En mayor o menor medida, en casi todas las comunidades autónomas hay servicios concertados y hospitales gestionados por intereses privados. El caso canario es el ejemplo del desaprovechamiento de los recursos públicos.

La mala gestión de los servicios y la falta de voluntad del Gobierno de Canarias (CC y PP) son dos de las principales razones por las que 'para gestionar una lista de espera de 21.000 pacientes, los responsables de la Sanidad pública canaria están firmando conciertos con el sector privado. Lo que está claro es que sin esta inyección del dinero de todos, el sector privado tendría un futuro más negro', dice Bernardo Medina, de Intersindical Canarias.

También argumenta que esta estrategia, típica de gobiernos del PP, 'premia a los incompetentes, dándoles más dinero por venir a trabajar por la tarde o desviando los pacientes a sus consultas particulares, mientras que el trabajador de la pública que cumple los objetivos de su servicio se queda sin compensación'.

Modelo fallido

Medina añade que la fórmula de cooperación y convivencia entre la Sanidad pública y la privada ya se ha probado en otros países por gobiernos conservadores y se ha demostrado sus malos resultados. 'Nuestro trabajo seguirá enla línea de que se potencien buenos gestores que sepan sacar todo el provecho de una infraestructura pública de gran nivel, como la de Canarias'.

En una actitud más comprensiva 'pero siempre vigilante', el presidente del Sindicato Médico de Las Palmas, Isidro Rexahs, asegura que 'mientras la actividad privada sea un complemento y no un menoscabo de la pública, creemos que es necesaria y beneficiosa'. No obstante, declara su apoyo y la necesaria proyección de futuro del sector público: 'Lo primero es que la población reciba una atención médica perfecta'.