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Teo regresó a España en enero para trabajar como actor en el Teatro Español. Tras cuatro años en Argentina, la ciudad que se encuentra es idílica y su sector atraviesa un momento dulce. Un compañero lo recibe con los brazos abiertos: “En Madrid siempre hay alguna oportunidad. Es la capital internacional de la cultura en español, y eso se nota”.
Martín regresó a España en diciembre. Vino de vacaciones, pero le salió un curro que, en estos tiempos cicateros, no pudo rechazar: encarnar a Teo, un argentino que llega a la capital para trabajar en el Teatro Español. Aunque el Madrid que se encontró tres años después de dejarlo dista de la ficción anterior, por lo que al terminar el rodaje volvió por donde había venido.
No confundan a Teo con Martín ni viceversa, pese a que algunos renglones de sus biografías se superponen. El primero es el protagonista de Marta & Teo: una historia de amor en Madrid, un vídeo promocional encargado por el grupo municipal del Partido Popular para vender las bondades de la gestión de Ana Botella: una ciudad turística y de congresos con una ingente oferta cultural. Recién aterrizado, el personaje no da crédito y, tras cruzarse con varios gatos encantados de la vida, suelta: “Hace cuatro años, cuando me fui, estaba todo tan apagado; España estaba tan triste, tan gris. Y ahora ha cambiado”.
No puede estar más en desacuerdo Martín Gervasoni (Rosario, 1969), que no dudó en meterse en la piel de Teo porque, como le enseñaron en su día, es un actor, “y qué más da interpretar a un asesino que a un tío que anuncia un champú”. Ahora bien, cuando se sacude la sangre y la espuma, vuelve a ser Martín, que no se topó con una urbe ilusionante sino con “un Madrid muy parecido al Buenos Aires que había dejado tiempo atrás”. Víctima del colapso bancario, abandonó su país y probó suerte en Madrid, donde todo fue bien hasta que llegó la crisis y las luces de la ciudad se fueron apagando. En 2012, tras el cierre de su productora, no le quedó otra que volver a Argentina.
Sus idas y venidas pueden enredar el relato, cuyas primeras líneas remiten a la provincia de Santa Fe, donde nació a finales de los sesenta. El chaval quiere ser actor, hace sus pinitos en varios grupos de teatro y a los diecinueve se va a estudiar a la Escuela Municipal de Arte Dramático de Buenos Aires. Después de un sinfín de cortometrajes, anuncios publicitarios, cursos impartidos por Carlos Gandolfo y Pino Solanas, series de televisión y producciones propias, llega el momento de cruzar el charco. “Salí de una Argentina devastada, saqueada por todos los lados, con el FMI enriqueciéndose y nosotros empobreciéndonos”. El corralito.
El aterrizaje forzoso le condujo en 2002 a un Madrid de oportunidades, donde no faltaba trabajo, rememora. “Lamentablemente, todo eso fue desapareciendo a partir de la asunción del PP, hasta el punto de que los cachés bajaron muchísimo. El IVA al 21% te resta todas las posibilidades, porque la ganancia que antes te daba para vivir ahora se la entregas al Gobierno para que salve a los bancos, y luego los bancos no te dan nada”. Gervasoni, que había protagonizado la comedia de la ETB Mi querido Klikwsky y formado parte del elenco de las series Los 80 y Los Exitosos Pells, se vio forzado a desmantelar Bang Bang Producciones, que codirigía con el actor Diego Molero.
“Madrid era maravillosa, pero fue arrasada culturalmente”, afirma al otro lado del teléfono Martín, que aquí siempre ha hecho de argentino. “Llegué en la época Darín, cuando todos los que veníamos éramos muy buenos, no sólo él. Ricardo nos abrió la puerta, aunque después nosotros tuvimos que ofrecer algo”. Él hizo animación infantil, despedidas de soltero y actuaciones callejeras hasta que fueron surgiendo otras oportunidades. Cuando mejor iba todo, “nos destrozó la subida del IVA y pasé a ser simplemente un actor”; un actor tres en uno que escribía y dirigía para ahorrarse dos jornales. Su madre había enfermado y la crisis, anegado la profesión. Tocaba regresar: lo único que se llevó de vuelta fue a la actriz Kyrana Gallego, su pareja, con la que actualmente recorre Argentina representando espectáculos para niños.
Tres años después se cruzó con Teo, el del anuncio. “Fue una gran coincidencia. Me vine de vacaciones y un amigo me ofreció un papel que había rechazado porque él decía que no trabajaba para la Iglesia ni para el Partido Popular”, recuerda. “Cuando vi el guion, me dio un poco de repelús, mas yo vivo de interpretar a diferentes personajes y éste era otro más”, reconoce el intérprete rosarino, que defiende su actuación. “Hicimos un buen trabajo y, pese a que no estoy de acuerdo con lo que vende, lo que hay detrás del spot es un problema del PP. Yo no me he traicionado ideológicamente, aunque preferiría tener el dinero suficiente para poder haber dicho que no”. Desconocemos cómo le va a Teo en el Teatro Español, pero cabe imaginarse que, como Bartleby, el también preferiría no hacerlo.
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