La Habana se vistió de blanco, como si los orishas hubieran obligado a sus gentes a portar el mismo color que a sus santeros. Pero esta vez no se trataba de los dioses de la religión afrocubana, sino de un músico colombiano muy valiente. Juanes triunfó con su propuesta Por la paz sin fronteras, la segunda de este tipo que lleva a cabo, tras el concierto que celebró en la frontera entre Colombia y Venezuela. No sólo consiguió que el Gobierno cubano se volcara en el espectáculo, tal y como confesó Miguel Bosé a Público. Tampoco se conformó con que medio mundo observara por televisión lo que ayer sucedía en la capital cubana. Ni siquiera con la asistencia de 1.150.000 de cubanos entregados, según dijeron en el escenario el propio Bosé y el cantante colombiano. Su propuesta fue tan atrevida que obligó a que el propio presidente de EEUU, Barack Obama, se pronunciara ayer sobre el concierto del año.
'Estoy seguro de que este tipo de intercambios culturales no dañan las relaciones entre Estados Unidos y Cuba', adelantó Obama en una entrevista concedida al canal Univisión, el de mayor influencia en la población latinoamericana de su país. '[Pero] tampoco hay que exagerar la ayuda que proporcionan', añadió.
Los que sí están convencidos son Juanes y sus amigos Bosé, Víctor Manuel, Luis Eduardo Aute y compañía. En total, 14 artistas cubanos y de otros países. Uno tras otro fueron desfilando sobre el histórico escenario de la Plaza de la Revolución, entre el Che Guevara gigante y la Raspadura, como los habaneros llaman a la torre de la Plaza de la Revolución, por su parecido con un pastel de lo más dulce.
'¡Arriba con el concierto del siglo!' Todos los cantantes, también de blanco, abrieron el acto juntos y con sus manos entrelazadas.
La boricua Olga Tañón tomó la alternativa y dejó en inglés la primera frase para la Historia: 'Its time to change' (Es hora de cambiar). Los músicos se fueron alternando en el escenario, cada uno con su propio mensaje. Como el del cubano Amaury Pérez, uno de los más beligerantes en los días previos, que repitió '¡Viva Cuba!' hasta emocionar a su público.
Mientras, el concierto también era retransmitido por la televisión oficial cubana, en la que no dudaron en repetir las palabras que Juanes había utilizado en una entrevista con el diario local Juventud Rebelde. El músico paisa adelantó que iba a estrenar una canción, Soy cubano, compuesta para la ocasión. 'Es un homenaje a las familias cubanas de adentro y de afuera, desde la perspectiva de un colombiano que vive en Miami'.
Los detractores han tildado de 'burla inaceptable' el proyecto musical de Juanes
Sus detractores han tildado de 'burla inaceptable' el proyecto musical de Juanes, que logró despertar una expectación inédita. Muchos medios desplazaron a equipos para cubrir el evento.
Juanes, que en las últimas semanas ha ejercido de músico y acróbata sobre el alambre de la política, incluso se lanzó a soñar con un futuro 'sin el exceso de poder concentrado en pocas personas'. Pero como lo de soñar con un mundo mejor está complicado, el colombiano se conformó con 'la música, que es una herramienta poderosa'.
'Este concierto es ese granito de arena que se suma a las cosas que vendrán en un futuro. Eso espero yo', vaticinó el rockero latinoamericano. Juanes considera que el primer concierto Paz sin Fronteras, celebrado en 2008 en Cúcuta, en la frontera entre Colombia y Venezuela, sirvió para reducir la escalada de violencia verbal en la que ambos países estaban inmersos.
Todos los públicos y todas las edades, con los jóvenes a la cabeza. “Tremenda fiesta, asere (tío)”, repetía Yaniel, estudiante de 15 años, a sus socios en medio de la explanada más caliente del país. Cientos de miles de personas pensaban ayer lo mismo. Y lo disfrutaban igual.
Al margen de la polémica y entregados a la música. Los mayores, buscando la poesía de Silvio y las canciones de Aute. Los jóvenes, bailando las rimas de Orishas y la música alternativa de X Alfonso. Los merengueros, abducidos por el encanto de la boricua Olga Tañón, la megaestrella del día. Incluso los travestis, mucho más integrados en la sociedad gracias al trabajo de Mariela Castro, la hija de Raúl, enloquecieron con la Tañón.
“Algunas de nosotras nos transformamos en la puertorriqueña, es un banquete”, interpretaba la santiaguera Karola pegadita a la Biblioteca José Martí. “Yo vengo a ver a Juanes y a Bosé”, añadía un informático habanero de 24 años. “Pero no entiendo mucho eso de concierto por la paz… ¡Aquí hay paz!”, remataba. “Y yo estoy aquí, pero esto no es mi música”, se pronunciaba el alternativo Carlos, de 15 años. “Pero en La Habana hay poco más que hacer”.
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