Este pueblo de Madrid parece detenido en el tiempo

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Hay pocos madrileños que no hayan oído hablar de este pueblo, sino lo han visitado ya. Y es que solo un puñado de localidades serranas pueden compararse a Patones de Arriba, uno de los mejores testimonios de arquitectura popular de la Comunidad de Madrid, arquitectura negra basada en la pizarra como material constructivo esencial que también podemos disfrutar en varios pueblos de la vecina Guadalajara en torno a la Sierra de Ayllón. 

Nos vamos al norte de Madrid para darnos una vuelta por este pueblo detenido en el tiempo, conocer más de cerca su adorable arquitectura, además de recorrer su precioso entorno natural a través de varios senderos.  

Patones de Arriba, un ‘reino’ serrano en Madrid

Patones de Arriba - Fuente: Depositphotos
Patones de Arriba – Fuente: Depositphotos

Cuando las historiadoras Olga Anabitarte y María Inmaculada Jiménez visitaron Patones en 1979 para escribir un artículo para la revista Narria: Estudios de artes y costumbres populares se encontraron un pueblo que ya era invadido por “los de Madrid” durante los fines de semana… ¡hace más de 40 años! Y es que “los de Madrid”, por lo visto, son “temidos” hasta en su propia casa. 

Cuatro décadas más tarde, algunas cosas han cambiado en Patones, y otras, menos… Aquellos “pocos y viejos habitantes” que se sentían “desilusionados y desengañados, prestándose muy poco a la charla o el saludo” y que no “tenían medios” para trasladarse a Patones de Abajo, han dado paso a una nueva generación que ve de otra manera a “los de Madrid”. Y es que actualmente podemos encontrar casi una decena restaurantes en Patones de Arriba, varios alojamientos, y hasta una tienda de productos naturales.

Lo que no ha cambiado mucho, más bien al contrario, es la invasión durante los fines de semana de la que tampoco escapan otros venerados pueblos serranos como La Hiruela. Pero es que Patones ofrece el escenario ideal para un paseo por la historia más singular de Madrid, aquella alejada del fervor capitalino. Solo los franceses se olvidaron de pasar por aquí en plena Guerra de la Independencia, ya que no venían de turismo, precisamente.  

Patones de Arriba - Fuente: Wikipedia
Casas en ruinas en Patones de Arriba – Fuente: Wikipedia

La ubicación de Patones de Arriba oculto en la montaña cuyo origen podría retrotraerse a la huida de varios vecinos de las zonas más bajas durante la invasión musulmana, tuvo como consecuencia, también, un evento más que curioso que aún deja perplejos a los historiadores: ¿Patones fue reino independiente? 

El historiador y viajero Antonio Ponz fue el primero que se refirió a esta historia en su obra Viaje de España publicado a finales del XVIII. Dice que Ponz que los patones mantuvieron sus costumbres y religión pese a la presencia de los “enemigos de la patria”, eligiendo de entre los vecinos a la persona de “más providad para que los gobernase”, y así se fueron manteniendo de siglo en siglo con un gobierno hereditario llamando a su cabeza “rey de Patones”.  

Medio siglo más tarde, Richard Ford contaba en su libro A hand book for travellers in Spain, que el último rey de Patones “renunció a su cargo para buscar en Madrid un mejor sustento a su vida”. ¿Un rey renunciando a su trono para buscar trabajo de verdad? Cosas que solo pasan en Patones.  

Recorriendo Patones de Arriba 

Patones de Arriba - Fuente: Depositphotos
Calles de Patones de Arriba – Fuente: Depositphotos

Solo por esta historia que mezcla realidad, ficción y un poco de chanza ya merece la pena acercarse a Patones de Arriba, la parte más antigua del municipio de Patones que está formado también por Patones de Abajo, pueblo que se forma en los “años del hambre” tras la Guerra Civil, cuando el aislamiento del pueblo de arriba se volvió en contra de sus habitantes. 

Pero antes de que vayas alegremente con el coche carretera arriba debes saber que hay numerosas restricciones para llegar a la parte alta del municipio por razones obvias: no hay espacio en sus calles para recibir tantos visitantes por lo que lo adecuado es dejar el coche en los parkings de Patones de Abajo.  

Desde aquí existen microbuses que suben arriba, aunque siempre que puedas se recomienda subir andando siguiendo la Senda Ecológica del Barranco, unos 45 minutos con un desnivel de 100 metros. Además, en esta senda puedes visitar algunas de las cuevas que se abren en las laderas de la sierra. 

Una vez que llegues al pueblo y visites la oficina de turismo que se ubica nada más llegar a la izquierda junto a la iglesia de San José, es momento de pasear entre sus encantadoras viviendas de pizarra, material que abunda en la zona. Incluso buena parte de las reconstrucciones que se han hecho en las últimas décadas por sus nuevos habitantes y propietarios han tratado de respetar el uso de este material que caracteriza al pueblo. 

Patones de Arriba - Fuente: Depositphotos
Casas en Patones de Arriba – Fuente: Depositphotos

Las viviendas tradicionales tenían al interior dado de llano de barro que servía como protección ante el frío, razón por la cual tenían escasos y pequeños vanos. En un principio, las viviendas eran de una sola planta, conviviendo personas y animales de acarreo, reservándose zonas auxiliares para el ganado lanar. Más tarde se empezaron a construir casas de dos plantas, siendo la planta inferior para las personas.  

Los lavaderos tradicionales y los hornos de pan son otros testimonios de la vieja Patones, como lo son las eras del norte, enlosadas de pizarra y separadas por muros de contención de baja altura. O los tinados y los arrenes que puedes visitar al noreste del pueblo, en la parte más alta.  

Varios de ellos en ruinas, los tinados eran espacios concebidos para cobijar los rebaños de ovejas y cabras mientras que los arrenes eran construcciones rectangulares también a base de pizarra, muro alto y sin cubierta ni divisiones internas: servían para sembrar el cereal y luego meter el ganado para que lo comiera. La existencia de estas construcciones nos muestra la importancia que llegó a tener la ganadería en este entorno. 

Senderos en el entorno de Patones 

Cárcavas - Fuente: Depositphotos
Cárcavas en Guadalajara, cerca de Patones – Fuente: Depositphotos

Además de disfrutar de la arquitectura popular de Patones, te aconsejamos que no pierdas la oportunidad de visitar su entorno natural para llevarte un panorama completo. Además de la propia senda que sube a Patones de Arriba desde Patones de Abajo puedes seguir ruta hasta Cancho de la Cabeza, siguiendo parcialmente el camino del GR-300 en su segunda etapa.

Se trata de una senda circular de poco más de 11 kilómetros y un desnivel de 600 metros que nos lleva a una de las mejores vistas de la zona desde el Cancho de la Cabeza donde podemos observar el embalse del Atazar.  

También te recomendamos que lleves el coche al aparcamiento del Pontón de la Oliva, a 5 minutos al noreste del pueblo por la M-102, pasando cerca de las ruinas de la ermita de la Virgen de la Oliva desde donde puedes hacer una magnífica ruta a las Cárcavas, ya en Guadalajara: un impresionante relieve que te puede recordar a Las Médulas

Patones de Arriba - Fuente: Depositphotos
Antigua ermita de la Virgen de la Oliva cerca de Patones – Fuente: Depositphotos

Y ya que hemos hablado del GR-300 puedes aprovechar si estás bien de tiempo (y de forma) para hacer alguna etapa del sendero más largo dentro de la Red de Sendas Verdes de la Comunidad de Madrid, que discurre en torno al embalse del Atazar. 

Se trata de la Senda del Genaro, que en su primera etapa te lleva de El Berrueco a Patones de Arriba en casi 10 kilómetros con un desnivel de subida de poco más de 300 metros. Y en la segunda etapa de Patones de Arriba a El Atazar por parte del tramo que hemos hecho antes: 15 kilómetros con un desnivel de subida de casi 1.000 metros, solo para senderistas en forma ya que es una etapa dura y larga. 

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