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Filomena

La solidaridad que se cocina en Santa Eugenia: más de 7.000 menús diarios para las zonas desabastecidas

El popular barrio de Vallecas, en Madrid, se está volcando en la preparación y distribución de miles de menús destinados a algunos lugares de difícil acceso. La ONG World Central Kitchen ha desplegado toda su maquinaria para que aquellas personas que más lo necesiten tengan algo que poderse llevar a la boca.

Lucía Zujeros, una de las voluntarias de la ONG.
Lucía Zujeros, una de las voluntarias de la ONG. Pepa Muñoz

Había que actuar con rapidez. El centro de España estaba cubierto de nieve y centenares de trabajadores se vieron obligados a doblar, triplicar, cuatriplicar sus turnos. Eran esenciales y no esenciales. El capitalismo no entiende de meteorología. Las horas pasaban y muchos lugares permanecían incomunicados. La comida comenzaba a escasear en ellos mientras las máquinas quitanieves se afanaban en despejar las carreteras de mayor tránsito. Hospitales y residencias fueron la prioridad. Mientras tanto, en unas cocinas de Santa Eugenia, en el madrileño barrio de Vallecas, varios voluntarios trabajaban incansablemente. Son voluntarios de la ONG World Central Kitchen (WCK), comandada por el aclamado cocinero José Andrés, y que se despliega donde haga falta cuando se producen algunas situaciones sobrevenidas como el histórico temporal que asoló Madrid por unas horas.

El primer día que repartieron menús, calientes y fríos, lo hicieron a 7.000 personas. El martes 12 la cantidad aumentó en dos millares. Prevén que el viernes 15 de enero sea la última jornada en que su ayuda sea necesaria. "Ahí intentaremos dar unos 9.300 menús como último tirón", señala Olivier De Belleroche, el jefe de cocinas. Él mismo recibe la llamada de Público mientras pica un poco de cilantro: "Aquí se acerca gente de todo tipo, desde personas de casi 70 años hasta chavales que les tenemos que decir que no pueden quedarse porque son menores de edad. Hemos llegado a ser hasta 150 personas. Es un barrio que se ha volcado con nosotros".

Vallecas no iba a dejar que trabajadores que llevaban más de un día en el curro de forma continuada, dada la imposibilidad de que sus relevos llegaran al centro de trabajo, se quedaran sin una comida caliente. Pepa Muñoz es chef y propietaria de un restaurante en la capital: "A mí me llamó WCK durante la pandemia para liderar unas cocinas y ahora soy la representante de la ONG en España". Y es que las mismas cocinas que están utilizando ahora ya fueron usadas durante los peores momentos de la emergencia sanitaria: "Por aquel entonces, desde finales de marzo hasta mayo, dimos 62.000 comidas, pero en España ofrecimos hasta 3 millones", enfatiza la profesional.

Esta ONG se despliega en todos aquellos lugares en los que algún desastre natural desestabiliza la zona. "Hemos dado menús a sanitarios, bomberos, protección civil y gente que se ha quedado encerrada durante el fin de semana. Ahora la emergencia se ha extendido y también damos comida a residencias de ancianos y sus trabajadores, o a la UME y el Ejército, y también a los obreros que nos encontramos en los arcenes de las carreteras con grúas apartando los coches que se han quedado tirados", comenta Muñoz. Y continúa: "Somos chef y tenemos que dar de comer donde haga falta, cuando nos pagan pero también cuando no. Solo cocinamos, pero es lo que sabemos hacer y se lo brindamos a quien más lo necesita".

La logística, una pieza fundamental del engranaje de World Central Kitchen.
La logística, una pieza fundamental del engranaje de World Central Kitchen. Pepa Muñoz

El trabajo en equipo, imprescindible

La situación se ha estabilizado en las cocinas de Santa Eugenia. Ubicadas en la segunda planta de un popular mercado, 24 cocineros preparan el menú en dos turnos diferentes. "El primer día fue un horror porque solo éramos cuatro cocineros para las miles de comidas que teníamos que dar, pero es ahora cuando nos necesitan. Dentro de unos días todo esto habrá pasado, por eso tenemos que actuar rápido y cerca del sitio afectado para servir miles de comidas en pocas horas. Es nuestra filosofía", agrega Muñoz.

En este sentido, el trabajo en equipo es fundamental. Guillermo García es el encargado de gestionar la parte logística y a los voluntarios en Santa Eugenia: "Hay gente con trabajo y en el paro, mayores, jóvenes, de la zona y que viven en lugares más alejados, tanto hombres como mujeres… Son personas muy dispares que quieren ayudar", en sus propios términos. Así pues, sin la colaboración desinteresada de voluntarios que acudían al mercado de Santa Eugenia con sus todoterrenos, nada de esto hubiera sido posible.

La financiación de la ONG, señala García, procede de las donaciones que se realizan a nivel individual, la mayor parte de Estados Unidos. "Realizamos pedidos de comida a proveedores. El domingo, antes del primer reparto, fuimos nosotros mismos a Makro a prepararlo para que luego nos lo trajeran en furgonetas que pudieran acceder a la zona. Cualquier comercio minorista puede aportar lo que le parezca, pero sí es cierto que necesitamos ayuda económica porque las cantidades de los productos que utilizamos son enormes y eso nos permite valorar qué alimentos podemos comprar", enfatiza el voluntario.

El trabajo en las cocinas de la ONG.
El trabajo en las cocinas de la ONG. Pepa Muñoz

Cocineros y voluntarios: una familia

García recibe cientos de llamadas al día de gente que quiere colaborar: "Tienen muchas ganas y algunos sí vienen algo temerosos de qué se van a encontrar, pero luego ven que todo es muy fácil y cualquiera puede ayudar y se animan mucho más. Hay muy buen ambiente porque los que empezamos en abril ya somos como una familia". De Belleroche, chef profesional, insiste en este aspecto: "Intentamos que en la cocina esté gente que ya sepa un poco, pero hay muchos cocinillas que han estado por aquí, desde ingenieros hasta directores de empresas y publicistas, por ejemplo".

Los menús que cocinan de manera habitual constan de un tercio de verdura, otro de hidratos, y otro de proteína: "Ahora estamos haciendo unos muslitos de pollo ajardinados con salsa de verdura y unas albóndigas en salsa con patatas. Siempre lo damos con una pieza de fruta", añade el jefe de cocinas. Y tienen en cuenta a todo el mundo. En la Cañada Real, donde no pueden calentarse por la falta de electricidad que sigue dificultando el día a día de 4.000 personas, entregan sándwiches: "Lechuguita, embutido, queso, y una mezcla que hacemos nosotros entre mayonesa, kétchup y mostaza. Además, damos una tarrina con una ensalada de legumbres en vinagreta, como pasta, arroz y sémola", concluye el chef.

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