Matarraña: 10 motivos para enamorarse de esta joya de la ‘España vaciada’

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Al este de Teruel, la comarca del Matarraña es uno de los mejores ejemplos de lo que se conoce como la España vaciada. No es casualidad que haya servido de escenario para el rodaje de la película “Un hipster en la España vacía” que recientemente ha estrenado Prime Video y que nos sirve como excusa para redescubrir esta pequeña pero encantadora región.

De sus pueblos medievales a preciosos enclaves naturales, recorreremos Matarraña hasta llegar a su gastronomía y algunos proyectos de emprendimiento rural que están consiguiendo que la España vacía no sea también la España olvidada. Apunta estos 10 motivos para enamorarte de Matarraña.

Beceite

Beceite – Foto de Christian Rojo

El legado árabe de Beceite, reflejado en su nombre «Beit Zeid» (Casa del Zeid), y la posterior conquista por las tropas del rey Alfonso II marcaron la historia de esta localidad. A lo largo de los siglos, Beceite ha sido escenario de importantes eventos históricos, desde su papel como «Villa y Corte de descanso real» concedido por Alfonso V, hasta su resistencia durante las diferentes guerras que han asolado España.

La industria papelera, presente desde el siglo XV, alcanzó su apogeo a finales del siglo XVIII, convirtiendo a Beceite en un centro de producción papelera de renombre, proveyendo de papel a la Real Casa de la Moneda o la Real Fábrica de Tapices, entre otros. La Antigua Fábrica Noguera en Beceite, que cerró en 1978, fue la última en estar activa. En 2001, el edificio se reorientó hacia el ámbito cultural, convirtiéndose en la galería de arte Antigua Fábrica Noguera, que hoy sirve como sala de exposiciones. En otra de las antiguas factorías se encuentra hoy el hotel La Fábrica de Solfa, un pequeño y encantador alojamiento que también esconde un restaurante reconocido con un Sol de la Guía Repsol.

Su bonito centro histórico alberga, entre callejuelas medievales, algunos monumentos destacados como el Puente de Piedra, la Ermita de Santa Ana o la Iglesia de San Bartolomé, una joya barroca que sustituyó a una iglesia anterior del siglo XIII. Beceite también alberga importantes vestigios de su pasado, desde pinturas rupestres de 3500 a.C. a restos de la época ibérica y romana.

El Parrizal

El Parrizal – Foto de Christian Rojo

La ruta hacia El Parrizal ofrece un recorrido sencillo y apto para todas las edades por el lecho del río Matarraña, llevando a los visitantes al macizo de los Puertos de Beceite acompañando el curso del río con diferentes pasarelas y puentes que nos permitirán disfrutar de toda la belleza de este paisaje. La ruta culmina en un impresionante cañón con paredes de hasta 60 metros de altura. En el camino podremos apreciar, además, las pinturas rupestres de la Fenellassa y la diversa flora local.

Existen dos opciones para hacer la ruta: un tramo tradicional de 6 km ida y vuelta, y una opción circular más extensa de 9 km que incluye variantes como la ruta del Salobre y la ruta de la Mina. La ruta está abierta todo el año, aunque puede cerrarse en días de tormenta o por recomendaciones de Protección Civil. El acceso a las pasarelas está sujeto a horarios y aforo limitado, con la necesidad de adquirir una entrada a través de la página web.

Solo Houses

Solo Houses – Foto de Christian Rojo

Esta iniciativa, liderada por Christian Bourdais y Eva Albarrán, galeristas y propietarios de la galería de arte madrileña Albarrán Bourdais, pretende enriquecer el ámbito rural español a través de una propuesta que integra arte, arquitectura, y vino en un entorno único. Desde su concepción en 2012, Solo Houses se ha propuesto crear «la primera colección de arquitectura de Europa», colaborando con reconocidos arquitectos y enriqueciendo la experiencia de sus visitantes con innovaciones constantes.

Actualmente cuenta con dos villas ya construidas, ambas con un diseño espectacular que ha sido escenario de series como «Bienvenidos al Edén» y de múltiples anuncios o producciones internacionales. En camino está un hotel diseñado por el arquitecto chileno Smiljan Radic que promete convertirse en uno de los más originales del mundo.  

El proyecto se completa con la bodega Venta d’Aubert y la exposición de obras de arte al aire libre que presenta 17 piezas de arte contemporáneo de artistas como Christian Boltanski y Pedro Cabrita Reis, dispersas en el paisaje natural que rodea la bodega y las villas. Cada obra, diseñada para interactuar con su entorno, refleja preocupaciones actuales como la urgencia climática y la poesía de la naturaleza, buscando inspirar a los visitantes y llenar de arte y vida la denominada España vaciada.

Valderrobres

Valderrobres – Foto de Christian Rojo

Valderrobres, coronado por su impresionante castillo y la iglesia gótica de Santa María la Mayor, puede presumir de ser uno de los pueblos más bonitos de España. El acceso lo haremos a través de un majestuoso puente de piedra, que nos introduce a un casco histórico declarado Conjunto Histórico, donde cada calle y rincón destila el encanto de los pueblos medievales.

En lo más alto, el castillo de Valderrobres, con sus orígenes en el siglo XII y completado en su forma más monumental en 1307, es una de las principales fortalezas góticas en Aragón y ofrece desde su interior vistas panorámicas del valle del Matarraña. Este complejo, de planta hexagonal irregular adaptada al terreno, cuenta con elementos defensivos y una disposición interior clásica de salas alrededor de un patio descubierto. Destacan dentro del castillo la sala de las Caballerizas, la Capitular, el salón de las Chimeneas, y la Cámara Dorada, todos ejemplificando la arquitectura gótica civil o militar típica de la Corona de Aragón.

Desde su muralla de 1390, pasando por el histórico puente, hasta llegar a edificaciones como El Palau, la Fonda de la Plaza, los restos de la cárcel medieval o el Torreón de Valentinet, el casco histórico de Valderrobres invita a ser paseado hasta terminar en la Plaza Mayor. El corazón del pueblo está flanqueado por edificios significativos como la casa consistorial, un espléndido ejemplo de palacio renacentista aragonés, y varias mansiones palaciegas, todas testigos de la riqueza cultural y patrimonial de Valderrobres.

Santuario de la Virgen de la Fuente

Santuario de la Virgen de la Fuente – Foto de Christian Rojo

El Santuario de la Virgen de la Fuente, ubicado junto al río cerca de Peñarroya de Tastavins, es un enclave histórico que merece la pena ser visitado. Por más de 500 años, ha sido un refugio para viajeros y peregrinos, remontándose su origen al siglo XIII cuando, según la leyenda, la Virgen se apareció junto a la fuente. La construcción del santuario incluye la ermita que da al claustro, un destacado ejemplo de arquitectura gótico-mudéjar, y una iglesia barroca adyacente. En 1931, la ermita, el claustro, sus fuentes y jardines fueron declarados Bien de Interés Cultural.

A finales de 2022, el Santuario experimentó una transformación significativa al convertirse en hotel tras la adquisición por parte de los propietarios de La Torre del Visco, un reconocido hotel boutique ubicado a pocos kilómetros. De este modo, el santuario no solo ofrece hospedaje actualmente, sino que también se ha convertido en un centro cultural con un restaurante y espacios para eventos, incluyendo exposiciones y recitales musicales, además de ser un lugar idóneo para celebraciones como bodas y reuniones corporativas.

Calaceite

Calaceite – Foto de Christian Rojo

Calaceite es otro de los pueblos mejor conservados de Matarraña, exhibiendo una riqueza arquitectónica que abarca desde casas señoriales hasta capillas, ermitas y portales que reflejan el esplendor histórico de la localidad. Su patrimonio incluye destacados elementos como la fachada renacentista del Ayuntamiento, así como rincones emblemáticos tales como la Calle Mayor, la Plaza de España o la Calle Maella. La visita a la Iglesia parroquial y al Museo Juan Cabré, dedicado al destacado arqueólogo nacido en Calaceite, ofrece una profunda inmersión en la cultura y la historia que han marcado a este pueblo.

La personalidad de Calaceite se ha ido conformando con los siglos no solo a través de su impresionante patrimonio arquitectónico sino también gracias a la importante influencia de destacadas figuras del ámbito intelectual y literario. Desde la llegada de José Donoso, otras figuras como Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa o Carlos Fuentes se enamoraron de Calaceite, convirtiendo sus espacios en escenarios de diálogo cultural y encuentro entre distintas corrientes del pensamiento contemporáneo.

Vía Verde Val de Zafán

Vía Verde Val de Zafán – Foto de Christian Rojo

La Vía Verde Val de Zafán es un itinerario ideal para realizar andando o en bici que recupera el antiguo trazado ferroviario que unía La Puebla de Híjar en Teruel con Tortosa. Este recorrido conecta diversas comarcas, desde la del Matarraña hasta la Terra Alta y el Baix Ebre en Tarragona.

El paso por Matarraña comprende casi 30 kilómetros y atraviesa los municipios de Valjunquera, Valdeltormo, Torre del Compte, Valderrobres, Cretas y Lledó. Los puntos de acceso a este camino son principalmente las estaciones de tren que se encuentran fuera de los núcleos urbanos. Algunas de ellas se han transformado en alojamientos, como la estación de Torre del Compte, convertida en un bonito hotel de 4 estrellas o la estación de Cretas, que ha sido transformada en un albergue juvenil.

Los turistas tienen la opción de recorrer este camino en bicicleta, a pie o incluso a caballo, gracias a los servicios de alquiler y transporte de bicicletas que empresas como Matarraña Aventura ofrecen, facilitando la logística y permitiendo disfrutar de la vía en toda su extensión sin preocuparse por el retorno. Además, la Vía Verde cuenta con tramos adaptados a todos los públicos, desde el Tramo Azul, ideal para familias con niños pequeños, hasta el Tramo Morado, que propone un desafío mayor para los aventureros que deseen recorrer la vía completa en dos días.

Rocas del Masmut

Rocas del Masmut – Foto de Christian Rojo

Entre los variados paisajes que nos regala Matarraña, destaca la zona de las Rocas del Masmut, también en Peñarroya de Tastavins. Este emblemático lugar, conformado por un imponente conjunto de paredes verticales que superan los 100 metros de altura y se alzan a unos 1.050 metros de altitud ofrece algunas de las postales más llamativas de la comarca.

Para llegar, debemos partir desde la propia Peñarroya de Tastavins a través del camino de Vallibona. A lo largo del trayecto, nos iremos encontrando con pequeñas balmas y construcciones insertadas en la roca, antaño refugio de diversos ganados. Rodeando la formación rocosa, llegaremos al Mirador de les Roques, que nos ofrece la mejor panorámica del Masmut. Desde ahí tendremos la opción de volver por el mismo camino al pueblo o continuar por una ruta circular de 11 kilómetros de dificultad alta.

Santuario de la Virgen de Gracia

Santuario de la Virgen de Gracia – Foto de Christian Rojo

El Santuario de la Virgen de Gracia, ubicado a unos 4 kilómetros de La Fresneda, es un rincón con una atmósfera muy especial. Construido, según la leyenda, a partir de la aparición de la Virgen a una joven pastorcita de Valjunquera, el lugar inicialmente albergó una modesta ermita dentro de una cueva. En 1580, este sitio sagrado fue confiado a los Mínimos de San Francisco de Paula por la villa y la Encomienda de La Fresneda, marcando el comienzo de una profunda conexión con la comunidad que duraría cerca de tres siglos.

Este conjunto arquitectónico del siglo XVIII, integrado por edificaciones parcialmente excavadas en la roca, resalta por la magnífica iglesia y la hospedería, aunque gran parte del complejo ha sucumbido al paso del tiempo. La hospedería apenas conserva sus muros de carga, mientras que de la iglesia se mantienen los muros perimetrales, revelando una estructura de tres naves con una cabecera recta y un pequeño altar dedicado a la Virgen en la parte trasera. A pesar de su estado de ruina avanzado, el Santuario de la Virgen de Gracia fue declarado Bien de Interés Cultural en 2001.

Gastronomía local

Fesols con sardina – Foto de Christian Rojo

La gastronomía del Matarraña se beneficia del clima, los ríos y su orografía, permitiendo tanto el cultivo de regadío como el de secano, lo que da lugar a una gran diversidad de productos durante todo el año. Desde frutales de primavera como almendros y melocotoneros hasta vinos o aceites de oliva de una calidad sorprendente.

Entre los productos que definen la cocina de esta región, cabe destacar el jamón de Teruel D.O o una rica pastelería tradicional que elabora sus famosos mantecados o carquiñolis. No te puedes ir de Matarraña sin probar alguno de sus platos elaborados con ternasco de Aragón o los omnipresentes fesols, unas pequeñas alubias blancas que se sirven en diferentes combinaciones, aunque mi opción favorita fue con sardinas.

Son varios los restaurantes que atesoran esta gastronomía y los productos de kilómetro cero para combinar la tradición con una cocina moderna. Con más de 100 años de vida, la Fonda Alcalá es un restaurante que ha deleitado con su cocina local a varias generaciones e incluso a personalidades como Picasso. La Fábrica de Solfa, premiado con un Sol Repsol, ofrece una propuesta culinaria que mezcla la tradición con toques modernos gracias a la magia del chef Kike Micolau. También muy recomendable es la Posada Guadalupe en Monroyo, reconocida por sus platos elaborados con trufa, uno de los productos estrella de la región.

Jesús Borras – Foto de Christian Rojo

El emprendimiento rural se ha convertido en otro pilar fundamental para la revitalización y el desarrollo sostenible de Matarraña. Iniciativas como el sorprendente vino espumoso de Bayod Borrás, los productos ecológicos de Tel.Luric, la tradición de los Jamones Peñarroya o productos de gran calidad como los quesos de la Freixneda y los aceites de Mas de Castellans configuran una red de productores que se retroalimenta.

Por otro lado, bodegas de vino como Mas Toribio, el Lagar de Amprius o la pequeña pero innovadora Bodegas Mussols reflejan la riqueza vinícola del territorio. Gracias a su favorable geografía y clima, la comarca se distingue por el cultivo de variedades de uvas tanto blancas, como la garnacha blanca, macabeo y chardonnay, así como variedades tintas como la garnacha o tempranillo.

Christian Rojo

Aprendiz de viajero y fotógrafo. Me encanta viajar y tratar de encontrar siempre una mirada diferente en los lugares que visito.

2 Comments

  1. Es una pena haber usado todos los topónimos castellanizados en vez de usar los de la lengua local. No hay que olvidar que la comarca del Matarranya está en la Franja en la que se habla catalán, donde no se ha impuesto el castellano..

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