa China ya procede de África
Y las dos apuestas más espectaculares: competirá por 16 licencias en Nigeria (el quinto proveedor petrolero de Estados Unidos) controladas hasta ahora por Shell, ExxonMobil y Chevron en una operación cifrada en un mínimo de 30.000 millones. Y en Ghana -bastión prooccidental del continente- ha logrado que las autoridades bloqueen un acuerdo para que ExxonMobil explote un gran yacimiento al que aspira también la china CNOOC.
En total, más de 60.000 millones de dólares sobre la mesa en un momento en el que las empresas occidentales tratan de contener el gasto. 'El ganador de la crisis económica global es China', ha escrito esta misma semana Fareed Zakaria, director de Newsweek, que opina que mientras Occidente está a la defensiva, China, que crecerá este año por encima del 8%, utiliza la crisis para dar un gran salto hacia delante.
'China rebusca en los escombros de la economía global con la esperanza de acelerar su propio ascenso', certifica The Economist. Para ello cuenta con 2,3 billones de dólares en reservas. Nadie tiene tantos dólares disponibles y el África subsahariana es la avanzadilla del laboratorio para pelear por la hegemonía mundial.
'La apuesta china parece más geopolítica que económica', opina Paul Isbell, el responsable del Área de Energía del Real Instituto Elcano, que subraya que los efectos no son necesariamente negativos. 'Si China penetra más en África y logra aumentar la producción petrolera global, aunque sea marginalmente, es bueno. La mayor parte del flujo no va a China, sino al mercado mundial', recalca.
En opinión de Isbell, el ascenso chino en el continente negro 'sólo es una amenaza si pensamos que va a ser necesario competir geopolíticamente en el futuro, lo cual sería un desastre para todos'. Y concluye: 'El único camino es la cooperación y la apuesta conjunta por energías limpias'.
Sin embargo, el déficit energético de China va a acentuarse aún más en los próximos años, si logra mantener el ritmo de crecimiento. Aunque su principal fuente de energía es el carbón, en una década ha pasado de necesitar 4,2 millones de barriles diarios de crudo a 8 millones, lo que le ha convertido ya en el segundo consumidor mundial. Y las estimaciones son que en 2014 necesitará al menos 11millones.
El gigante asiático cuenta con 2,3 billones de dólares en reservas
África, como el último territorio con grandes oportunidades aún no adjudicadas, ha cobrado aún más importancia en la medida en que muchas potencias petroleras han sobrepasado el llamado peak oil, el temido momento en que lo que queda en los pozos es menos de lo que se ha extraído. Hoy África ya aporta casi el 30% del crudo que China importa. Cuatro de sus diez principales proveedores son de este continente: Angola (tercero, tras Arabia Saudí e Irán), Sudán (6º), Congo-Brazzaville (8º) y Libia (10º).
'La nueva fase de la inversión china en África se integra en una ola global de adquisición de energía y recursos naturales', subraya una analista occidental en Pekín. 'Entre la crisis y las condiciones que ofrece China, con mucho pacto por debajo de la mesa, Pekín es un socio realmente muy deseado por muchos países. En algún caso es visto incluso como un salvador y ahí está el caso reciente de Guinea', añade.
En diciembre de 2008, un golpe de Estado puso a Guinea-Conakry bajo la férula de los militares. Pese al aislamiento diplomático, el nuevo régimen de Moussa David Camara está a punto de cumplir un año, en buena parte gracias al acuerdo que alcanzó con China en abril. Los detalles nunca se han conocido, pero supera los 7.000 millones de dólares a cambio del acceso a las minas de bauxita (el país atesora la mayor reserva mundial), oro y diamantes.
Pekín ha dado aire a los militares que han tomado el poder en Guinea
China no suele preguntar por los derechos humanos, pero tampoco solía hacerlo Occidente. Otra Guinea, la Ecuatorial, ex colonia española, lo demuestra: la estadounidense ExxonMobil y la china CNOOC se reparten crudo con otras multinacionales sin prestar atención a los abusos de Teodoro Obiang, que acaba de cumplir 30 años en el poder.
'En principio, que el petróleo se lo lleve China o las multinacionales occidentales no es ni mejor ni peor. En ambos casos hay que estar siempre muy encima para que haya transparencia y los acuerdos reviertan en favor de las comunidades locales, lo que no suele ocurrir', opina Patrick Heller, investigador de Revenue Watch, think tank con base en Nueva York especializado en seguir el rastro del petróleo.
'Es una apuesta más geopolítica que económica', sostiene un analista
Inicialmente, recuerda Heller, las inversiones chinas iban 'vinculadas a un paquete mucho más amplio, que incluía la construcción de infraestructuras', lo que exigía un doble seguimiento para fiscalizar los acuerdos y garantizar la rendición de cuentas. Pero en esta nueva fase, estos 'paquetes integrados' ya son una rareza.John Ghazvinian, autor de Untapped.
The scramble for Africa's oil, sobre la carrera por el petróleo del continente, opina que las empresas chinas aún están en la fase de 'ganar experiencia y aprender de las occidentales' con la mirada puesta en competir pronto con ellas. En su opinión, la batalla de Nigeria caerá aún del lado de las multinacionales occidentales. 'Nigeria utilizará ahora la opción china para sacarles más dinero', augura. Aún no se sabe. Pero nadie duda que en el siguiente round el favorito ya será chino.
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