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El Gobierno traslada a la FAES de Aznar toda la responsabilidad por el caso del 'pequeño Nicolás'

ANA PARDO DE VERA

El Gobierno reniega completamente de Francisco Nicolás Gómez Iglesias, el pequeño Nicolas. Más concretamente, lo hace la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, que en público, eleva una media sonrisa y remite a los comunicados de su departamento, del CNI o de la Casa Real cuando le preguntan por el extravagante personaje que continúa siendo una incógnita. En privado, jura y perjura que 'en su vida' ha visto a Gómez Iglesias a su lado, lo cual no quiere decir que no haya estado con él y hasta se haya hecho una foto sin ser consciente de lo que el futuro deparaba a este 'conseguidor', para los más benévolos, y 'estafador trastornado', para el resto.

Sin embargo, la mano derecha de Mariano Rajoy en el Ejecutivo es consciente del interés y el morbo que despierta el pequeño Nicolás entre la opinión pública y de todas las incógnitas que siguen en el aire tras las tres entrevistas dadas por éste a medios de comunicación (una en El Mundo y dos en Telecinco, la última el sábado por la noche con nuevo récord de audiencia) Por eso, ha decidido tirar por la calle de en medio, aseguran fuentes muy cercanas a la portavoz y ministra de Presidencia, y, aparte de la estrategia judicial (querella de la Abogacía del Estado contra el pequeño Nicolás a instancias del CNI), pretende cobrarse dos piezas para acallar esta polémica. Primero, Sáenz de Santamaría busca un cese o dimisión forzada en el cargo de la Secretaría de Estado de Comercio que ocupa Jaime García-Legaz.

García-Legaz, aun con el apoyo de De Guindos, podría dimitir esta semana si el 'caso Nicolás' no se desinfla Es probable que la vicepresidenta ni siquiera tenga que presionar demasiado al ministro de Economía, Luis de Guindos, de quien depende García-Legaz. En el entorno de éste aseguran que el también exsecretario general de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), presunto think tank del PP presidido por José María Aznar, está 'machacado' por este asunto, que ha afectado también a su vida personal tras publicarse los mensajes intercambiados entre él y Gómez Iglesias. Las fuentes consultadas en este ámbito señalan que García-Legaz, aunque tiene el apoyo de Luis de Guindos, podría dimitir esta semana si el caso Nicolás no se desinfla. De momento, el secretario de Estado ha cancelado parte de su agenda de los próximos días.

Por otro lado, la vicepresidenta y el Gobierno están derivando en FAES toda la responsabilidad de haber introducido en los círculos de poder institucional y empresarial al pequeño Nicolás. 'Allí empezó, allí creció y allí se consolidó' cuando dio el paso al Gobierno y a la Casa Real de la mano del secretario de Estado de Comercio, ex número dos de la fundación que preside Aznar y que ahora continúa figurando en el Patronato de FAES como vocal. Por lo que no está dispuesta a pasar la vicepresidenta es por que se apunte a que ella también abrió la puerta de las instituciones a Gómez Iglesias, tal y como éste asegura y dice tener pruebas.

El malestar en el entorno de Aznar por esta estrategia de La Moncloa es palpable, aunque no sorprende: las malas relaciones entre expresidente y sucesor -y por extensión, entre FAES y el Gobierno y la cúpula actual del PP- son un secreto a voces y se manifiestan una y otra vez con los asuntos catalán o la política antiterrorista, entre otros. El presidente de FAES carga una y otra vez contra las políticas de Rajoy y la fundación, lejos de ser el laboratorio ideológico del PP (como en la etapa de Gobierno de Aznar), ha pasado a convertirse en una oposición en toda regla a las políticas del Ejecutivo. La puesta en escena de Rajoy y Aznar, charlando animadamente en la clausura de los cursos de FAES de este verano, han pasado al olvido y a 'la falta de credibilidad más absoluta', subrayan los interlocutores de este diario. El expresidente del Gobierno es consciente de que, desde La Moncloa y el PP de María Dolores de Cospedal, tratan de volcar en su etapa de poder todas las responsabilidades por la Gürtel, la financiación ilegal o, ahora, por el pequeño Nicolás.

Quien, de momento, no ha tomado partido en este asunto es el presidente del Gobierno. Mariano Rajoy tiene una buena relación con Jaime García-Legaz, y, sobre todo, con su suegra, que ha sido la secretaria personal del líder conservador en el partido. Rajoy estuvo con su mujer Elvira Fernández en la boda del secretario de Estado de Comercio cuando era número dos de FAES y diputado por Murcia y allí coincidió con Aznar y Ana Botella, cuando ya las relaciones entre el ex y el actual presidente estaban muy deterioradas, lo que dio lugar a varios titulares. Era enero de 2009 y no hacía ni un año que Rajoy había perdido por segunda vez las elecciones contra José Luis Rodríguez Zapatero. Pero no dejó el liderazgo del PP, a pesar de los esfuerzos de quien le nombró para que lo hiciese. 

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