Unos 300 indignados del movimiento 15-M (ver especial), la mayoría de ellos estudiantes, han montado un picnic reivindicativo ante la sede del Partido Popular de Catalunya en Barcelona, situada en la calle de Urgell y fuertemente custodiada por los Mossos d'Esquadra. Allí, los manifestantes han escenificado un funeral en el centro de la calle.

Ésta fue cortada al tráfico para el entierro (con cura, ataúd y plañideras incluidas), en el que han simbolizado la muerte de la educación pública, con muchos de los estudiantes vestidos de luto.

Con cánticos como 'universidad, pública y de calidad', 'el pueblo unido funciona sin partidos', 'gracias a vosotros mi futuro no existe', 'esto es lo que pasa con un gobierno facha', 'menos policía y más educación', los estudiantes, provistos de fiambreras, bolsas de comida con fiambres y barras de pan, se han sentado a la sombra de los árboles de la calle y se han puesto a comer bajo la atenta mirada de policías y periodistas.

Los estudiantes han llegado hasta la sede del PPC en manifestación desde la plaza de Catalunya, desde donde han salido un centenar de indignados a los que se han ido sumando otros manifestantes hasta alcanzar la cifra de varios centenares, que son los que se han concentrado ante la sede del partido conservador.

Durante la concentración y antes de iniciarse el pícnic, se ha producido un momento de tensión con un grupo de Mossos d'Esquadra de paisano, que han sido reconocidos como policías por los manifestantes. 'Provocadores', 'no sois funcionarios sois mercenarios', les han gritado, ante lo que los policías de paisano han optado por retirarse del lugar.

Uno de los manifestantes ha arrojado dos pequeños globos con pintura verde que han sobrevolado por encima de las furgonetas de los Mossos que protegen las oficinas del partido sin alcanzar su objetivo. Los manifestantes han reprochado al joven que ha arrojado los globos su acción, que no se ha vuelto a repetir.

Desde una de las más de veinte furgonetas de los Mossos d'Esquadra estacionadas en la calle Urgell, la policía catalana ha izado un mástil equipado con una cámara de vídeo que ha registrado en todo momento la concentración y el picnic reivindicativo de los estudiantes. Sentados en la calzada, las aceras y los bordillos, los indignados del 15-M han sacado sus fiambreras y bocadillos y han improvisado durante más de una hora una comida popular, ante el asombro del vecindario.

Un grupo de indignados ha entregado hoy en la Fiscalía de Barcelona las más de 400 firmas que han recogido en los últimos días en apoyo a su denuncia para que se investiguen los recortes en salud acordados por el gobierno catalán, al estimar que tienen como objetivo privatizar el servicio. 

Coincidiendo con el primer aniversario de la eclosión del movimiento de indignados, un grupo de representantes del 15-M se ha personado esta mañana ante la sede de la Fiscalía en Barcelona, donde han entregado las más de 400 firmas recogidas en los últimos días en apoyo a su demanda, que formalizaron el pasado marzo. 

Según han informado a Efe fuentes judiciales, la denuncia ya ha sido archivada, al considerar que no se pueden investigar por vía penal unos recortes que han sido validados en el Parlament.  No obstante, según las mismas fuentes, una parte del contenido de la denuncia sí que se investiga en Tarragona, en concreto sobre las supuestas incompatibilidades del presidente del Consejo de Administración del ICS, Josep Prat, que compaginó su cargo con otras empresas del sector.

A las puertas de la Fiscalía, los indignados también han escenificado un cementerio, con tumbas y cruces de cartón pintadas en negro, para denunciar las muertes anónimas que consideran que han provocado y seguirán provocando los recortes en sanidad.  La denuncia contra los recortes en Sanidad fue presentada a la Fiscalía el pasado 21 de marzo, impulsada por plataformas como Democracia Real Ya, asociaciones de vecinos, la Liga del Síndrome de la Fatiga Crónica y la escritora Rosa Regàs, entre otros. 

En el texto, los indignados pedían que la fiscalía abriera una investigación ante los recortes en la sanidad catalana, ya que entienden que el deterioro sufrido no se explica sólo como una consecuencia de la crisis económica sino que pretende la privatización del sector.

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