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La dejadez política hunde Tabasco

Las autoridades no aprendieron de anteriores catástrofes y ya hay un millón de damnificados

SERGIO RODRÍGUEZ

El estado de Tabasco está bajo el agua. Hay más de un millón de damnificados, 80 por ciento del territorio está inundado y el conjunto de las plantaciones han desaparecido.
La explicación oficial dice que todo es consecuencia de la entrada de un frente frío, lo que provocó precipitaciones que rebasaron los promedios tradicionales, generándose una especie de tapón por el que los ríos no podían llegar al mar por los fuertes vientos.

Tabasco es el estado, junto con Chiapas, donde se concentran los principales ríos de México, las selvas y los bosques, al mismo tiempo que es uno de los principales surtidores de petróleo y de electricidad del país. El hombre tiene parte de la culpa del desastre. La transformación de la tenencia de la tierra, la modificación del uso del suelo y de la base agrícola, la construcción de una serie de presas para la generación de electricidad, la pérdida permanente de las selvas y los bosques ha transformado el equilibrio ecológico del estado que, junto con Chiapas, es el más rico en biodiversidad.

Había ya varios antecedentes de la catástrofe. En 1999, este estado también sufrió una fuerte inundación, en especial su capital, Villahermosa. En 2003, el entonces presidente de la República, Vicente Fox, del conservador Partido de Acción Nacional (PAN) y el gobernador de Tabasco, Manuel Andrade, del PRI, firmaron un acuerdo para erigir construcciones contra las inundaciones con fondos federales.

Mal uso de fondos públicos

Pero estas obras no llegaron a completarse y existen sospechas sobre el verdadero destino de las ayudas estatales. “Se formaron diques, pero se hicieron con arena en lugar de cemento, cuando comenzaron las lluvias y se desbordaron los ríos, estos arrastraron esa arena, lo cual provocó que todo el sistema de alcantarillado se bloqueara”, dice una vecina de Villahermosa.

El miércoles, el presidente mexicano Felipe Calderón, del PAN, visitó Tabasco para evaluar la situación. Viendo que había personas que estaban colocando sacos terreros en el malecón para crear un dique, decidió ayudar y durante 15 minutos se puso a trabajar, junto con su esposa y algunos miembros de su gabinete.

Impacto mediático

Este tipo de actitudes, tan cercanas a lo que era la forma de gobernar del PRI, tenían fuerte impacto social y mediático. Ahora, solamente provocan indignación y rabia.

Al ver que había mucha gente que los observaba sin inmutarse y ante las lágrimas del gobernador, a Calderón le ganó el coraje y amenazó a los que solamente miraban diciéndoles: “¡Bájense a ayudar o mando por ustedes!”, e inmediatamente ordenó a los militares que fueran por los hombres para ayudar a llenar los sacos de arena. La gente no se inmutó, no bajaron la vista, los soldados tampoco se movieron, entendiendo que la orden era agregar gasolina al fuego; todo esto provocó que el presidente se retirara del lugar y diera por terminada su faena práctica de reconstrucción.

Uno de los asistentes que no se movieron comentó después: “Es fácil venir aquí 15 minutos a tomarse una foto, a que lo graben los noticieros de televisión, a darse un bañito de pueblo y luego irse a su casa y cenar y dormir cómodamente con su familia”.

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