José Luis Rodríguez Zapatero viajó ayer a Euskadi por última vez como presidente del Gobierno. Cuando se recuerde su mandato, el final de la violencia de ETA ocupará un lugar destacado, un acontecimiento histórico que Zapatero sacó ayer de la vorágine electoral de la jornada para sentenciar que es 'mérito de los vascos'. Lo hizo tras reunirse con el lehendakari, Patxi López, en la segunda visita de un presidente español a la Lehendakaritza desde que se restauró la democracia.
El Gobierno vasco se preocupó de que toda la visita tuviera un carácter ceremonial y de homenaje. Junto a López aguardaban a Zapatero seis ertzainas vestidos con el uniforme de gala a la entrada del Palacio de Ajuria Enea, la residencia del lehendakari. En la comparecencia posterior a la reunión con Patxi López, este cedió todo el protagonismo a Zapatero. 'He dedicado muchas horas como presidente del Gobierno a la lucha contra ETA, muchas horas de esfuerzo político al fin de la violencia. Me siento muy vinculado sentimentalmente a Euskadi', dijo el presidente emocionado, mirando a cámara.
Zapatero dejó ayer en segundo plano el protagonismo del candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, en el fin de ETA, en el que considera determinante la actuación de las Fuerzas de Seguridad o la renuncia forzada de la izquierda abertzale a la violencia. 'La victoria de la libertad es la victoria de Euskadi y de la inmensa mayoría de la sociedad vasca', proclamó. 'Si no hubiera habido esperanza por parte de los vascos, no se habría conseguido poner fin al terrorismo de ETA', remachó Zapatero.
El momento era propicio para reivindicar el proceso de paz de 2006. Tras aquella apuesta del Gobierno central y del PSE, López se convirtió en el primer lehendakari no nacionalista y aún hoy los socialistas conservan crédito entre los electores vascos. Según el último sondeo del CIS, el PSOE sólo ganará el día 20 en Euskadi y Catalunya. Los socialistas defienden que la ruptura del proceso por parte de ETA supuso el principio del fin para la banda. Ayer, Zapatero se reafirmó: nunca supuso pagar un precio político por la paz, pero demostró que 'la política puede contribuir a acabar con la violencia'.
'No se van a arreglar en diez días 40 años de violencia', advierte López
López retomó esta idea en su breve intervención. Según dijo, la 'apuesta decidida' de Zapatero ayudó a traer la paz a Euskadi. 'Serás siempre un gran presidente y un amigo de los vascos', le dijo. Ni rastro de los desencuentros de la legislatura que ahora acaba, cuando Zapatero negociaba la transferencia de competencias con el jefe de la oposición en Euskadi, el peneuvista Iñigo Urkullu. 'Es un asunto del pasado relacionado con los intereses de cada Gobierno', destacaron ayer fuentes de la Lehendakaritza. O de la petición pública de un congreso extraordinario en el PSOE el pasado mayo por parte de los socialistas vascos.
Las intervenciones de Zapatero y López también miraron al futuro. El presidente dijo haber palpado 'un nuevo ambiente' en su visita a Vitoria, pero advirtió de que la consolidación de la paz 'va a llevar tiempo'. Fue ahí cuando giró su discurso hacia López. 'Me siento orgulloso de la tarea que has empezado', dijo al lehendakari, del que destacó su liderazgo basado en 'la calma, la prudencia y el acierto'.
Patxi López aprovechó la reunión para informar a Zapatero de su ronda de contactos con todas las formaciones con representación en la Cámara de Vitoria. Tras escucharlo, el presidente del Gobierno mostró 'confianza' en el éxito del periodo que ahora comienza. A todas las fuerzas políticas, Zapatero pidió 'unidad', que sean 'positivas y que sumen'. Si lo hacen, 'dejarán una huella para tantas generaciones de futuro', les advirtió.
El presidente trasladó su 'pleno respaldo' al decálogo del lehendakari para el proceso de final de la violencia. Uno de sus puntos recogía el acercamiento a cárceles del País Vasco a presos de ETA si eso ayudaba a su reinserción, pero ambos rechazaron referirse a medidas concretas durante su intervención. 'Están en la mente de todos', aseguró López, que coincidió con Zapatero en que corresponderá al Gobierno que salga del 20-N abordarlas. 'No se van a arreglar en diez días de urgencia 40 años de violencia', dijo el lehendakari.
Ambos tuvieron un recuerdo para todas las víctimas de ETA. López se detuvo en el juez José María Lidón, de cuyo asesinato se cumplían ayer diez años.
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