El primer ministro de Hamás, Ismail Hanniya, ha ofrecido a Israel negociar un alto el fuego que incluya elcese del lanzamiento de cohetes por parte de las milicias  palestinas a cambio de queIsrael detenga sus ataques contra la franja de Gaza.

La oferta se ha hecho a través de Egipto y, aunque los principales líderes israelíes han reiterado en público que no están dispuestos a dialogar con Hamás, ni siquiera indirectamente, la negociación de una tregua podría ser la única salida que tiene el primer ministro Ehud Olmert para llevar la tranquilidad a las poblaciones israelíes cercanas a la franja.

En el seno del Gobierno hebreo están divididos al respecto. Mientras el sector más duro insiste en mantener los ataques contra Gaza, otro sector más pragmático se muestra partidario de alcanzar un acuerdo con Hamás.

La vía militar tiene sus limitaciones, como ha quedado demostrado en los últimos días, cuando el Ejército ha matado a decenas de milicianos sin conseguir detener el lanzamiento de cohetes.

Algunos jefes militares son partidarios de invadir la franja en toda regla, pero otros se oponen argumentando que no se sabe qué consecuencias tendría a medio o largo plazo una aventura semejante. Algunos expertos sostienen que una invasión costaría la vida a decenas de soldados.

En cualquier caso, parece difícil que se lleve a cabo una operación de gran envergadura antes de la visita del presidente de EEUU, George Bush, a Israel, prevista para la segunda semana de enero.

La visita llega tarde para muchos habitantes de la  ciudad más castigada porlos milicianos, Sderot, donde están hartos de la situación.

En los últimos meses un gran número de sus vecinos han emigrado y, en una encuesta publicada ayer, el 64% de los habitantes asegura que se mudarán a otra ciudad tan pronto como se les presente la menor oportunidad.