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Ricky Merino interpreta a Warner Huntington III en la adaptación de 'Una rubia muy legal' que se representa en el Teatro de La Latina. Foto: Pentación.
Ricky Merino interpreta a Warner Huntington III en la adaptación de 'Una rubia muy legal' que se representa en el Teatro de La Latina. Foto: Pentación.
Lucía Ambrosini interpreta a Elle Woods en la adaptación teatral de 'Una rubia muy legal' que se representa en el Teatro de La Latina. Foto: Pentación.
Lucía Ambrosini interpreta a Elle Woods en la adaptación teatral de 'Una rubia muy legal' que se representa en el Teatro de La Latina. Foto: Pentación.

Ricky Merino, actor de ‘Una rubia muy legal’: «Hay muchos Warners infelices por tener que ajustarse a una masculinidad en la que no encajan»

El blockbuster de la década de los 2.000 se despide de Madrid después de llenar el Teatro de La Latina durante el último trimestre de 2023, tras su exitosa gira por Italia. Este musical brillante redescubre el mensaje feminista de esta comedia romántica y lo adapta a los nuevos tiempos. Aquí ya no hay lugar para los clichés.

Aurora Muñoz

La cosecha cinematográfica de 2001 fue inolvidable. Aquel año pasaron por las salas Mulholland Drive, El hijo de la novia, Los otros y… Una rubia muy legal. Sí, no nos hemos vuelto locos al incluir esta comedia entre las exquisiteces de aquel año. «Esta película cambió mi vida, mi carrera y me abrió a muchas personas en el mundo que todavía me escriben para decirme que les inspiré a estudiar derecho», publicó en redes sociales su protagonista, Reese Witherspoon, cuando se cumplían 20 años desde el estreno. Nadie pretende equiparar el personaje de Atticus Finch en Matar a un ruiseñor con la aparentemente superficial y adicta a las tendencias, Elle Woods. Ni falta que hace. Esta californiana hace su función.

Hollywood disfruta colocando a las rubias en entornos hostiles desde la muerte de Marilyn Monroe y empujándolas a demostrar su valía aunque la industria las dibuje como guapas descerebradas. Estos días asistimos a un debate social después de que los académicos hayan dejado fuera de las nominaciones al Oscar a Greta Gerwig y Margot Robbie, directora y protagonista de Barbie, una película que ha recaudado más de 1.440 millones en los cines y se haya llevado a casa un Globo de Oro al mejor logro en taquilla que evidencia su importancia como fenómeno social y cultural. «No hay Ken sin Barbie, sin Greta Gerwig y Margot Roobie», dijo Ryan Gosling tras conocer la noticia, a pesar de que él sí optará a la estatuilla en la categoría de Mejor Actor de Reparto por esta película.

Esta impopular decisión recupera el eterno desprestigio, no solo de las rubias como arquetipo de la frivolidad, sino también de las comedias románticas destinadas mayoritariamente al público femenino. Sucede incluso ahora, con una película en la que Gerwing escoge un icono con el que ahondar en el cliché machista para destruirlo: Nadie las toma en serio. «Nunca quise ser rubia, Uma Thurman me enseñó que una mujer morena, sin pecho y los pies grandes podía ser tremendamente sexy», firmaba Henar Álvarez allá por 2012 en su blog de cine La culpa es del script, pero como todo el mundo sabe la cómica luce una estupenda melena trigueña y una ironía incluso más brillante. Tiempo después, en 2022, estrenó un podcast junto con Raquel Córcoles, más conocida como Moderna de Pueblo, en el que adaptaba el título para bautizarlo y confesaba que Una rubia muy legal se encuentra entre sus favoritas junto a otras como Cosas de hembras de John Waters. Esta selección ya indica que este blockbuster dosmilero debe que tener bastante más de lo que parece debajo del glitter y el rosa chicle.

Lucía Ambrosini interpreta a Elle Woods en la adaptación teatral de 'Una rubia muy legal' que se representa en el Teatro de La Latina. Foto: Pentación.
Una escena de la adaptación teatral de ‘Una rubia muy legal’ que se representa en el Teatro de La Latina. Foto: Pentación.

Tras un periodo de prueba en San Francisco, el espectáculo saltó en 2007 a las tablas del Palace Theatre de Broadway, dirigido por Jerry Mitchell y protagonizado por Laura Bell Bundy. Tres años después llegó a​l West End londinense y desde entonces ha girado por ciudades de todo el mundo. Por fin, en 2023 Matteo Gastaldo la trajo a La Latina en Madrid y allí ha estado llenando el teatro de la Plaza de la Cebada hasta este 4 de febrero. Ese será el último domingo que los espectadores podrán disfrutar de las peripecias de Woods en la Universidad de Harvard de la mano de Lucía Ambrosini. Para despedirnos del elenco, hemos charlado con Ricky Merino ―que interpreta a Warner Huntington III― sobre cómo esta comedia contemporánea se ha convertido en todo un alegato feminista con el paso de los años.

Se acaba de estrenar en cines la versión musical de Chicas Malas, otra película de la misma época que también tuvo su obra en Broadway. ¿Por qué crees que el movimiento Y2K y toda esa nostalgia dosmilera se ha trasladado a los teatros?

Hay varios factores, pero el más interesante es encontrar un modo de jugar con el imaginario colectivo y con los recuerdos que conserva la gente para que se acerquen al teatro. Las películas tienen que reposar un poco para pasar a las tablas, pero este cine ya un punto de clásico para una generación, aunque siga siendo reciente, y nos ofrece la oportunidad de adaptarlo y hacerlo más próximo. Ahora proliferan muchos musicales que exploran esa vía. Los títulos más clásicos siguen en cartel, pero esta es una buena forma de atrapar un público nuevo que a lo mejor es un poco más reacio a ir a ver teatro, pero sí que le gusta el cine y puede atraerle la idea de recuperar una historia que conoce, pero dándole una vuelta.

Lucía Ambrosini interpreta a Elle Woods en la adaptación teatral de 'Una rubia muy legal' que se representa en el Teatro de La Latina. Foto: Pentación.
Lucía Ambrosini interpreta a Elle Woods en la adaptación teatral de ‘Una rubia muy legal’ que se representa en el Teatro de La Latina. Foto: Pentación.

Aquí te toca ser el ‘malo de la película’, en un rol de masculinidad tóxica que poco tiene que ver con lo que tus seguidores conocen de ti. ¿Has terminado por empatizar con Warner después de llevar tantas funciones en su piel?

Me parece súper interesante poderlo hacer porque además lo hago desde el privilegio de que es muy diferente a mí. Desde el principio me propuso no juzgarlo nunca. He intentado entender porque se comporta de esta manera y la única respuesta es que representa una masculinidad muy frágil que le han inculcado sus padres, por eso él tiene un objetivo muy concreto, que es el conseguir ser senador y utiliza a una chica para poder llegar a alcanzar su propósito, pero lo hace porque siente que es lo que se espera de él. A lo largo de la obra, hay pequeños momentos en los que siento que Warner echa de menos la vida que tenía con Elle y acabas por darte cuenta de que es un esclavo de lo que le han marcado las pautas sociales. Estamos hablando de un personaje que se creó en los 2000, cuando todavía no se había empezado a deconstruir esta masculinidad y el hombre heterosexual cis normativo consideraba que solo había un patrón que le correspondí. Yo creo que ya hemos vivido un cambio y están empezando poco a poco a deconstruirse, pero todavía falta mucho. Hay muchos Warners infelices por tener que ajustarse a unos estándares en los que a lo mejor no encajan o no les resulta natural.

Aunque la película está en el catálogo de Primer Vídeo, gran parte del público Zeta se encontrará por primera vez con Una rubia muy legal en esta obra. ¿Crees que para ellos también será un descubrimiento tan radicalmente feminista como para los millennials?

Yo siempre he pensado que el título le juega un poco en contra, porque te hace pensar en algo más superficial y justamente esto es una historia totalmente de reivindicación feminista. Lógicamente este musical es una obra de entretenimiento, quiere ser una comedia divertida y está escrito desde el humor. Hay mucho baile, pero debajo de todo eso hay una historia. Elle es una tía a la que han juzgado siempre por su apariencia y la han infravalorado toda la vida. Es fácil sentenciar y decir que se haya dejado atrapar por el cuento del amor romántico, pero eso es exactamente lo que cree que le toca y, a pesar de eso, lucha. Da igual cuál sea su motivación de partida, ella tiene que demostrar mucho más que los hombres e incluso que algunas mujeres para que alguien vea que es válida. Así era en los 2.000. Solo tiene el apoyo de las Delta Nu y aunque todavía no se le llamase así, son un ejemplo de sororidad.

En realidad, el viaje de Elle Woods es el del héroe clásico de todas las novelas. Puede que pasar desapercibido para parte de los espectadores cuando se estrenó en los cines, pero este es un momento en el que las centennials vienen muy empoderadas y mucho más feministas, así que este musical puede llegar a conectar mucho con ellos.

El lema de la obra es justamente «¡Rompe el cliché!» y retrata Harvard como un mundo de depredadores donde parece que la meritocracia es el camino para subir en el ascensor social. Después de las críticas que ha recibido Samantha Hudson por poner en duda este concepto en su visita a la academia de Operación Triunfo, ¿cuál es tu perspectiva? ¿Funciona esa escalera al éxito?

Todavía estamos en una sociedad en la que se valora mucho la meritocracia, pero lo que este musical refleja que pasa en Harvard sigue ocurriendo. El discurso de Samantha Hudson es muy inteligente, como todos los que tiene a la hora de aterrizarnos en la vida real. Hay que abrazar el fracaso y aceptar los errores. Si la sociedad no lo hace, creo que deberíamos asumirlo de manera individual por salud mental. Todavía se castiga al que se equivoca y lo cierto es que yo, que también pertenezco a la industria musical, sé que hay gente con mucho talento que nunca tiene una oportunidad de brillar. No es tan sencillo como esforzarse y que las puertas se abran. Eso es algo para lo que no estamos preparados.

Con la llegada de febrero se acaban sus días en Madrid, pero ¿habrá gira?

¡Ojalá! De momento no tenemos noticias, pero mí me encantaría. Yo hice la gira del musical Ghost y fue una de las experiencias más guays que he vivido nunca. Cada fin de semana estás en una ciudad y sientes que la gente viene con la energía de un estreno.