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¿Qué es el alipori y por qué lo sentimos?

¿Sabes lo que es el alipori? Esta singular palabra hace referencia a un sentimiento más común de lo que quizás puedas pensar: la vergüenza. El término es tan curioso que incluso su etimología resulta rodeada de cierto misterio.

Aprendemos hoy un poco más sobre él y nuestro comportamiento, averiguando qué es exactamente el alipori y cuál es la causa por la que lo sentimos e influye en nuestro comportamiento.

¿Qué es el alipori?

mujer con alipori
Mujer tapándose la cara/Foto: Unsplash

La primera referencia que se tiene del término alipori se remonta al año 1994, cuando aparece recogida en el CREA (Corpus Sincrónico de la Academia) tras haber sido usada en un par de periódicos madrileños y en un libro del escritor Alfonso Ussía. Pero el término comenzó a popularizarse hasta tal punto que, 20 años después, pasó a formar parte del Diccionario de la Lengua Española de la RAE, en el que alipori viene catalogado como una manera coloquial para denominar a la vergüenza ajena. Es decir, la vergüenza que se siente por lo que hacen o dicen otras personas.

Cuando hacemos referencia a sentir vergüenza ajena, hablamos de la sensación de rechazo, incomodidad y/o pudor que sentimos ante algo que dice o hace otra persona, lo cual podemos considerar ridículo, patético, embarazoso o bochornoso. Se trata de una emoción secundaria que se origina en un cúmulo de emociones primarias que sentimos en determinado contexto o entorno social.

¿Por qué sentimos vergüenza ajena?

Señor mayor
Hombre mayor tapándose la boca/foto: Unsplash

La vergüenza ajena es una emoción social directamente ligada con nuestras experiencias personales anteriores y nuestra capacidad de empatía; puesto que al tratarse de una emoción secundaria está íntimamente ligada a la socialización y el aprendizaje, así como a nuestras propias creencias personales. Por esos motivos, hay personas que ni se inmutan aunque vean a otra metiendo la pata o haciendo el ridículo, mientras que otras sienten alipori al instante ante una de esas situaciones.

Y es que en el momento en que las personas del entorno rompen alguna norma social o realizan una actividad susceptible de causar vergüenza ajena, el cerebro activa tu capacidad de empatía por medio de dos regiones: la corteza insular y el córtex de cíngulo anterior. Ambos se relacionan con emociones viscerales, entre las que se encuentra hacernos reaccionar para ponernos alerta ante lo que pudiera pasar de carácter imprevisto y hacerte sentir lo mismo que tú sentirías si estuvieras en el lugar de esa persona cuya actitud o comportamiento te causa alipori.

La paradoja de la vergüenza ajena se da porque, gracias a la empatía, comprendes y te sientes en la posición del otro, pero al mismo tiempo, provoca que te alejes del otro de manera emocional porque te produce rechazo lo que oyes o ver. Sin embargo, hay que considerar que, cuanto más vinculado te sientas emocionalmente a la persona que provoca la acción que te causa esa sensación, esta será mayor todavía, porque estás muy unida a ella y también sentirás temor por el posible daño a su imagen. La preocupación por el otro se sumará a todos los malestares anteriores.

Cómo controlar la vergüenza ajena

hombre
Hombre tapándose el rostro con las manos/Foto: Unsplash

Para lidiar con una sensación que, en ocasiones, puede resultar desproporcionada, hacerte sentir sumamente mal o resultar más molesta que el comportamiento de una persona que en determinado momento mete la pata o actúa de forma desinhibida sin que a ella le resulte ningún problema, hay una serie de pautas que se pueden seguir.

Primero se ha de procurar descartar los prejuicios negativos que se puedan poseer, además de aceptar a las personas como son y tener la mente abierta para aprender de nuevas situaciones. Asimismo, el sentido del humor es fabuloso para estas situaciones, pero no la ironía crítica ni los juicios de valor ni el rechazo.

Tal vez te estés perdiendo una situación divertida en la que todo el mundo está disfrutando por una excesiva corrección o tensión emocional. Relájate y aprende a sobrellevar las situaciones con una sonrisa y relativizando su importancia. ¿Realmente eso que oyes o ves es tan grave o tan importante como para que tú te sientas mal?

No obstante, si la vergüenza ajena te afecta en tu día a día y es una emoción que no eres capaz de gestionar o te limita a la hora de relacionarte con los otros, no dudes en consultar a un especialista para que pueda ofrecerte unas pautas a la hora de aprender su gestión emocional. No dejes que el miedo al ridículo, tuyo o de los otros, te condicione la existencia. Al fin y al cabo, todos cometemos errores y, por lo que respecta a las cosas que hacemos, nadie en esta vida es perfecto. Olvídate del alipori y disfruta de la vida en un entorno mucho más relajado.



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