Este artículo se publicó hace 6 años.
SENTENCIA DE LA MANADAEl movimiento feminista inunda Pamplona: “Esta no es nuestra justicia ni nuestra paz"
Miles de personas participan en una multitudinaria manifestación convocada para protestar contra la sentencia de 'La Manada'. “Queremos decir bien claro que no se trata de un caso aislado, y también que debemos responder ahora y siempre”, afirmaron las organizadoras.
Pamplona--Actualizado a
Rabia, indignación y un grito atronador: "No estás sola. Nunca lo estarás". 48 horas después de que un tribunal condenase a los cinco integrantes de 'La Manada' como autores de un delito de “abuso sexual” —en lugar de violación, tal como reclamaban las acusaciones y la Fiscalía—, miles de personas han salido este sábado a las calles de Pamplona, la ciudad donde ocurrió todo, para mostrar su absoluto rechazo hacia una resolución judicial que ha provocado un terremoto de reacciones. El calendario señala que hoy es 28 de abril, pero el espíritu correspondía al 8 de Marzo.
La movilización —en la que según la Policía Municipal de Pamplona participaron entre 32.000 y 35.000 personas— partió desde uno de los escenarios centrales de esta historia: el Palacio de Justicia de Navarra, catalogado desde el pasado jueves al mediodía como “de Injusticia”. No en vano, allí dentro se dio a conocer el fallo judicial sobre lo ocurrido durante la madrugada del 7 de julio de 2016 en un portal de la calle Paulino Caballero, el lugar elegido por José Ángel Prenda, Ángel Boza, Jesús Escudero, Jesús Cabezuelo y Antonio Manuel Guerrero para violar a una joven de 18 años que habían conocido un rato antes, en plenos Sanfermines. Para ellos fue parte de la fiesta. Para ella significó el inicio de una pesadilla imborrable que, según han dictaminado dos jueces, no debe ser catalogada como “violación”. Incluso ha habido un tercer juez, Ricardo Javier González González, que ha considerado los hechos como “jolgorio”.
De ahí la rabia, la indignación y los gritos que este sábado retumbaron por Pamplona. Poco después de las 12.30, miles de personas iniciaron una marcha que recorrió el centro de la capital navarra entre críticas a la decisión adoptada por los jueces y mensajes de apoyo y solidaridad hacia la víctima de La Manada. Gritaron por ella, pero también por todas las otras víctimas de otras manadas. "No hay quien pueda juzgar nuestra palabra", se leía en la pancarta principal.
“Queremos decir bien claro que no se trata de un caso aislado, y también que debemos responder ahora y siempre”, afirmó a Público Irati Majuelo, integrante del Movimiento Feminista de Iruñea, el colectivo que un día antes había convocado esta movilización. El llamamiento circuló a gran velocidad y en menos de 24 horas se convirtió en una impresionante demostración de malestar ante una sentencia incomprensible. O quizás no tanto. “Desafortunadamente, ya estamos acostumbradas a que la justicia responda de este modo”, destacó Majuelo.
Así y todo, la resolución judicial sobre La Manada parece haber sido la gota que colmó el vaso de la rabia. Un vaso que llevaba mucho tiempo hasta el borde, tal como transmitió el movimiento feminista durante la histórica huelga del 8 de Marzo. “Sentimos una profunda indignación. Estamos viendo un fiel retrato del sistema judicial absolutamente patriarcal que tenemos”, resumió a este periódico Irene Otal, otra militante feminista que se implicó en la organización de esta gigantesca marcha.
La manifestación era una muestra de apoyo joven violada en Pamplona pero también a otras víctimas de otras manadas
El texto elaborado para llamar a esta movilización apuntaba en ese mismo sentido. “El sistema heteropatriarcal genera el caldo de cultivo necesario para perpetuar la violencia contra las mujeres, fomentando actitudes que lo único que hacen es facilitar una coartada a los agresores y sus cómplices, además de normalizar las agresiones sexistas”, advertían. Aportaban además un dato clave: “La mayoría de los casos de violencia no se denuncian, y no es por falta de sensibilidad o miedo a reconocer la agresión, sino porque la mayoría de las mujeres somos conscientes de lo que supone enfrentarnos a un procedimiento judicial”.
Esos mensajes también se dejaron ver en otros carteles que portaban las manifestantes. "Esta no es nuestra justicia"; "Nosotras somos la manada" o “Somos mujeres, no nos van a parar", rezaba un plástico negro levantado por varias mujeres vestidas de ese mismo color. También se escucharon consignas similares, coreadas a viva voz durante la marcha. "Esta no es nuestra paz", "Viva la lucha feminista" o "no es no, el resto es agresión", fueron algunos de los lemas de la manifestación. Allí había gente de Iruñea, pero también de otras ciudades. “Venimos a mostrar nuestra indignación; ya no es tiempo de callarse. Hoy queremos decir que el miedo va a cambiar de bando”, comentaba una manifestante proveniente de Bilbao.
"Machirulos con toga y sin toga"
La movilización concluyó en la Plaza del Castillo, donde las organizadoras hicieron público un manifiesto. “El sistema heteropatriarcal nos ha vuelto a demostrar en esta sentencia que todo está atado y bien atado. La injusticia patriarcal es un tentáculo más de este sistema, donde el mensaje que se nos manda a las mujeres es muy claro: nos quieren víctimas, calladitas, ocupando el lugar que ellos han diseñado para nosotras, queriéndonos dejar sin capacidad de respuesta y sin posibilidad de rehacer nuestras vidas”, reivindicaron.
Somos capaces de defendernos y estamos preparadas. No somos sumisas ni víctimas
En tal sentido, señalaron que “es imposible que una justicia abiertamente heteropatriarcal y que ejecuta leyes machistas y retrógadas pueda ni de lejos proporcionar un mínimo de justicia y reparación a ninguna mujer”. “Lo tenemos muy claro: no vamos a participar de un sistema que nos agrede, que nos mata —apuntaron—. Nosotras somos las únicas que decidimos sobre nuestros cuerpos. Cuando una mujer dice no es no, y no estamos dispuestas a que ningún machirulo se lo salte, con toga o sin ella”.
“Mujeres, tenemos que armarnos para hacerles frente. Por eso hacemos un llamamiento a la autodefensa feminista. Estamos rabiosas y lo vamos a demostrar. Somos capaces de defendernos y estamos preparadas. No somos sumisas ni víctimas. No queremos ser valientes, queremos ser libres”, afirmaron desde el kiosko de la Plaza del Castillo. En ese preciso instante, las miles de personas que escuchaban desde abajo respondieron con gritos y aplausos.
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