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El asesino del instituto finlandés buscaba la muerte de la directora del centro

Finlandia vive un día de luto en memoria de las nueve personas, ocho víctimas y el autor de la masacre. La policía investiga las circunstancias del suceso

EFE

 

Los finlandeses viven hoy un día de luto en memoria de las nueve personas, ocho víctimas y el autor de la masacre, que ayer perdieron la vida en el tiroteo perpetrado por un joven estudiante en un instituto de Tuusula, en el sur de Finlandia.

Los primeros indicios apuntan a que el asesino sólo tenía un objetivo claro, la directora del centro, quien murió de forma casi instantánea, y que disparó indiscriminadamente a otros siete estudiantes.

Las banderas ondean a media asta en todos los edificios del país, y a las 10.00 horas se guardó un minuto de silencio en el patio del instituto de Jokela, donde se produjo la matanza.

La mayoría de las escuelas y centros públicos se unieron a este gesto para rendir un último homenaje a las víctimas de una tragedia que ha conmocionado al país nórdico.

'Profunda herida' 

El primer ministro finés, Matti Vanhanen, dio anoche el pésame a las familias de los fallecidos en nombre del Gobierno, y afirmó que 'el tiroteo de Jokela nos deja una herida profunda en nuestra sensación de seguridad'.

'En la sociedad y en la comunidad en la que hemos aprendido a sentirnos seguros, este suceso deja una grieta que va a tardar mucho tiempo en cerrarse', declaró en rueda de prensa.

'Probablemente nunca sabremos qué le pasó al joven tirador por la cabeza, pero el resultado es que segó la vida de muchos de sus compañeros y de su profesora', añadió.

Colegios abiertos, menos en Jokela 

El Gobierno decidió que todos los centros educativos, excepto el de Jokela, permanezcan hoy abiertos, en un intento por volver, en la medida de lo posible, a la normalidad.

El autor de la matanza, Pekka-Eric Auvinen, era un joven de 18 años aparentemente normal, según indicaron sus compañeros del instituto.

Enfermo psiquiátrico

Sin embargo, después se demostró que en realidad era un chico que consumía medicamentos antidepresivos para tratar sus problemas psiquiátricos.

Según sus profesores, Auvinen tenía una inteligencia superior a la media, y en palabras de un antiguo compañero, sufrió en ocasiones acoso escolar por parte de algunos compañeros.

Probablemente esta combinación de factores le llevó a adoptar una visión extremadamente radical de la sociedad, que acabó expresando en internet antes de cometer la matanza.

'No merece la pena luchar por la raza humana o intentar salvarla... sólo merece la pena matarla', afirmó en el portal YouTube, donde colgó decenas de vídeos siniestros durante meses.

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