«Se sabía muy poco de esta mujer. A mí lo que me transmitía era mucha tristeza». Penélope Cruz se refiere a Laura Garello, la mujer del piloto y empresario Enzo Ferrari. Socia a partes iguales con él de la empresa y de la escudería, Laura Ferrari arrastró el dolor de la pérdida de su hijo, fue una de las últimas personas en Módena que supo que su marido tenía otra familia y soportó siempre la oposición de los hombres que rodeaban a Ferrari. «A nivel personal se me encendió como una rabia y una necesidad de dar una voz a esta mujer que no tuvo ninguna en su vida».
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Lo hace en Ferrari, regreso al cine de Michael Mann después de ocho años. Es la historia de Enzo Ferrari durante cuatro meses del año 1957. Penélope Cruz comparte reparto con Adam Driver, en el papel principal de la película, y con Shailiene Woodley, que da vida a Lina Lardi, la mujer con la que Enzo Ferrari tuvo su segundo hijo, Piero, actual vicepresidente de la compañía.
«Esa señora, mucho menos conocida que él, tiene una historia que representa la historia de tantas mujeres, y no solo en esa época en Italia, sino ahora también en cualquier lugar del mundo. Y todos conocemos casos así. Yo tengo la suerte de poder darle una voz que nunca tuvo y un lugar», añade Penélope Cruz, inmersa desde hace tiempo en la dirección de una película documental de la que no quiere aún concretar nada, pero que se refiere a la situación de las mujeres.
El sistema judicial falla
«Esto es una locura. No podemos hablar solo de lo que pasa en el cine, me parece una irresponsabilidad», sentencia cuando se mencionan casos de abusos y violencia sexual dentro de la industria. «Como el cine es referente, hablemos de lo que pasa también a las amas de casa, a profesoras, periodistas, enfermeras… ¿Veis las cifras, la cantidad de mujeres muertas a manos de sus parejas y exparejas?».
«A nosotras nos ponen un micrófono cerca, a muchas de esas mujeres, no», dice y vuelve a insistir en la importancia de dar voz a todas esas mujeres que no la tienen. «Y la película que yo quiero hacer va más por ahí, porque hay casos de gente que está viviendo un auténtico infierno en sus casas, con hijos y que no tienen escapatoria ni voz. El problema más grave para mí es que muchas veces el sistema judicial falla, es muy difícil para esas mujeres, no se atreven a hablar porque, para empezar, no tienen ni a dónde ir, y cuando dan el paso, no les han dado la protección necesaria y no las han escuchado».
La novela de Elena Ferrante
Penélope Cruz, sin embargo, aclara que su película documental no es una película sobre el maltrato, «tiene que ver con ello, pero habla de otra cosa. Llevo un año trabajando en él y me quedan dos años más. Entonces, hasta que no esté más cerca… Y de verdad que tengo muchas ganas de hablar de ello, pero hasta que no esté muy cerca de estrenarlo no voy a hablar».
De lo que sí puede hablar la actriz y productora es de su próximo proyecto con Isabel Coixet, Los días del abandono, adaptación al cine de la novela de Elena Ferrante, en la que ella participa no solo como actriz, sino también como productora. «No creo que estemos listos para rodarlo en lo que queda de año, será más bien el año que viene y puede que en la segunda parte del año».
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«Me leí el libro en una tarde noche, me revolucionó muchísimo. Me parece que está tan bien contado… Me pasó un poco lo que me pasó cuando leí No te muevas, que me removió mucho y el personaje me parece una joya», añade, antes de referirse a otro proyecto en puertas. Se trata del remake de La novia de Frankenstein, que la actriz española coprotagonizará con Christian Bale y dirección de Maggie Gyllenhaal.
Con la dirección de ficción en mente –»lo llevo diciendo desde los 16 años»-, Penélope Cruz no ha escondido nunca su interés por los personajes femeninos complicados, y ahora tampoco lo hace por los temas que afectan a las mujeres. Consciente de que las cosas están mejor, sin embargo, es rotunda cuando afirma: «Hay que reaccionar. De hecho, si sigue siendo una noticia que el porcentaje de nominadas a los Goya está un poquito por encima este año, que debe ser casualidad, es que seguimos más o menos igual. Y esto va muy lento, pero además es que dentro de los problemas tan bestiales de desigualdad… Creo que hay todavía situaciones de una bestialidad que merecen ser nombradas siempre que salga esta conversación».