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Las peores profesiones para la salud mental

Seguro que habrás oído muchas veces, sobre todo últimamente, que los profesionales sanitarios son uno de los gremios más afectados por la depresión y otros trastornos mentales. Pero, ¿sabías que los veterinarios están entre los profesionales con mayor tasa de suicidio? Pero si trabajar con animales es muy “bonito”, ¿verdad? ¿Y por qué los electricistas están también tan arriba en la lista de suicidios

Pese a que generalizar cuando hablamos de trabajo y salud mental siempre es controvertido, os mostramos una lista de las peores profesiones para la salud mental, sin olvidarnos del impacto de la precariedad laboral en esta lacra de nuestro tiempo que aún estamos muy lejos de abordar con verdadera eficacia. 

Diez profesiones que retan la salud mental

Veterinario - Fuente: Pexels
Veterinario – Fuente: Pexels

Para elaborar esta lista nos hemos basado en varios informes y estudios. En España hemos acudido a las estadísticas oficiales del Ministerio de Inclusión, Seguridad y Migraciones así como el informe Salud mental y trabajo de UGT de 2023

Así mismo, también hemos completado estos datos con las estadísticas de organizaciones de Estados Unidos que, si bien es un país con un particular sistema de trabajo (y de salud), también nos puede servir de referencia: el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades o la encuesta de Student Loan Planner nos han servido para complementar la lista que no está elaborado siguiendo un orden específico. 

  • Electricistas. Se encuentra en el número seis de la lista de tasa de suicidios según el informe del CDC de Estados Unidos. Pese a que se trata de una profesión que puede llegar a ser muy rentable, está muy afectada por los vaivenes de la economía lo que perjudica la estabilidad de los profesionales. 
  • Conductores de autobús y camiones. Según el informe de la UGT están entre las profesiones con mayor tasa de trastornos mentales y de comportamiento entre 2017 y 2020, los cuales recogen enfermedades no incluidas en el cuadro de enfermedades profesionales que ha contraído el trabajador con motivo de la realización de su trabajo y son consideradas, por tanto, accidente de trabajo. 
  • Administrativos con tareas de atención al público. En la misma línea que el caso anterior, una profesión con altos índices de trastornos mentales no catalogados como enfermedades profesionales.
  • Agricultores y ganaderos. Según los datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, sus bajas laborales son las de mayor duración con una media de más de 150 días. En las estadísticas de la CDC de Estados Unidos, los granjeros se encuentran en el puesto 7 en número de suicidios. 
  • Trabajadores de la hostelería. Se encuentran en el cuarto puesto en número total de bajas por salud mental según la rama profesional. Como sabemos, se trata de uno de los entornos de trabajo más intensos en los que las horas extras, a menudo no cobradas, siguen siendo habituales. Según el CDC tienen, además, una alta tasa de alcoholismo. 
  • Veterinarios. La CDC concluyó que las veterinarias tienen 3,5 más probabilidades de suicidarse en Estados Unidos que la población general, siendo de 2,1 en el caso de los veterinarios varones. El 75% de los veterinarios que se suicidaron en Estados Unidos trabajaban en una clínica de barrio. Para el informe de Student Loan Planner es el peor trabajo para la salud mental. 
  • Trabajadores de la construcción. En Estados Unidos, los trabajadores de este sector tuvieron la tasa más alta de suicidios entre profesionales varones, catalogándose el 17% como “bebedores empedernidos”, la segunda tasa más alta entre las diferentes profesiones. 
  • Psicólogos. A nivel mundial es también una de las profesiones con peor salud mental, aunque el dato, no cabe duda, se preste a la ironía. Pero en países como España la explicación, por lo general, es muy sencilla: hay pocos y suelen estar desbordados de trabajo, enfrentándose a un escenario cada vez más complejo a nivel de salud mental en sus propios pacientes. 
  • Médicos. Los médicos varones tienen un 40% más de probabilidades de morir por suicidio que la población general, según datos del CDC. Las razones que explican este alarmante dato son similares a las expuestas en el caso de los psicólogos, situación que se agravó, y mucho, durante los últimos años por el Covid. 
  • Trabajadores de educación y cuidado infantil. Según el CDC, el 40% de los trabajadores de educación infantil sufren depresión, siendo cuatro veces más que la población femenina general. El salario promedio de estas trabajadoras, generalmente mujeres, es de 11 dólares la hora. 

La precariedad laboral: la puntilla para nuestra salud mental 

Una persona en un puesto de comidas - Fuente: Pexels
Una persona en un puesto de comidas – Fuente: Pexels

Si bien el tipo de profesión influye en la salud mental, como hemos visto, la precariedad e inestabilidad laboral es la principal causa de trastornos mentales vinculados al ejercicio de una profesión.  

Y es que, si solo cobras 11 euros la hora, como en el caso de las educadoras infantiles, no llega para cubrir las necesidades básicas por lo que a menudo se hacen horas extras, pero no para medrar, sino para pagar el alquiler y llenar el carro de la compra. La presión laboral de la que se quejan amargamente casi todos los trabajadores, independientemente de su profesión, es “auténtica” en estos casos.

Si no trabajas, no comes, o te quedas sin casa. Eso es verdadera presión y no tirar un penalti en la final de un Mundial. Y no seguiremos haciendo comparaciones para que ningún sufrido profesional se enfade.

Mejor acudir al informe sobre Precariedad Laboral y Salud Mental del año pasado del Ministerio de Trabajo y Economía Social que profundiza en este aspecto clave para salud mental con datos y estadísticas.

El informe cita, por ejemplo, un análisis con datos de 2005, en un momento de crecimiento económico, con bajo desempleo y baja temporalidad, para mostrar que los trabajadores con el nivel más elevado de precariedad laboral tenían aproximadamente 2,5 veces más riesgo de tener mala salud mental en comparación con quienes no tenían precariedad. 

Y, por supuesto, no hay que olvidarse de los desempleados, así como las personas trabajadoras informales (y sus familias) que suelen aglutinar muchas de las características más extremas de la precariedad laboral y tienen un peor estado de salud mental que quienes trabajan de manera formal. 



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