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El curioso museo de las relaciones rotas

“Cuando mi primer amor tuvo un accidente de moto creció en mí un temor a perderlo. Por eso guardé una de sus postillas, para clonarlo por si lo perdía”. Y ahora esa costra de casi 30 años de maduración es una de las “obras maestras” que exhibe con orgullo el curioso Museo de las Relaciones Rotas de Zagreb, uno de los museos más singulares del mundo, un guardián de la memoria del amor, de las heridas más profundas, aquellas que nunca cicatrizan del todo. 

Museo de las Relaciones Rotas: este amor existió 

Museo de las Relaciones Rotas
Puerta de entrada al Museo de las Relaciones Rotas de Zagreb – Fuente: Facebook / Museum of Broken Relationships

Vas caminando por la calle y te encuentras un montón de vinilos al lado de un contenedor. Hay de todo, desde Chris Isaak a Sex Pistols pasando por John Lennon. No tardarán en “volar”. Pero, ¿por qué no los puso a la venta en Wallapop o algo así? Y entonces caes en la cuenta: es fruto de una relación rota, no hay duda. La herida es fresca y no hay tiempo que perder: hay que deshacerse de todo lo que recuerde el dolor de un amor perdido. 

En esos momentos de duelo, en los que, a menudo, no somos capaces de gestionar las emociones de la forma más sensata, en los que nos dejamos llevar por los impulsos melodramáticos, no queremos saber nada de ese amor, queremos borrar a esa persona de nuestras vidas, como ahora se acostumbra a hacer en redes sociales: un día abrazados sonriendo al mundo y al día siguiente el vacío, como si esa etapa de nuestras vidas nunca hubiera existido.  

Pero, aunque la relación se haya roto de forma abrupta, aunque haya habido terceras, cuartas o quintas personas, aunque hayas colocado en tu dormitorio una diana con la foto de tu ex, ese amor existió, no podemos (ni debemos) borrarlo como en Instagram. Porque el amor es una energía demasiado intensa como para negarla, aunque esa energía se haya extinguido… pese a que nunca se extingue del todo.  

Museo de las Relaciones Rotas
Olinka Vištica y Dražen Grubišić en Shanghái en 2018- Fuente: Facebook / Museum of Broken Relationships

Porque del amor —y del odio, su némesis, el reverso tenebroso— surgen las mejores ideas, los grandes proyectos, las ilusiones que cambian mundos, empezando por el nuestro, por el de cada uno.

Y de ese amor quebrado, de esa relación rota, a Olinka Vištica y Dražen Grubišić les surgió una idea brillante: exhibir los objetos comunes de una relación rota para mantener su memoria, para mostrar al mundo lo singulares, ridículos, cursis, románticos y adorables que podemos ser cuando nos enamoramos; cuando hasta una repugnante postilla puede convertirse en la quintaesencia del amor romántico. Y, además, en objeto museable. 

Recomponiendo relaciones rotas a través de objetos bizarros 

Museo de las Relaciones Rotas
Un muñeco en el Museo de las Relaciones Rotas – Fuente: Facebook / Museum of Broken Relationships

Fue en 2003 cuando los artistas Olinka Vištica y Dražen Grubišić terminaron una relación sentimental de cuatro años. Como terminaron en “buenos” términos no hubo que arrojar los vinilos por la ventana, pero, aun así, tocaba el lastimoso ritual de dividirse las pertenencias: este cuadro para ti, y esta silla para mí, esta taza es tuya, esta película, mía. Pero qué hacemos con el muñeco que era de los dos

Esa es la pregunta que se hicieron Olinka y Dražen en relación a un conejo de juguete al que, como ritual, daban cuerda cuando uno de los dos regresaba a casa de un viaje, tal y como señala un reportaje del New York Times. Y entonces se encendió la luz: “¿No sería maravilloso que hubiera un lugar al que toda la gente en el planeta pudiera enviar objetos después de romper una relación?”. Y así surge la idea para el Museo de las Relaciones Rotas. 

Primero acudieron a amigos y conocidos que les fueron cediendo objetos asociados a exparejas, mostrándose la colección resultante por vez primera en 2006 en Zagreb, capital croata en la que vivían ambos. El éxito por tan inédita propuesta no se hizo esperar y la colección inició un tour mundial por diversos países, incluyendo Singapur, Filipinas, China o Estados Unidos sumando 200.000 visitantes. 

Y lo curioso es que muchos de los asistentes a la exposición no dudaban en acudir a la misma con más objetos que hacían crecer la colección en cada ciudad. Solo en Alemania se donaron más de 30 objetos en su exposición de 2007. Y Olinka y Dražen comprendieron que aquel proyecto era demasiado grande para viajar por el mundo: debían tener una localización fija

Museo de las Relaciones Rotas
Interior del Museo de las Relaciones Rotas – Fuente: Depositphotos

Pese a que intentaron por todos los medios conseguir financiación pública por parte del Ministerio de Cultura croata, los examantes y ahora socios no lograron el objetivo. Así que había que hacerlo sin contar con ayudas. Finalmente alquilaron un espacio cerca del Ayuntamiento de Zagreb, un lugar donde se celebran muchas bodas. Un aviso a navegantes. Y es que estos chicos no dan puntada sin hilo

Siete años después de que aquella ingeniosa idea se cociera sobre las cenizas de un amor extinto, el Museo de las Relaciones Rotas de Zagreb abría sus puertas. Y trece años después de su apertura ya suma más de 4.000 objetos de los que se exponen de forma permanente unos 70, continuando además con las exposiciones itinerantes y las colaboraciones con otros museos.  

Y hasta tienen una segunda sede en Los Ángeles después de que el abogado John B. Quinn —un “genio de los litigios”— se ofreciera a continuar con el espíritu del museo en la ciudad angelina. Y es que si hay una ciudad en el mundo que sabe mucho de relaciones rotas, y toda clase de escombros emocionales, esa es Los Ángeles.  

Un hacha, pastillas para gastritis y un sujetador 

Museo de las Relaciones Rotas
Interior del Museo de las Relaciones Rotas – Fuente: Facebook / Museum of Broken Relationships

Uno de los primeros objetos donados al museo en las exposiciones itinerantes fue una de las piezas más “codiciadas”, una suerte de Noche estrellada del museo: el hacha con el que una mujer destrozó los muebles de su expareja cuando la dejó por otra. “Dos semanas después de que él se fuera, volvió por sus muebles. Estaban pulcramente arreglados en pequeños pedazos y fragmentos de madera”. 

Pero la furia no es la única consecuencia de una relación rota, también lo son los dolores de tripa, como representan las pastillas para la gastritis de un donante. Se trata de un regalo de cumpleaños que recibió de un amor juvenil. Ambos detestaban el materialismo así que se hacían regalos “diferentes”. 

Un día, recibió un paquete extra grande de pastillas para tratar su gastritis con el siguiente mensaje: “Toma, tómalos cuando te pongas nervioso”. “La dosis más grande que tomé fue de 3 tabletas en una hora, y eso fue justo después de que rompimos”. 

Pero el Museo de las Relaciones Rotas no es solo una broma ingeniosa y una adorable colección de memoria sentimental, también acoge recuerdos de otra clase de relaciones, desde objetos vinculados a conflictos armados o terrorismo, a piezas relacionadas con la pérdida de un hijo. U objetos reivindicativos como un sujetador donado por una mujer tras someterse a una mastectomía

Si estás interesado en donar algún objeto, ponte en contacto con el museo, pero no te olvides de que ya no devuelven piezas, sobre todo después de que una persona reclamase que le devolviesen un cálculo biliar tras volver con su ex, el cual, se supone, lo había generado… Y es que, cuando llega el amor, ni la salud de nuestra vesícula nos detiene.



1 Comment

  1. Genial idea la del museo.Ptopongo hacer un taller de como mejorar en el amor y a ese taller traer algo de tu ex.Omeprazol ? No,cualquiero otra cosa .Me emcanta la idea.Gracias esto es creatividad si señor .chapo!

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