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Telenovela Cecilia Sarkozy

Una semana de rumores enloquecidos en torno al matrimonio residente en El Elíseo transforma la política francesa en un esperpento.

ANDRÉS PÉREZ (CORRESPONSAL EN PARÍS)

La nueva crisis de pareja del presidente, Nicolas Sarkozy, y de su esposa Cecilia, una más en un ya larguísimo folletín de años, se ha transformado desde hace una semana en una auténtica histeria mediática que recorre toda la prensa francesa y parte de la extranjera. El Elíseo, abocado a una semana social agitada, simula que no tiene nada que ver.

Tras un largo mes de rumores sobre los problemas amorosos, en los últimos días periódicos franceses como L'Est Républicain y La Tribune, además de medios suizos, dieron cartas de nobleza a la inminencia de un divorcio presidencial. Y lo que era rumor pasó al estatuto de interrogante oficial.

El lunes, el portavoz de la Presidencia de la República, David Martinon, compareció ante los medios para afirmar, a preguntas de los periodistas, que no había 'ningún comentario' acerca de los rumores de divorcio.

A las preguntas posteriores sobre la vida privada de la pareja, el portavoz añadió: 'De verdad, ningún comentario'. El 'de verdad', era quizá verdaderamente necesario. Las llamadas subsiguientes de periodistas y corresponsales a la oficina del portavoz y a todo bicho viviente que pueda saber algo de forma oficial sobre las intimidades de Nicolas y Cecilia dieron el mismo resultado de encefalograma plano.

Sin comentarios

Hasta la portavoz oficial de Cecilia, Carina Alfonso-Martin, se atiene a esa versión. Muy noble por cierto, el 'sin comentarios'. Efectivamente: ¿por qué instituciones tan cargadas de responsabilidades como la Presidencia de la República deberían perder el tiempo replicando a rumores sobre la vida privada de un hombre y una mujer, aunque sean presidente y primera dama?

Algunos medios se han hecho eco en los últimos días de las más alocadas versiones sobre la agitada vida de la pareja, versiones que a veces no aguantan minutos.

Ciertos periodistas estaban convencidos de que Cecilia Sarkozy se encerraba en el Palacete de la Lanterne, en Versalles, para mantenerse alejada de su marido. La versión tenía un problema intrínseco: en ese mismo momento, el presidente acogía a ciertos líderes sindicales en ese palacete, en el marco de un intento de concertación social.

Otros periodistas aseguraron que se la ha visto escondida en un lujoso hotel situado al borde del Lago Leman, en Suiza, donde por cierto, otros afirmaron haber visto a un amante anterior de Cecilia, el publicitario Richard Attias, que tanto dio que hablar durante la primera crisis conyugal de la Era Sarkozy, en 2005.

En ese particular hay divergencias. Otros reporteros aseguran que no es Attias, sino el nuevo amante de la futura ex primera dama -un escritor del montón, cuyo nombre nos ahorraremos- quien se personó galante a orillas del lago.

De todas formas, esta versión de la fuga de la bella también cayó, desmentida por el abogado suizo de la bisnieta de Isaac Albéniz, cuyo nombre de soltera es Cecilia Ciganer-Albeniz.

Lo cierto es que el origen de la confusión se encuentra en una filtración de diario L'Est Républicain, que desde el verano tiene línea directa con Cecilia.

Divorcio por etapas

Poco importa: medios de prensa generalmente bien informados han hablado de un divorcio de los Sarkozy con fecha del sábado pasado, luego del domingo, luego del lunes, finalmente del martes y, ahora, anunciado para hoy mismo. Con algo de suerte, será anunciado en plena huelga de transportes, el jueves.

El ambiente de histeria recuerda de forma terrorífica lo ocurrido durante el adulterio de Cecilia con Attias en Nueva York en el verano de 2005. Fue revelado por fotos de paparazzis publicadas por la revista Paris-Match, propiedad del multimillonario Arnaud Lagardère, amigo de Sarkozy. Tampoco en aquella ocasión hubo comentarios oficiales del equipo del hoy presidente.

No hubo comentarios, hasta que el propio hombre político en persona cogió el toro por los cuernos y apareció en televisión amenazando con una querella por 'atentado contra la vida privada' y anunciando con fuerza y énfasis que él y su esposa eran una pareja como las demás, que 'lucha por su felicidad' y que él 'se encargaba de proteger' a los suyos, prole incluida.

La declaración surtió efecto: un auténtico turbo propulsó la popularidad de Sarkozy y contribuyó a dotarlo de un perfil humano necesario para la victoria electoral.

De la querella nunca más se supo. De lo que sí se supo es del discurso sobre la pareja que lucha por su felicidad. A finales de septiembre, dos años después de la crisis de 2005, el semanario pro-sarkozysta L'Express retomó de nuevo en una edición especial ese discurso que tan buenos resultados dio de cara a las elecciones presidenciales. En el nuevo número de L'Express, los Sarkozy son presentados como una familia (recompuesta) modelo sometida a las tensiones de la vida moderna.

Armado de paciencia, este periódico emprendió ayer la penosa labor de formular oficialmente a la presidencia de la República y a la portavoz de la primera dama, no una pregunta sobre intimidades que de momento poco importan, sino otra muy diferente: ¿cuál es la reacción del Elíseo, de Nicolas Sarkozy o de Cecilia Sarkozy, a los atentados contra la vida privada que están sufriendo? Varias sorpresas esperaban a este humilde corresponsal.

Nada de querellas

Centralita del Elíseo. Sí, la Presidencia de la República te pasa muy oficialmente con la portavoz de la primera dama, y ello pese a que se supone que desde finales de agosto, nada tiene que ver con la casa. No, la portavoz de Cecilia Sarkozy no está de acuerdo con la valoración de este corresponsal sobre la posibilidad de parar la oleada de rumores con la presentación de una querella.

Idéntica situación con la oficina del portavoz de la Presidencia. Interrogado sobre los rumores, un portavoz adjunto cobra tono solemne para decir 'no hay comentarios'. Interrogado sobre el hecho de que los rumores pueden ser constitutivos de atentado contra la vida privada, condenado en Francia con hasta un año de cárcel, cuelga el teléfono, so pretexto de efectuar consultas.

Con mucha filosofía, Norito Kunisue, corresponsal del diario japonés Asahi Shimbun, deja el asunto para el futuro y analiza: 'A la larga va a ser un problema para Sarkozy, tanto si se divorcia como si no. Porque en ambos casos se va a demostrar que hay una especie de mentira sobre su vida de pareja de cara al público'

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